Flamiche sin gluten: la tarta salada francesa que se puede disfrutar sin culpa y con todo el sabor
Crujiente, cremosa y con el puerro como protagonista, esta versión sin gluten del clásico del norte de Francia combina elegancia, simpleza y un resultado irresistible.
Flamiche sin gluten: la tarta salada francesa que se puede disfrutar sin culpa y con todo el sabor
Crujiente, cremosa y con el puerro como protagonista, esta versión sin gluten del clásico del norte de Francia combina elegancia, simpleza y un resultado irresistible.
Lista de Ingredientes
masa para tarta sin gluten: 1 unidad
puerros: 4
manteca: 30 gramos
huevos: 2
crema: 200 ml
queso rallado: 100 gr
Sal, pimienta y una pizca de nuez moscada: al gusto
Las tartas saladas tienen un encanto especial, y la flamiche es una de las más queridas de la gastronomía francesa. Originaria de la región de Picardía, se caracteriza por su masa dorada y su relleno de puerros suaves y cremosos. Pero esta vez llega en una versión sin gluten, ideal para quienes buscan una opción apta para celíacos sin resignar sabor ni textura.
Inspirada en la tradicional flamiche aux poireaux, esta receta conserva su esencia: una base crujiente y un relleno que combina huevos, crema y puerros cocidos lentamente. La diferencia está en la masa, elaborada con harinas sin gluten que logran un resultado liviano y sabroso.
Preparación de la «flamiche» sin gluten
- Limpiar bien los puerros y cortarlos en rodajas finas.
- Derretir la manteca en una sartén y cocinar los puerros a fuego medio con una pizca de sal durante 15 a 20 minutos, hasta que estén tiernos.
- Precalentar el horno a 180 °C. Si se desea una base más firme, precocinar la masa durante 10 minutos.
- Batir los huevos con la crema, sal, pimienta y nuez moscada.
- Incorporar los puerros cocidos y el queso, si se usa.
- Verter la mezcla sobre la masa y hornear durante 30 a 35 minutos, hasta que esté dorada y el relleno cuajado.
- Dejar reposar unos minutos antes de cortar y servir.
Cómo conservarla y servirla
La flamiche sin gluten se mantiene perfectamente hasta tres días en heladera, en un recipiente hermético. Puede recalentarse a horno suave para recuperar su textura crujiente o comerse fría, acompañada de una ensalada fresca o un vino blanco liviano.
No se recomienda congelarla, ya que la textura del relleno puede alterarse.
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