Crimen del «Ruso» Auer en Neuquén: condenan a los cuatro imputados
El jurado popular demoró apenas una hora y media en llegar a un veredicto. En una próxima audiencia se fijarán las penas. Tres de los acusados serán condenados a prisión perpetua.
La hija y la exesposa de Auer, y el fiscal Agustín García, tras conocer el veredicto de culpabilidad contra los cuatro acusados del homicidio. (Oscar Livera)
Jorge Marcelo Sosa, señalado como el autor material del disparo, Miguel Franco Livello, el amigo del Miguel «Ruso» Auer y cerebro de la banda y Jorge Falconi fueron declarados responsables como coautores del delito de homicidio triplemente agravado por el uso de arma de fuego, con el concurso premeditado de dos o más personas y por haber sido cometido por no lograr el fin propuesto al intentar cometer otro delito, todo esto en concurso real por la tentativa de robo agravado por el uso de arma de fuego. En el caso de Gabriel Castro, el jurado lo encontró culpable del delito de homicidio en ocasión de robo.
Ese fue el veredicto del jurado popular, que demoró apenas 90 minutos en decidir sobre un caso que demandó nueve extenuantes audiencias, la última de ellas dedicada a los larguísimos alegatos de la fiscalía y de las defensas de los imputados.
Mientras la presidenta del jurado iba leyendo el veredicto, los familiares de Auer que siguieron todas las jornadas comenzaron a llorar en un sector de la sala, mientras que en el otro lo hacían los parientes y allegados a los imputados.
Al final, cuando la sala quedó casi vacía, el fiscal jefe de Homicidios, Agustín García, se abrazó con la ex esposa, la hija y el hermano de la víctima. Eran las 22:15 del viernes y todos habían llegado a la Ciudad Judicial antes de las 8:30.
También estaba presente la fiscal del caso María Eugenia Titanti, quien tuvo un rol relevante en el desarrollo de la investigación.
Cómo fue el veredicto
El veredicto del jurado popular fue distinto según cada imputado.
Esto se debe a que la fiscalía y las defensas llegan a un acuerdo respecto de las instrucciones que les imparten a las y los ciudadanos. Éstas incluyen una suerte de menú de delitos, desde los más graves hasta otros menos graves, siempre dentro de lo que fue la acusación sostenida en el juicio. El jurado debe decidir cuáles fueron probados.
Jorge Marcelo Sosa (52) fue encontrado culpable por unanimidad como coautor de homicidio agravado por el uso de armas, por el concurso premeditado de dos o más personas, y de tentativa de robo agravada por el uso de armas. Por 9 votos, responsable de homicidio cometido para ocultar otro delito.
Miguel Franco Livello (los familiares de Auer aplaudieron cuando escucharon el veredicto), fue encontrado responsable como partícipe necesario de homicidio agravado por el uso de armas (9 votos); por el concurso premeditado (12 votos, unanimidad), por haber sido cometido para ocultar otro delito (10 votos) y de tentativa de robo agravado (10 votos).
Jorge Alberto Falconi en tanto fue declarado responsable por unanimidad de coautor de homicidio agravado por el concurso premeditado; por 11 votos por el uso de armas, por 10 votos por haber sido cometido para ocultar otro delito, y por 11 votos responsable de tentativa de robo agravado.
Para los tres la pena es de prisión perpetua, y se fijará en una próxima audiencia ante el juez técnico Cristian Piana.
Respecto de Gabriel Castro, el jurado popular lo encontró culpable por 11 votos de homicidio en ocasión de robo, que tiene una pena mínima de 13 años y 8 meses de prisión.
La teoría del caso de la fiscalía
La teoría del caso del fiscal jefe García fue que el «Ruso» Auer estaba sentenciado a muerte. La banda que llegó a su búnker en el tercer piso de 9 de Julio 43, pleno centro de Neuquén, fue decidida a no dejarlo con vida porque sabía que descubriría sin esfuerzo quiénes eran los autores del robo que finalmente no pudieron concretar ese mediodía del 24 de octubre del 2022.
El comerciante fue baleado y murió el 4 de noviembre.
El ataque está filmado por cámaras de vigilancia del edificio y de la oficina de la víctima. Esa fue la punta que abrió la investigación y permitió dar con los sospechosos, ahora condenados.
El resto lo hicieron el monitoreo de 21 cámaras de vigilancia instaladas en la calle, que permitieron reconstruir el recorrido de la banda por el centro de la ciudad; los cruces telefónicos; las escuchas y la geolocalización de los celulares.
Ante un crimen sin testigos presenciales, se recurrió al máximo a la tecnología para el esclarecimiento.
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