Inflación: números que reflejan una economía a la deriva

Lejos de las promesas oficiales, el índice de precios se dispara afectándo el bolsillo de los sectores sociales más vulnerables. Martín Guzmán, cada vez más complicado.

El 4,8% de inflación dado a conocer hoy por el INDEC es un dato anecdótico. Ya lo había adelantado el ministro Martín Guzmán ayer al salir de su reunión con el papa Francisco en el Vaticano: “La inflación de marzo va a ser la más alta del año, pero esperamos una reducción a partir de abril”. La frase se viene repitiendo, casi con total despreocupación, desde el tercer trimestre del año pasado. Un síntoma más del valor que tiene la palabra en nuestro país. 

El 13% acumulado en este primer trimestre del año desdibuja los números que presentó hace solo unos meses el ministro en el presupuesto 2021.

Pero más mucho grave de lo que ya pasó en esta primera parte del año con la inflación es, sin dudas, hacia dónde vamos teniendo en cuenta que nos encontramos con una economía totalmente a la deriva. Sin importantes resultados a la vista, se complica la situación del ministro Guzmán al frente de Economía.

Con una pandemia que no cede, crecerá la demanda de ayuda social y de las empresas en niveles de supervivencia. Con las limitaciones que hoy tiene el Estado, una de la pocas salidas para garantizar estos reclamos es a través de la emisión monetaria ya que el mercado de crédito externo está totalmente cerrado para el país.

Este escenario sin dudas presionará sobre los futuros índices inflacionarios golpeando de lleno sobre el segmento social más vulnerable del país. Desde Economía asegura que todavía existe margen para esterilizar la emisión prevista para el segundo trimestre del año teniendo en cuenta la recomposición de reservas que registra el Banco Central.

Sin embargo, hoy el mercado de Pases y Leliq concentran poco más de 2,8 billones de pesos, generando intereses anuales del orden de los 9.000 millones de dólares. Una bomba de tiempo que el Gobierno, en algún momento, deberá intentar desarmar antes de que explote.

En definitiva, si no aparece un plan económico que permita revertir esta complicada situación, los ingresos del Estado caerán a partir del segundo semestre del año -por la falta de recuperación económica y el fin de los recursos generados por el complejo oleaginoso- y las demandas de ayuda crecerán -teniendo en cuenta los efectos que pueda llegara a generar la pandemia en esta segunda ola- previendo una mayor emisión.

Un coctel explosivo para la última parte del año.


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