Jefe policial golpeó a su hijo y la familia teme otro trágico final

Luego de que un jefe policial de la Rionegrina diera una golpiza a su hijo de 15 años, la madre del chico pidió que se le brinde urgente asistencia psicológica al oficial por temor a un desenlace trágico como el ocurrido días atrás en Viedma. El violento episodio ocurrió el jueves por la noche en el barrio San Martín de Villa Regina, aunque el uniformado presta servicios en otra localidad del Alto Valle, donde es jefe de una subcomisaría.

La madre del adolescente, que vive en Roca, tuvo que radicar la denuncia en la Comisaría Tercera porque el fiscal de turno, Miguel Fernández Jahde, no le tomó declaración y la llevó en su vehículo particular a la sede policial. Allí, la oficial de guardia recibió la denuncia pero le dijo que “no tenían personal” para darles custodia.

El nombre y lugar de trabajo del efectivo denunciado se mantienen en reserva para resguardar la identidad del menor.

La violencia no es un problema nuevo para esta familia. “Hace como 5 años inicié la causa por violencia familiar y le dictaron una prohibición de acercamiento tanto a mí como a los chicos. Pero varias veces violó la orden judicial e incluso me esperó a la salida de mi trabajo cuando yo le reclamaba el pago del salario familiar. Por eso hubo varias exposiciones más, por maltrato verbal y físico contra mí y los dos chicos”, contó la desesperada mujer, quien ayer salió de la Comisaría Tercera con una copia de la denuncia y un certificado médico que describía las lesiones sufridas por su hijo, pero con la desazón que le provocaron las palabras de la oficial de servicio: “¿Sabe cuántas mujeres vienen con el mismo problema? Si tuviéramos que ponerle custodia a todas no nos alcanzaría el personal”, aseguró que le dijo la uniformada.

Tras el ataque, el chico huyó de la casa de sus abuelos -donde estaba también el padre- descalzo y ensangrentado. Se refugió en lo de unos vecinos y pidió ayuda. Ayer acompañó a su madre a radicar la denuncia y ambos contaron a este diario cómo el trabajo en la fuerza (principalmente en el ex Grupo BORA) “transformaron” la personalidad del hombre.

“Después de hacer los cursos del BORA volvía trastornado, cada vez más violento, y nos contaba los tormentos, las locuras que les hacían en los entrenamientos”, relataron. Preocupada por el reciente femicidio cometido por un policía en Viedma y otros episodios similares, la mujer se preguntó: “¿Cómo se yo que el padre de mis hijos no es uno más de estos?”. (Redacción central)