Aguada San Roque: el manejo de la obra pública, el lugar de la explosión y el gasista

En este juicio que se aproxima a su final, la obra pública estuvo en el banquillo. Uno de los puntos claves para el fallo del tribunal es qué teoría aceptará respecto del origen de la explosión.

Este viernes es la última audiencia destinada a escuchar testigos en el juicio oral por la explosión que causó tres muertes en la escuela de Aguada San Roque, el 29 de junio del 2021. Salvo los familiares de las víctimas, de los imputados, la dirigencia provincial de ATEN y un puñado de periodistas, no hubo mayor interés por seguir de cerca uno de los pocos juicios en los que se indaga en el turbio manejo de la obra pública en Neuquén. Es tan opaco el desempeño de los funcionarios -de los que están imputados, y de los que fueron rescatados por oportunos fallos del Tribunal Superior- que la mejor apuesta que tiene la defensa es intentar demostrar que la culpa de todo la tiene un gasista de 70 años contratado ilegalmente que supuestamente prendió el calefactor que no debía.

Los multimillonarios presupuestos de Obras Públicas y de Educación descansan sobre los frágiles hombros de Nicolás Francés, una de las tres víctimas fatales de la explosión, según la teoría de los imputados. Él hizo mal las cosas. También es responsable de su propia muerte su sobrino Mariano Spinedi. Si se hubiera quedado en su casa, en vez de ofrecerse a asistirlo solidariamente, estaría vivo. Y si Mónica Jara no los hubiera acompañado a ambos a abrirles la puerta del albergue de niñas donde había dormido la noche anterior, también estaría viva. No es sarcasmo. Lo piensan de verdad.

El punto cero de la deflagración


Este es un juicio penal; se trata de hechos y de pruebas. Una de las grandes pulseadas entre las partes acusadora y las defensas se concentró en tratar de demostrar cuál fue el lugar exacto donde se produjo la deflagración que derivó en el incendio. (Deflagración tiene una diferencia técnica con lo que vulgarmente llamamos explosión).

La fiscalía -Gastón Liotard y Gabriela Macaya- y las querellas -Emanuel Roa Moreno, Darío Kosovsky y Federico Egea- afirman que la deflagración se produjo en el entretecho del baño de las mujeres. Un sector alto, entre el dormitorio de las niñas y el sanitario.

Las defensas -Juan Coto, Martín Segovia, Gonzalo Rodríguez, Iván Chellia, Melina Pozzer- defienden la hipótesis de que la deflagración ocurrió al nivel de los calefactores del albergue de las niñas. Un sector bajo.

Duelo de peritos


De los 46 testigos que declararon hasta ahora -este viernes se espera a los dos últimos- muchos fueron peritos que hablaron extensamente sobre el punto de la deflagración.

Unos y otros se apoyaron el planos, fotografías, gráficos, explicaciones más o menos sofisticadas, con más o menos componentes teóricos. Reproducir los argumentos técnicos no es el objetivo de este artículo.

¿Por qué es tan importante tratar de determinar con la mayor precisión posible el punto cero de esta tragedia?

En qué cambia el enfoque del caso


Si comenzó en los calefactores, los imputados tendrían más fundamentos para sostener que todo se desencadenó por negligencia del gasista Francés. Especulan que la pérdida estaba en esos artefactos, que la mañana del 29 de junio le advirtieron que se sentía olor a gas y que él postergó una solución para después del almuerzo. A las 13:50 fue, intentó encenderlos con el magiclick y provocó la deflagración.

En cambio el punto cero en el techo desplaza la responsabilidad hacia la empresa Arte Construcciones -están imputados su dueño, Héctor Villanueva, y el representante técnico Diego Bulgheroni- y los funcionarios de Obras Públicas acusados -Roberto Deza, Sergio Percat, Carlos Córdoba y Raúl Capdevilla. A salvo quedó el verdadero hombre que contrató a los empleados -sin resgistrar- Eduardo Afione, benefiado con una suspensión de juicio a prueba.

El razonamiento de la acusación es que en el entretecho empalmaban la cañería vieja con la nueva de gas. Nunca hubo una supervisión de los trabajos, ni se hicieron las pruebas de hermeticidad correspondientes que habrían permitido detectar la fuga de gas. A Francés se le podría exigir alguna responsabilidad si, antes, todos los que están en la cadena oficial hubieran cumplido con sus obligaciones.

De uno y otro lado se escucharán lunes y martes, en ocasión de los alegatos, abundantes argumentos jurídicos para arropar las decisiones que se tomaron.

¿Una misma cadena?


Hoy, en la última audiencia previa a los alegatos, el ingeniero Roberto Deza hará su descargo según anticipó su defensor Martín Segovia. Fue subdirector de Obras Públicas, ya está jubilado. Sea cual sea el resultado de este juicio, no perderá esa condición.

Entre el público lo estará escuchando Marcela Altube, la compañera durante 13 años de Nicolás Francés. Sea cual sea el resultado de este juicio, ella no sabe si podrá cobrar alguna vez el juicio a la aseguradora por la muerte de su esposo. Es que nadie se hace cargo de haberle dado el empleo no registrado que le costó la vida.

Algunas de las diferencias de lo que se pretende presentar como extremos de una misma cadena de responsables.


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