Historia de un partido: Boca y la era del Toto Lorenzo

El 17 de octubre de 1978, Boca, campeón de América y flamante campeón Intercontinental, derrotaba 2-0 a River en el Monumental y se clasificaba a la final de la Libertadores, edición que luego ganaría.

Es probable que el Superclásico de Madrid sea el más importante de la historia de los Superclásicos, independientemente del resultado. Y lo es porque se trató de una final continental, la primera y única entre ambos hasta ahora.
Catorce veces se cruzaron River y Boca por Copa Libertadores y cuatro de ellas fueron en instancias de semifinales con suerte repartida: dos veces a favor de River, en 1966 y 2019; y dos a favor de Boca, 1978 y 2004. De las dos veces que uno de ellos fue finalista eliminando a su clásico rival en semis, sólo uno aprovechó la ocasión de ser campeón: Boca en 1978, y es la historia que vamos a contar.

Los goles de Boca a River, el 17 de octubre de 1978.


No sólo fue especial este partido por la instancia en que los encontró, sino porque fue un auténtico mano a mano por un lugar en la final. River ganó el grupo que integraba con Independiente y los ecuatorianos de Liga de Quito y El Nacional y disputó la segunda fase con Atlético Mineiro y Boca, que se sumaba en esa instancia por ser el campeón vigente. El Xeneize se había consagrada por primera vez en 1977 y, un año después, buscaba su segunda Libertadores. Y en el camino aparecía River, como en 1966. Fuera de carrera el Mineiro, ambos llegaron al último partido del grupo, en cancha de River, con chances de ser finalistas. River, con tres puntos, estaba obligado a ganarle a Boca, que tenía cinco unidades. Era una final en busca de la final.

Segundo gol de Boca: Salinas, al palo de Fillol. Fotos: El Gráfico.


River y Boca eran dos pesos pesados de su tiempo dirigidos por dos entrenadores que serían leyendas de sus clubes. Angel Labruna, que ya era una leyenda riverplatense como futbolista, buscaba darle como DT su primera Libertadores. Juan Carlos Lorenzo, en cambio, jugó apenas dos años en Boca, entre 1945 y 1947, y era su entrenador desde 1976. Al margen de sus antecedentes, eran dos entrenadores muy astutos, de esos a los que no se les escapan ningún detalle, futbolísticos y de los otros.
River salíó a la cancha con Fillol; Saporiti, Passarella, Perfumo y Héctor López; JJ López, Merlo, Marchetti y Pedro González; Luque y Ortiz. Boca lo hizo con Gatti; Pernía, Sá, Mouzo y Bordón; Benítez, Suñé, Zanabria y Salinas; Mastrángelo y Perotti (Veglio). ¡Vaya equipos!
Aquel 17 de octubre, que en 1978 cayó martes, River salió al campo del Monumental dispuesto quebrar a su rival. Sin embargo, River estaba roto antes de empezar. Algo había sucedido puertas adentro luego de la derrota ante Mineiro en Brasil: un vestuario dividido y un entrenador cruzado por el fuego amigo. Aquella caída lo obligaba a ganarle a Boca para ser finalista y le sobraba plantel para conseguirlo. El problema era el equipo: había dejado de funcionar. Enfrente, Boca era un equipo con las ideas claras que sabía a lo que se enfrentaba: un rival desarmado en lo colectivo, pero con individualidades capaces de suplir aquel funcionamiento ausente.

Luque, un asombrado Mouzo y JJ López se pelean por un balón a punto de aterrizar. Foto: El Gráfico.


¿El partido? Según El Gráfico: “Mal partido. Boca casi expectante. Con algunos movimientos tácticos que imperceptible, pero profundamente irán desconcertando a River. Como -por caso- el inteligente traslado de Benítez a posiciones de delantero neto alternando con Salinas y confundiendo a los zagueros centrales de River. En ese movimiento pendular se fue consolidando de medio campo hacia adelante el trabajo de Boca. Y fue en el medio campo justamente donde River encontró la razón primera de su nuevo fracaso. (…) La pelota es de Boca, Juan José López no está para la lucha ni para sorprender con un pique en profundidad. ¿Para qué está Juan José López? Marchetti quiso acompañar arriba pero apenas lo hizo en algún envío aéreo”.
En el segundo tiempo, lo poco de River se diluyó y Boca golpeó dos veces: a l0s 19 a través de Mastrángelo y a los 31 por intermedio de Salinas. Y entre uno y otro gol, River se quedó con nueve jugadores por las rojas a Saporiti y Merlo. Aquella noche, Boca ganó algo más que un clásico. El 2-0 sobre River sucedió apenas dos meses después de ganar su primera Intercontinental ante el Borussia alemán. Boca no solo era campeón de América, también era campeón del mundo.
Boca cerraría su mejor año internacional consagrándose bicampeón de América, tras vencer al Deportivo Cali de Bilardo. La era del Toto Lorenzo se cerró al año siguiente, en 1979, cuando Olimpia de Paraguay truncó el sueño del tricampeonato continental. Boca tuvo que esperar 22 años para disfrutar de su segunda era dorada, la era de Carlos Bianchi.


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