“Hablemos claro”

Por estos días, cuando todos hablan de Lázaro Báez y Cristóbal López, hay quienes todavía se animan a su defensa a ultranza, posiblemente tratando de formar un escudo que proteja a quien se señala, al menos por Federico Elaskar, como la primera lavadora del país. También se sigue adelante, en Brasil, con el casi inevitable juicio político a Dilma Rousseff por el mayor caso de corrupción a manos de Petrobras, que casualmente es una empresa del Estado y nuestro mayor socio comercial. Este caso, el “Lava Jato” alcanzaría a funcionarios de alto rango y empresarios de nuestro país. A los que hablan favorablemente de la corrupción, entre otros los periodistas Brancatelli, V. H. Morales y el exjuez de la Suprema Corte E. Zaffaroni, quien probablemente junto a H. Verbitzky hayan sido los mentores de la hoy dividida sociedad que tenemos, defendiendo a ultranza la injusta detención de Milagro Sala, denunciada en casos probados de un estado paralelo de corrupción, asociación ilícita, estafa al Estado nacional, quien probablemente sea también autora intelectual y/o material de la muerte de al menos dos militantes de la juventud radical. Y a los periodistas que aprovechan con mucha picardía los medios públicos para exacerbar a los que siguen comprando el “relato populista” con la propaganda enfatizada sobre los aumentos en la canasta familiar, los servicios y el transporte, me permito, con el mayor de los respetos, decirles que se están olvidando de que muchos exfuncionarios, conjuntamente con amigos del poder, formaron la mayor banda que se recuerde en la historia de nuestro país. Hoy está presa Milagro Sala y corrió la misma suerte Ricardo Jaime y su asesor Manuel Vázquez, estos últimos por corrupción y estafa al Estado en la compra irregular de trenes a España y Portugal por la módica suma de 233 millones de euros y sumando a ello la posterior tragedia de Once; pero no puedo dejar de nombrar a los que nos estafaron con el PAMI, con la venta indiscriminada y sistematizada de remedios a 7.500 afiliados fallecidos, cifra que hoy alcanzaría a 200.000, con una pérdida consolidada para el Estado por más de 5.000 millones de pesos; el negocio de la efedrina a manos de los hermanos Zacarías y sus respectivos jefes; el caso Ciccone a manos de Boudou, sueños compartidos con Hebe de Bonafini y los hermanos Schoklender por la módica suma de $ 1.200 millones, y los dos más sobresalientes: Cristóbal López, no por evasión de $ 8.200 millones sino por quedarse con esa suma del Estado por ser agente de retención, y Lázaro Báez con un recuento de sumas varias veces millonarias, algunas ya detectadas en Estados Unidos y Suiza, más un precedente condenatorio de haber cobrado por parte del gobierno K la módica suma de 650 millones de dólares durante los doce años de gobierno por obras públicas sin realizar y muchas inconclusas. Se podrían seguir enumerando más casos de corrupción y estafa al Estado, que en definitiva somos nosotros, por eso hoy el reclamo más fuerte de la sociedad está en la cárcel para los corruptos, con embargos y recupero de los bienes sustraídos. Hay estudios muy serios y excelentemente fundamentados que indican que desde los años 60 a la fecha la corrupción y estafa al Estado se cobró la módica suma de tres fortunas país, entendiendo que cada fortuna es equivalente a un PBI (producto bruto interno), conjunto de bienes y servicios que se producen en un país durante un año. Ahora se entiende por qué no somos Finlandia o Suecia o cualquiera de los países del Primer Mundo, donde hay mejores sueldos, mejor salud, mejor educación, servicios esenciales para todos, una sociedad mejor organizada, libre de droga y delincuentes, mejores rutas, mejores hospitales, mejores empresarios y mejores personas. Bueno, en definitiva, si seguimos defendiendo la corrupción, seguiremos privándonos de vivir como realmente nos merecemos y seguiremos pagando la falta de esa gran oportunidad que nos transporte hacia la verdadera libertad y fraternidad que tanto necesitamos. Silvano Giacolla Caruso DNI 8.119.34 Cinco Saltos

Silvano Giacolla Caruso DNI 8.119.34 Cinco Saltos


Por estos días, cuando todos hablan de Lázaro Báez y Cristóbal López, hay quienes todavía se animan a su defensa a ultranza, posiblemente tratando de formar un escudo que proteja a quien se señala, al menos por Federico Elaskar, como la primera lavadora del país. También se sigue adelante, en Brasil, con el casi inevitable juicio político a Dilma Rousseff por el mayor caso de corrupción a manos de Petrobras, que casualmente es una empresa del Estado y nuestro mayor socio comercial. Este caso, el “Lava Jato” alcanzaría a funcionarios de alto rango y empresarios de nuestro país. A los que hablan favorablemente de la corrupción, entre otros los periodistas Brancatelli, V. H. Morales y el exjuez de la Suprema Corte E. Zaffaroni, quien probablemente junto a H. Verbitzky hayan sido los mentores de la hoy dividida sociedad que tenemos, defendiendo a ultranza la injusta detención de Milagro Sala, denunciada en casos probados de un estado paralelo de corrupción, asociación ilícita, estafa al Estado nacional, quien probablemente sea también autora intelectual y/o material de la muerte de al menos dos militantes de la juventud radical. Y a los periodistas que aprovechan con mucha picardía los medios públicos para exacerbar a los que siguen comprando el “relato populista” con la propaganda enfatizada sobre los aumentos en la canasta familiar, los servicios y el transporte, me permito, con el mayor de los respetos, decirles que se están olvidando de que muchos exfuncionarios, conjuntamente con amigos del poder, formaron la mayor banda que se recuerde en la historia de nuestro país. Hoy está presa Milagro Sala y corrió la misma suerte Ricardo Jaime y su asesor Manuel Vázquez, estos últimos por corrupción y estafa al Estado en la compra irregular de trenes a España y Portugal por la módica suma de 233 millones de euros y sumando a ello la posterior tragedia de Once; pero no puedo dejar de nombrar a los que nos estafaron con el PAMI, con la venta indiscriminada y sistematizada de remedios a 7.500 afiliados fallecidos, cifra que hoy alcanzaría a 200.000, con una pérdida consolidada para el Estado por más de 5.000 millones de pesos; el negocio de la efedrina a manos de los hermanos Zacarías y sus respectivos jefes; el caso Ciccone a manos de Boudou, sueños compartidos con Hebe de Bonafini y los hermanos Schoklender por la módica suma de $ 1.200 millones, y los dos más sobresalientes: Cristóbal López, no por evasión de $ 8.200 millones sino por quedarse con esa suma del Estado por ser agente de retención, y Lázaro Báez con un recuento de sumas varias veces millonarias, algunas ya detectadas en Estados Unidos y Suiza, más un precedente condenatorio de haber cobrado por parte del gobierno K la módica suma de 650 millones de dólares durante los doce años de gobierno por obras públicas sin realizar y muchas inconclusas. Se podrían seguir enumerando más casos de corrupción y estafa al Estado, que en definitiva somos nosotros, por eso hoy el reclamo más fuerte de la sociedad está en la cárcel para los corruptos, con embargos y recupero de los bienes sustraídos. Hay estudios muy serios y excelentemente fundamentados que indican que desde los años 60 a la fecha la corrupción y estafa al Estado se cobró la módica suma de tres fortunas país, entendiendo que cada fortuna es equivalente a un PBI (producto bruto interno), conjunto de bienes y servicios que se producen en un país durante un año. Ahora se entiende por qué no somos Finlandia o Suecia o cualquiera de los países del Primer Mundo, donde hay mejores sueldos, mejor salud, mejor educación, servicios esenciales para todos, una sociedad mejor organizada, libre de droga y delincuentes, mejores rutas, mejores hospitales, mejores empresarios y mejores personas. Bueno, en definitiva, si seguimos defendiendo la corrupción, seguiremos privándonos de vivir como realmente nos merecemos y seguiremos pagando la falta de esa gran oportunidad que nos transporte hacia la verdadera libertad y fraternidad que tanto necesitamos. Silvano Giacolla Caruso DNI 8.119.34 Cinco Saltos

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