Juicio por abuso sexual y grooming contra un músico de Roca: el testimonio de una de las víctimas

Gladys sufrió acoso sexual, violencia física y psicológica por parte de su pareja y hoy contó todo lo que vivió. Su hija, desde los 10 años, fue víctima del agresor a través de contenido pornográfico. Un complejo caso llegó hoy a la última etapa del juicio.

Gladys mira para atrás y aún quiere creer que todo fue un sueño, una pesadilla. La mujer, víctima de violencia de género sexual, física y psicológica, logró llevar a su agresor y el de su hija ante los jueces de Roca; Fernando Sánchez Freytes, Verónica Rodríguez y Gastón Martín. Hoy estuvo en la Ciudad Judicial en la etapa final del juicio en el que se sabrá si el acusado es declarado culpable de abuso sexual y grooming contra su hija.

Es este uno de los pocos casos en Roca en el que un hombre llega a juicio oral por el delito de grooming y por eso desde el entorno de la familia y organizaciones de mujeres esperan que la condena marque un precedente.

El imputado es Jonathan Yermanos, un músico de Roca quien fue padrastro de la víctima del delito en debate en el juicio, y hoy está acusado formalmente de “abuso sexual gravemente ultrajante y grooming” durante seis años corridos. 

El acusado está libre y salió por sus propios medios caminando por los pasillos de la Ciudad Judicial hoy, luego de la audiencia de alegatos. El caso se había mantenido en reserva por tratarse de un hecho que afectó a una menor de edad, pero hoy, la madre de familia y víctima, Gladys, decidió relatar el calvario que vivieron en una entrevista con Diario RIO NEGRO. 

Contó que si bien Yermanos llegó a tribunales por el caso concreto que padecieron en su núcleo familiar, tiene múltiples denuncias vinculadas a la violencia de género, acoso virtual, extorsión, suplantación de identidad en redes sociales y otros delitos y faltas.

“Me resulta bastante difícil cerrar en pocas palabras todo lo que pasé durante estos largos años”, empezó su relato la mujer, madre de la joven que padeció grooming desde sus 10 a sus 14 años de edad mediante ciberacoso e imágenes de abuso sexual.

La salida de la audiencia de alegatos este lunes. Foto: Alejandro Carnevale

“Yo quedé completamente aislada. Era aterrador vivir en ese estado de alerta constante. Me dejó muy vulnerable, congelada, aislada, llena de miedo y vergüenza. Solo quería dormir y pensar que todo esto era un sueño”

Gladys, denunciante y víctima de violencia

La mujer decidió separarse cuando comenzó a notar que su hija adolescente se sentía maltratada por el acusado hasta que un día casi la agrede, fue allí que decidió mudarse. Y ese fue el punto de quiebre y el inicio de un calvario que duró seis años.

Yo me empecé a dar cuenta que me controlaba, yo no era consciente del control que tenía hacia mí, de cómo me fue aislando, cómo me fue dejando sin amigos, sin espacios míos, sola. Cuando se lo dije me amenazó con publicar fotos mías íntimas, luego un día me maltrató, empezamos a forcejear porque yo le dije que no”, reveló la víctima. 

En su caso, no solo la amenazó con subir fotos íntimas sino que armó toda una red en la que duplicó su perfil en Facebook, armó cuentas en páginas de citas, activó líneas de teléfono a su nombre y hasta publicó su número telefónico y el de una de sus amigas en un medio de comunicación “ofreciendo trabajo sexual”, contó la denunciante.  

“Me tiró una bomba molotov casera, más adelante envenenó a mi gato, el día del cumpleaños de mi hijo, del hijo que tenemos en común, envenenó a mi perra. Por mucho tiempo sufrí violencia de género, violencia psicológica, económica, sexual y digital por parte de esta persona”, relató. 

Muchas veces se quedaba durante horas en su camioneta afuera de la casa. Varias veces la violentó al punto de agarrarla de los pelos, según contó la mujer. Ese día ella decidió denunciar, se acercó a la comisaría pero no se animó, el temor fue más fuerte. 

“En una oportunidad, él me citó así a conversar sobre la situación de la extorsión de fotos y como yo no acepté, él me había ofrecido chantaje, como mantener relaciones una vez por semana y, de esa forma, él no iba a subir las fotos íntimas mías. Como yo no accedí, él se puso violento e intentó violarme”, relató.

Grooming y abuso sexual: el delito en debate


Con respecto al grooming puedo contar que está persona se hizo pasar por un adolescente y le pidió intercambio de fotos con contenido pornográfico enviándole sin su consentimiento fotos íntimas”, relató la mujer. La víctima fue su hija.

Jonathan Yermanos saliendo de la audiencia en medio del juicio en su contra. Foto: Alejandro Carnevale.

El grooming es toda acción por la que una persona adulta contacta a una niña, un niño o adolescente a través de comunicaciones electrónicas, telecomunicaciones o cualquier otra tecnología de transmisión de datos para atentar contra su integridad sexual, según la Ley N° 27.590.

La fiscal Belén Calarco solicitó hoy que se lo declare culpable de “abuso sexual gravemente ultrajante reiterado agravado por la convivencia y guarda, grooming, producción de imágenes de abuso sexual, divulgación de imágenes de abuso sexual, exhibiciones obscenas, corrupción de menores agravada por guarda y convivencia”.

La defensa penal publica a cargo de Flavia Rojas solicitó que se lo declare no responsable, sino que subsidiariamete se lo condene por “abuso sexual simple agravado por ser menor de edad y convivencia”. La abogada querellante Claudia Ramírez.

Por este delito, Yermanos podría afrontar una pena de prisión que va desde los 3 a los 12 años de cárcel efectiva.

La audiencia del veredicto final será el próximo viernes 6 de octubre a las 12 horas. «Para mí esos 10 días van a ser eternos», sentenció Gladys.

Grooming y abuso sexual: las secuelas


A Gladys todo esto le costó desórdenes psicológicos, físicos y psiquiátricos que afectaron no solo a ella y a su grupo familiar. “Yo me vi afectada en distintos ámbitos de mi vida por trastornos de ansiedad, fobia social, insomnio, depresión, lo que me llevó a no poder ir a trabajar y a cumplir con obligaciones y responsabilidades”, comentó desde su rol en la docencia. Esto trajo aparejadas dificultades económicas ya que no podía salir de su casa siquiera a hacer las compras. 

“Me sentí oprimida, controlada, perseguida, sin poder entablar conversación con mis pares, no dejaba de estar en alerta en espacios cerrados y eso causó sistemáticamente el no ingreso a la escuela. (…) Vivo con ese miedo constante de que alguien me puede estar esperando y acechando. Esta persona se encargó de sembrar todo ese miedo en mí”, recalcó. 

La violencia psicológica y violencia digital es tan dañina como la física ya que se va construyendo de a poco y de manera silenciosa hasta dejar a una persona atrapada como en una telaraña sin salida»

Gladys, denunciante y víctima de violencia

La situación de acoso y acecho constante la llevó también a aislarse por las vías tecnológicas virtuales. “No podía comunicarme libremente porque sentía que me observaba, que me controlaba constantemente. Era tanto el miedo que yo sentía que hasta dejé de usar mi computadora”, relató y dijo que esto sucedió en plena pandemia. 

«Mientras esta persona siga suelta, yo no puedo continuar tranquila con mi vida. Ni yo ni mi familia estamos seguras», concluyó esta mañana a la salida de la audiencia.


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