Juan Sasturain quiere jerarquizar la Biblioteca Nacional

El escritor, y actual director de la institución, adelantó que reconstruirá el Museo del Libro y de la Lengua y volverá a poner en funcionamiento la editorial.

El escritor Juan Sasturain, ya en funciones como director de la Biblioteca Nacional pese a que asumirá formalmente su cargo hoy, adelantó que se abocará a la reconstrucción del Museo del Libro y de la Lengua, “que fue abandonado en términos criminales por la gestión anterior” y anunció que recuperará la presencia de la institución en la Feria del Libro y el sistema de publicaciones, cuya dirección estará a cargo del sociólogo Horacio González.

Sonriente y enérgico, aunque un poco extraviado todavía con el emplazamiento de su despacho el autor de “Manual de perdedores” y “Los sentidos de agua” ofreció una entrevista a Télam donde adelantó que una de sus prioridades será la puesta en valor del Museo del Libro y de la Lengua, el espacio anexo que a partir de ahora dirigirá la periodista y escritora María Moreno.

Juan Sasturain, director de la Biblioteca Nacional presentó en una reunión informal al equipo que lo acompañará durante su gestión.

“Vamos a construir un espacio informático en el cual va a estar duplicado y conservado todo lo que se digitalice. Estará ubicado donde está ahora el Museo del Libro y de la Lengua, pero para eso hay que reacondicionarlo porque durante la gestión anterior fue abandonado en términos criminales, tanto desde el punto de vista del concepto como del funcionamiento”, explicó el periodista.

P- Dijo que el presupuesto alcanza para pagar los sueldos pero no mucho más que eso y planteó además que hay que poner en valor algunas cuestiones edilicias ¿Lo piensa como un desafío o como una preocupación?

R- Respecto de lo edilicio, no es que el espacio esté tan deteriorado pero es un edificio grande y hermosamente monstruoso que contiene muchos elementos que deben ser preservados. Por eso hay que optimizar el funcionamiento y, sobre todo, que se pueda acceder sin burocracia, con fluidez. Por otro lado hay que impulsar estrategias para que la gente se acerque: no basta con tener lo libros, la gente los tiene que leer. Lo que tengo por delante es claramente un desafío y no una preocupación. Es lógico que en el estado de emergencia nacional en el que estamos, y con un presupuesto heredado que ha sido largamente retaceado en los últimos años, tengamos que afrontar como prioridad el desafío de mantener el nivel de salario de los empleados.

P- ¿Y cómo piensa afrontar esta restricción presupuestaria sin renunciar a generar mejoras significativas en la Biblioteca?

R- Hay que buscar otras formas de financiamiento. Estamos con un Estado que se piensa distinto que el estado neoliberal. En esta situación hay que darle prioridad a lo más importante… no se puede ordeñar siempre al Estado. Hay que apostar al financiamiento mixto con el sector privado o coproducir con otros organismos estatales. No superponer inversiones o gastos. Y en ese sentido estaría bueno trabajar con el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con el cual tenemos buenas relaciones.

“Tenemos mucho para dar y no para pedir. Hagamos cosas para la comunidad, inventemos cosas para darle a la gente. No puede ser que para dar un curso traigamos gente de afuera. Hay muchas cosas que podemos hacer nosotros”

Juan Sasturain

P- ¿Qué cosas que dejó afuera la gestión anterior le gustaría recuperar?

R- Me parece muy importante volver a poner en marcha la editorial de la Biblioteca y nada menos que con Horacio González a cargo de la iniciativa. Van como 400 títulos ya publicados y la idea es darle continuidad con nuevas obras. Hay que garantizarles una buena comercialización y que circulen, algo que sucedía hasta que la iniciativa fue congelada. El otro gran regreso tiene que ver con volver a tener presencia en la Feria del Libro. Es una cuestión simbólica pero no podía ser que la Biblioteca Nacional no estuviese presente.

“Lo que tengo por delante es claramente un desafío y no una preocupación”, aseguró Sasturain.

P- Si tomamos en cuenta los últimos paradigmas de gestión como el de Horacio González que abrió la Biblioteca a múltiples debates y por los de Alberto Manguel y Elsa Barber, se podría pensar que se siente más próximo al primero…

R- Eso es cierto: nuestra gestión está mucho más identificada con la de Horacio. Coincido con él en la idea de lo que debe encarnar una biblioteca nacional en un país como el nuestro. Nacional alude a dos cosas que necesitamos jerarquizar: por un lado su énfasis en la cuestión del federalismo. Y por el otro lado, no perder de vista que nacional significa de todos: el concepto supone la inclusión del adversario. En el ámbito de la cultura más que ningún otro, tenemos que lograr que todos sientan que la Biblioteca les pertenece. Tiene que ser un espacio de conversación y discusión. No me gusta confrontar con la gente. Prefiero discutir sobre los conceptos y no sobre las personas. Los logros o errores tienen que ver con las coyunturas y las políticas de gobierno… cosas que trascienden largamente a las personas.

“El fantasma de que uno necesita un tiempo y un espacio para escribir no se corresponde con la realidad. El tiempo libre no existe: siempre está lleno de algo”.

Juan Sasturain

P- La idea de que el adversario enriquece la dialéctica del funcionamiento de una sociedad…

R- Es que los argentinos tenemos una hermosa tradición que los más apocalípticos o más sesgada proponen en términos de grieta. No tenemos que temerle a la confrontación: al contrario, lo que tiene que haber es un espíritu democrático y creativo. Todos tenemos que aprender de las experiencias. Hay que aprovechar esa saludable brecha que abrió la gestión de González.

P- ¿Y le preocupa encontrar el tiempo necesario para compatibilizar su rol de director el de escritor?

R- Antes que nada soy un lector. Y veo a la Biblioteca como un lugar para leer y para escribir. Borges, de hecho, leía y escribía mientras fue director. El fantasma de que uno necesita un tiempo y un espacio para escribir no se corresponde con la realidad. El tiempo libre no existe: siempre está lleno de algo. Y además uno logra escribir como sea cuando tiene el imperativo de hacerlo.

Télam


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