Crimen del «Ruso» Auer: uno por uno, cómo llegaron a los sospechosos

Videos, llamados telefónicos y tareas de geolocalización formaron la urdimbre que cercó a los cuatro hombres que están siendo juzgados por el asesinato del agenciero. En la segunda audiencia se reveló parte del trabajo.

Sobre un escritorio de su oficina en 9 de Julio 43, tercer piso A, quedó cargando el celular de Miguel Ángel «Ruso» Auer mientras a él lo llevaban al hospital con un balazo en el cuello, el 24 de octubre del 2022. En el teléfono los investigadores encontrarían la primera pista para dar con los presuntos autores del homicidio.

Según reveló el comisario Héctor Fabián Ramírez al declarar en la segunda audiencia del juicio por jurados, al revisar el listado de llamadas entrantes y salientes encontraron un mensaje de Whatsapp que Auer había recibido el 21 de octubre de un número terminado en 847 que no tenía agendado.

«Soy Héctor, quisiera cambiar dólares», decía el audio. Era el método que utilizaba el «Ruso» para hacer transacciones: sólo con conocidos, y con cita previa por Whatsapp. Al supuesto Héctor lo había conocido unos días antes a través de un antiguo amigo, Miguel Franco Livello (58).

El comisario Ramírez dijo que le pidieron un informe a la empresa Claro, y resultó ser que el teléfono terminado en 847 había sido activado el 14 de julio del 2022 por Gabriel Castro (62).

Los teléfonos y las cámaras


En paralelo, se analizaron las cámaras de vigilancia que grabaron el ataque contra Auer y un policía reconoció al presunto autor de los disparos: sería Jorge Marcelo Sosa (52).

También a través de la compañía telefónica respectiva se estableció que tenía a su nombre un celular terminado en 369. El 24 de octubre a las 10 de la mañana, 3 horas antes del homicidio, habló con un abonado terminado en 771 y otro en 962.

Por intervenciones telefónicas, la fiscalía y los policías supieron que el 771 lo utilizaba Jorge Alberto Falconi, y el 962, Miguel Livello.

Esos son los cuatro acusados de «robo agravado por el uso de arma de fuego, en grado de tentativa, en concurso real con homicidio triplemente agravado: criminis causa por no haber logrado el fin propuesto al intentar el otro delito, por el concurso premeditado de dos o más personas, y por haber sido cometido con arma de fuego».

La fuga después del crimen


El rastreo de los teléfonos continuó después del crimen. Según el comisario Ramírez, Sosa no utilizó más el 369 y activó otro número terminado en 926 pero en Viedma. Desde allí se fue al barrio de Villa Lugano en la CABA y el 7 de noviembre al departamento Las Heras, en el Gran Mendoza.

Falconi, dijo el policía, activó un celular terminado en 459, también viajó a Villa Lugano y de allí a Mendoza. El 962, atribuido a Livello, viajó a Viedma inmediatamente después del hecho y regresó a Neuquén a los pocos días. Fue el último en ser detenido, el 8 de marzo en Centenario.

Ramírez participó de dos operativos en Mendoza el 9 de noviembre pasado. A Sosa lo interceptaron cuando se iba en un Peugeot 408 con un hijo de Falconi; a su cómplice lo detuvieron mientras escapaba por los techos.

Esa captura quedó registrada en fotografías. Cuesta asociar las imágenes tomadas casi un año atrás con el presente de Falconi, quien atraviesa graves problemas de salud y se apoya en un bastón para desplazarse.

El caso Castro


La situación de Castro mereció unos párrafos aparte. Fue el primer detenido en la causa, se le atribuye haber sido el troyano que utilizó la banda para entrar al búnker del «Ruso» Auer.

El año pasado en la audiencia de formulación de cargos, Castro dijo que no tenía teléfono y que había perdido el DNI hacía 8 años. Luego corrigió a 8 meses, y después volvió a 8 años.

El comisario Ramírez dijo que su número telefónico fue habilitado en julio del 2022 y mantenía comunicaciones con su hijo, que declarará como testigo posiblemente la semana próxima.

En cuanto al DNI, descubrieron que nunca denunció la pérdida, nunca inició el trámite para renovarlo, lo utilizó para votar en las elecciones del 14 de noviembre del 2021 y estaba habilitado para sufragar en las del 16 de abril pasado con su documento original.

Livello, el contacto


En cuanto a Livello, el comisario reveló que el «Ruso» lo tenía en su agenda de contactos con nombre y apellido. En la primera audiencia, Juan Carlos Auer, hermano de la víctima, refirió que tiene ficha de cuenta corriente número 0010, porque es cliente de las agencias de quiniela desde hace muchos años.

Le fiaban las jugadas, y mantenía comunicaciones con Miguel «en tono de confianza».

Para la fiscalía, Livello es el cerebro del ataque. Cuando Sosa y Falconi quedaron detenidos habló de pagarles un abogado.


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