Juan José Campanella apunta al escape con una remake

Mañana se estrena e la zona “El cuento de las comadrejas”, con este filme el director de “El hijo de la novia” intenta darle un respiro de la realidad al público.

Desde que Juan José Campanella entró en el torbellino de la discusión política por redes sociales su cine pareció eclipsado por la polémica, sin embargo la expectativa por una nueva película siguió vigente y ahora, finalmente, estrena «El cuento de las comadrejas».
Es la remake de «Los muchachos de antes no usaban arsénico», de su maestro José Martínez Suárez, que acaricia hace más de dos décadas, ahora con Graciela Borges, Luis Brandoni, Oscar Martínez, Marcos Mundstock, Nicolás Francella y la española Clara Lago.
El relato tiene como eje a una veterana actriz, otrora premiada diva del cine, que convive en una mansión con su esposo también actor, un guionista y un director, un cuarteto herrumbrado y cínico que mostrará de que son capaces cuando la realidad golpea a la puerta.

P- ¿Tus dos incursiones teatrales influyeron en tu forma de hacer cine?
R- El primer guión, que escribí hace 22 años, tuvo encarnaciones de pieza teatral. No creo que el teatro haya modificado mi idea de cómo hacer cine, porque va por otro carril. Hice mucha televisión, que en los últimos ocho años incorporó más narrativa cinematográfica. Me parece que el cine puede influir en el teatro en otros caminos que me gustaría explorar.

P- ¿Podrías definirla como “un homenaje al cine argentino”?
R- En su época clásica el cine argentino tuvo más inspiración en el cine europeo que en el estadounidense. Cada vez soy más fanático de Ernst Lubitsch y se va colando más en mis películas. Más que a cierto director o al cine argentino es como un homenaje a todos los que eligieron contar cuentos como una forma de vida, sea actor, guionista o director. Todos lo que trataron de hacer una ficción que sea mejor que la realidad, como dice el personaje de Oscar Martínez, o de mejorar la realidad a través de una ficción y a tal punto que estos tipos se arman una ficción casera y lo que irrumpe es la realidad.

P- No hay una clara definición de bueno-malo…
R- En esta película no hay ningún personaje puramente bueno, pero cumplen su rol de buenos o de villanos dentro de una ficción y no fui consciente de eso. Sin embargo estoy en un momento en que me gustaría que las cosas fueran un poquito más como en el cine, que tuvieran un poquito más de claridad. Ojo, no todo cambia para mal. Creo es que estamos en un momento en que hay muchas transiciones que nos ponen fuera de la zona de confort, especialmente a la gente de cuarenta para arriba. Algunas para bien, como ocurre con la cuestión de género… pero a veces quisiera ver en una película que hay un bueno y que gana el bueno, que no sea todo tan relativo. Lo que quise hacer es una película para que la gente vaya al cine y pasé dos horas de felicidad.


«Cuando la realidad angustia uno busca el cine para escapar. Cuando la realidad es confusa pero más o menos manejable, podés ir al cine para ver otra visión de la realidad», cree Capanella. (Foto: Télam).

P- Frente a las crisis queremos eludir la realidad…
R- Porque vivimos atrapados por la realidad. Estás en tu casa y no tenés respiro. Antes yo iba a mi casa y estaba con mi familia, pero ahora tenés las redes, donde la pelea sigue. No tenemos un solo minuto de respiro. Tanto en «Parque Lezama» como en «Qué hacemos con Walter» traté de que el público pueda relajarse y escapar a la realidad, de la historia del arco chico. Nunca antes vi tantos adultos interesados por el tema Marvel y esas cosas. Es una fuga frente a la invasión desmedida de la realidad.

P- ¿Cómo conviven el cine como lo conocíamos con este otro?
R- Ocurrió en los tiempos de la Gran Depresión con el cine musical. Cuando la realidad angustia uno busca el cine para escapar. Cuando la realidad es confusa pero más o menos manejable, podés ir al cine para ver otra visión de la realidad. Los canales de noticias por televisión y todos son cuatro personas hablando: hay que llenar tantas horas de hablar que al final se termina diciendo cualquier cosa. Le piden opinión política a gente como yo que no estamos preparados para darla. ¿Por qué no llaman expertos para hablar de estos temas tan puntuales? Para que te hagan clic los diarios ponen «tremendas declaraciones de…» y después las leés y era una pelotudez. Me parece que estamos en un momento de tanta tensión que vas a ver «Avengers» y se rompe la saturación de la realidad. Estamos saturados y creo que mi película apunta al escape.

Télam


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