Matar al «Ruso» Auer siempre fue parte del plan, según la acusación de la fiscalía de Neuquén

Después de dos maratónicas jornadas, se aprobó la prueba que será debatida en el juicio por jurados cuya fecha todavía no está definida. Hay posibilidades de que sea antes de fin de año.

Miguel Ángel «Ruso» Auer estaba sentenciado a muerte. La banda que llegó a su búnker en el tercer piso de 9 de Julio 43, pleno centro de Neuquén, fue decidida a no dejarlo con vida porque sabía que descubriría sin esfuerzo quiénes eran los autores del robo que finalmente no pudieron concretar ese mediodía del 24 de octubre del 2022.

Esa es la teoría del caso que expresó el fiscal jefe de Homicidios, Juan Agustín García, en las audiencias de control de acusación. Tras un prolongado debate que insumió dos jornadas, el juez Mauricio Zabala hizo lugar a toda la prueba propuesta por la fiscalía y dispuso que los cuatro imputados sean juzgados por jurados populares.

Se trata de Miguel Franco Livello (58), quien para la fiscalía es el cerebro del golpe; Jorge Marcelo Sosa (52), señalado como el hombre que disparó el arma; Gabriel Castro Herrera (62), un supuesto comprador de dólares que la banda utilizó para acceder al búnker de Auer (58) y Jorge Alberto Falconi (52).

Los respectivos defensores Melina Pozzer, Ricardo Mendaña (Livello y Sosa); Maximiliano Gómez, Elio García (Castro) y Carlos Tejeda (Falconi) se opusieron a la incorporación de numerosa evidencia con el argumento de que no se había respetado la cadena de custodia, pero el juez rechazó los planteos.

El plan y el rol de cada uno


Lo novedoso de las dos jornadas fue que el fiscal jefe García reveló su teoría del caso en detalle. Según planteó, Livello era amigo de Auer desde hacía años, sabía que en su oficina de 9 de Julio 43 hacía transacciones en moneda extranjera, y aportó «información de relevancia» al resto de la banda.

Le presentó a la víctima a Castro, un supuesto comprador de dólares, e hicieron negocio el 18 de octubre. El 24 pactaron un segundo encuentro.

Según García, Castro fue acompañado por Sosa y Falconi. Los tres disfrazados con gorras, anteojos y bastones para engañar a las cámaras de vigilancia.

Los imputados, continuó el fiscal, sabían que Auer tenía un arma en la cintura todo el tiempo. Por eso llevaron una pistola calibre .40 lista para disparar.

«Estaba previsto darle muerte»


«En ese plan estaba previsto darle muerte» al comerciante. «Si Auer hubiera quedado vivo, habría sabido por dónde venía todo», dijo García. Por eso, afirmar que Sosa cometió el homicidio en un arrebato de ansiedad -como hicieron circular algunas versiones- sólo es un intento de plantar una hipótesis que pueda beneficiarlo.

La acusación fue por «robo agravado por el uso de arma de fuego, en grado de tentativa, en concurso real con homicidio triplemente agravado: criminis causa por no haber logrado el fin propuesto al intentar el otro delito, por el concurso premeditado de dos o más personas, y por haber sido cometido con arma de fuego». Livello como partícipe necesario, los otros tres como coautores.

La pena si los encuentran culpables es prisión perpetua, y el juicio deberá hacerse bajo la modalidad de jurados populares.


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