GyP embolsó 5 millones de dólares por salir de un yacimiento en Vaca Muerta

Fue por al venta de su participación en Aguada Federal. Fueron 17,6 millones de dólares pero canceló deudas por 12,6 millones. La operación se cerró en un momento de urgencias para la provincia.

Después de un fuerte hermetismo, ayer se conoció que la petrolera provincial Gas y Petróleo del Neuquén (GyP) embolsará 5 millones de dólares por la venta de su porción en el yacimiento Aguada Federal. La transacción, por el 10% de participación y la titularidad de la concesión no convencional hasta 2033, se cerró en 17,6 millones de dólares, pero la operadora debía 12,6 millones por inversiones atrasadas.

GyP ni sus exsocias Wintershall y ConocoPhillips comunicaron al respecto. Según informaron desde el gobierno provincial a RÍO NEGRO la operación estaba en marcha antes de la declaración de la pandemia. No se aclaró el destino de los fondos, pero la negociación se completó en momentos donde el único accionista de GyP, la administración provincial, tiene graves problemas de recaudación por la parálisis del coronavirus.

El movimiento volvió a desatar críticas al objeto de la operadora provincial. Como reseñó este medio ayer, el yacimiento Aguada Federal surgió de un desprendimiento de otro bloque, Aguada del Chañar, en 2013 y fue emblemático porque allí se gestó el nacimiento provincial de Vaca Muerta.

Hoy, siete años después, GyP no tiene participación en ninguno de los dos bloques. Pero desde entonces, y solo por Aguada Federal, la petrolera provincial embolsó 77,6 millones de dólares.

La historia detrás del yacimiento resulta para los más memoriosos muy atractiva. Fue apenas cinco meses después de la nacionalización del 51% de las acciones de YPF cuando, el exgobernador Jorge Sapag, anunció la perforación del primer pozo no convencional de GyP en Aguada del Chañar, junto a la estatal Enarsa.

En números

US$ 7.300
es el valor de acre, medida de superficie, que pagaron Wintershall y ConocoPhillips, las socias de GyP.

En la presentación se prometía el inicio de la era de la abundancia shale. Fue incluso antes del acuerdo YPF-Chevron y significó un suerte reactivación provincial de la industria, en un momento de crisis para el sector.

Finalmente la historia de aquel pozo quedó guardada los capítulos más efímeros de los no convencionales porque la famosa formación Quintuco arruinó los planes.

En el sitio web de GyP se informa que tiene participación o reserva en 107 áreas. Solo en un puñado de ellas aún tiene participación con el modelo de acarreo. La mayoría son bloques exploratorios. La petrolera provincial, fundada en 2008, fue consiguiendo asociaciones para las áreas que le asignó la Provincia y saliendo de ellas cuando el peso de la inversión era demasiado para su talla.

En cada salida pudo rentabilizar sus participaciones y, en no pocas oportunidades, asistió con esos fondos al Tesoro provincial. Por eso no sería extraño que ante la crisis intensiva que atraviesa la provincia, en consonancia con el país y el mundo, pueda repetirse el modelo que ya probó su resultado.


Análisis: De herramienta de Estado a gastos corrientes


El surgimiento de Gas y Petróleo del Neuquén (GyP), en 2008, se justificó con el propósito de ampliar la apropiación que el Estado neuquino tenía de la renta petrolera, acotada hasta entonces a las regalías y la renegociación de contratos. Si bien sus expectativas iniciales, cuando coqueteaba con cotizar en la Bolsa de Valores, se diluyeron con el paso del tiempo, siempre fue un buen salvavidas de la administración provincial. Una virtud empañada por ciertos caprichos difíciles de comprender, como la compra de aviones o helicópteros, y por quedar fuera del alcance del control de los ingresos y gastos públicos.

Como fuese, al final del día, el propósito oficial de su creación parece cumplirse. Ahora, también resulta válido preguntarse sí el objetivo de tener una petrolera y poner en juego recursos naturales de largo plazo, se traduce en cubrir los gastos corrientes de un Estado presente pero sobredimensionado. Lo cierto es que también las regalías cubren los gastos generales y una pandemia parece ser un momento que no ofrece demasiadas resistencia para el criterio de oportunidad.

Con el diario del lunes vemos, otra vez, una gran oportunidad de largo plazo desperdiciada. Uno de los ejemplos más gastados es la creación un verdadero fondo anticíclico que no solo sea paraguas para la urgencia salarial del Estado. No resultaría extraño que volvamos a ver en el futuro inmediato operaciones similares porque la herramienta, en términos estrictos del negocio, parece ser muy efectiva. Quedará, por enésima vez, esperar para saber sí la lección fue aprendida o, por el contrario, será la urgencia la que siga mandando en el mapa de Vaca Muerta.


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