Francia y una apuesta arriesgada con público en las tribunas

Mientras que la mayoría de los espectáculos deportivos se han reanudado a puertas cerradas, Francia ha experimentado el regreso paulatino del público a las tribunas y Roland Garros será una prueba clave en ese sentido.

El certamen parisino de tenis, a disputarse desde el 21 de septiembre al 11 de octubre, permitirá el ingreso de una reducida cantidad de personas a los partidos, a pesar del rebrote en la ciudad y en distintos puntos del continente europeo.

El máximo que permite el gobierno francés para estos eventos es de 5 mil personas. Esa cantidad de gente será la habilitada para los estadios principales: Philippe Courtier y Suzanne Lenglen. El máximo de espectadores es de 20 mil, por lo que la capacidad estará al 25%.
La otra cancha que tendrá actividad es la Simonne-Mathieu que, al ser más pequeña, solo contará con 1500. Por ende, unas 11.500 personas por día asistirán a los partidos del torneo.

Dentro del complejo será obligatorio el uso de tapabocas y todos los acreditados deberán someterse a testeos.
Los tenistas serán hisopados antes del certamen y nuevamente a las 72 horas. Lo mismo sucederá cada 5 días mientras dure su participación. Además se alojarán en dos hoteles reservados por la organización.

En los amistosos de fútbol ya hubo público hace más de un mes.

Francia ya había avanzado en este aspecto en los partidos de fútbol, donde también se habilitó la presencia de un máximo de 5 mil personas en el estadio con distanciamiento social entre las butacas.
En un contexto donde la pandemia de coronavirus está lejos de haber mermado, el país europeo decidió arriesgarse en pos del espectáculo y de la actividad económica. Algunos eventos intentaron suplir la falta de público con sonido ambiente grabado, pero eso solo alcanzó para cubrir el primer aspecto. Sin gente en los estadios no hay ingresos para clubes y torneos.

El mínimo de 5 mil personas supone al menos un movimiento de dinero que, para las autoridades sanitarias francesas, no genera un gran riesgo de contagio.
Sin dudas, Roland Garros será un ensayo bisagra para todos los espectáculos deportivos por venir en el mundo.


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