“Hay algo que no está como debiera”

El día 19 de junio del corriente año, alrededor de las 24, con temperaturas bajo cero y densa neblina, en el barrio Los Tordos de Cipolletti un grupo de vecinos recibió actas contravencionales por parte de la Dirección de Tránsito y Transporte. El motivo: estacionados a contramano. Los conductores en su mayoría dormíamos, razón por la que la sigilosa patrulla de tránsito asentó: ausentes. Imaginemos lo que significa un procedimiento de esas características a esas horas de la noche, que fácilmente puede confundirse con un proceder sospechoso y atemorizante. Días después, todavía anonadados, en una reunión de vecinos del barrio supimos que fuimos muchos los sorprendidos en ausencia esa noche. Cabe señalar que la reunión se convocó para tratar el o los modos en que podemos mejorar la seguridad en nuestro barrio, una cualidad de la que por muchos años nos sentimos orgullosos. A los pocos días de las recorridas nocturnas –y por qué no decirlo, un tanto frías– de los inspectores de tránsito, una familia sufrió un violento asalto, con niños presentes. Semanas antes un vecino sacó, literalmente, a las patadas a un sujeto que intentó asaltarlo en la puerta de su casa con un arma y una peluca que dejó de recuerdo. También se han reportado “arrebatos” en la calle. Estos hechos pueden –en apariencia– resultar inconexos. Sin embargo, haga el lector una apreciación de ambos con una perspectiva global. En un barrio donde escasamente circulan vehículos, tanto menos en altas horas de la noche, diríamos casi de zona rural, los vecinos dejamos nuestros coches de modo que podamos ingresar a nuestras viviendas de la forma más rápida, por seguridad y –hay que decirlo– comodidad, a sabiendas de que no hay probabilidad de perjudicar a otros. Los coches de muchos de nosotros “duermen” en la calle, lo cual también da una idea del perfil de barrio que habitamos. En este barrio no hay pavimento. Luego de las lluvias de abril, las calles quedaron muy deterioradas. Las máquinas hicieron su tarea muchas semanas después de las tormentas, con lo que por ese largo período sufrimos las consecuencias. El barrido y limpieza de cordones se realizan unas pocas veces al año, y en épocas otoñales; los cordones tapados por las hojas de los numerosos árboles representan un verdadero problema. ¿La solución? Barrer, por supuesto, pero sin dejar montañas de hojas en la calle, pues también recibirá la correspondiente acta contravencional. En verano, los camiones regadores no mojan la calle sin salida (con cinco contribuyentes afectados) por temor a accidentes cuando marchan en reversa. Eso no sucede con los recolectores de residuos, quienes llevan el camión hasta donde sea necesario para lograr su cometido. No le temen a la reversa. Desde un análisis básico y elemental nos preguntamos: ¿Los recursos podrían distribuirse de otro modo? ¿Sufrimos esta clase de molestias cotidianas sólo por afán recaudatorio? ¿O los barrios de calles de tierra aún con cordón cuneta como éste están signados al abandono, aunque el bien oneroso retributivo municipal ronde los 500 pesos? ¿Tenemos que preocuparnos por cuestiones casi rudimentarias y además pensar en cómo colaborar con la policía para que nos ayuden con los problemas de seguridad ? ¿Es justo que en las calles de la ciudad pasen inspectores de tránsito –se ven hasta seis juntos– en motos y por otro lado veamos a los policías circular con bicicletas o a pie? La sociedad merece una reflexión seria sobre estos asuntos. Hay algo que no está como debiera. Laura Rostoll de Filloy, DNI 11.679.163 Nora Ortiz de Urbina de Rais, DNI 5.204.709 Sandra Christensen de Marino, María Julia Prieto de Yelmini Cipolletti

Laura Rostoll de Filloy, DNI 11.679.163 Nora Ortiz de Urbina de Rais, DNI 5.204.709 Sandra Christensen de Marino, Ma. Julia Prieto deYelmini Cipolletti


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