Se posterga la definición y crece el misterio en el concurso más importante por dos cargos judiciales en Neuquén

El resultado final del concurso para el Tribunal de Impugnación de Neuquén se conocería el martes. Cómo es el sistema que se autopercibe transparente.

Mientras se ensancha el suspenso, el Consejo de la Magistratura de Neuquén debe dar a conocer el resultado de uno de los concursos más trascendentales de los últimos tiempos, destinado a cubrir dos vacantes en el Tribunal de Impugnación provincial. ¿Será por fin este martes?

Hay siete concursantes en carrera y todos tienen posibilidad matemática de ocupar uno de los sillones en disputa. Las sucesivas postergaciones del informe final alimentaron la intensidad de las versiones que ya corrían desde principios de año sobre el posible desenlace de la competencia.

El concurso comenzó en el lejano octubre de 2023, el orden de mérito de antecedentes se conoció el 28 de noviembre y las y los concursantes rindieron examen el 15 de diciembre.

La tabla de posiciones, cumplidas las dos etapas, es la siguiente: Carolina González 44,47 puntos (8,97 por antecedentes, 17 en el escrito y 18,5 en el oral); Mauricio Macagno 41,34 puntos (12,34; 15,5 y 13,5); Carolina García 39,98 (11,98, 15 y 13); Juan Pablo Balderrama 39,71 (9,21, 12,5 y 18); Natalia Godoy 39,58 (6,58, 16 y 17), Estefanía Sauli 39,42 (9,42, 12 y 18) y Sandra Erera 37,40 (11,40, 13,5 y 12,5).

Postergaciones, parte I


A partir de allí el concurso perdió fluidez, se desaceleró y empezaron las especulaciones como reflejó en su momento diario RÍO NEGRO. Las entrevistas personales con las y los siete participantes se suspendieron varias veces y por fin se concretaron el 26 de marzo. Tuvieron asistencia perfecta, lo que refleja las expectativas que tienen de ganar.

En teoría el resultado debió conocerse la semana siguiente, pero el martes -día de reunión del plenario del Consejo de la Magistratura- fue feriado por el 2 de abril.

Postergaciones parte II


Al parecer los consejeros no consideraron relevante reunirse al día siguiente –solo muy excepcionalmente trabajan fuera del reglamento- y esa semana no hubo actividad. Por si alguien lo olvidó, no están allí ad honorem: cobran el sueldo de un camarista, tope de gama entre los salarios que paga el Estado.

El 9 de abril era la nueva fecha, pero otra vez se pospuso la entrega de notas, porque estaba de licencia el presidente del Consejo y vocal del Tribunal Superior de Justicia, Gustavo Mazieres.

Con dos cargos tan relevantes en danza y siete concursantes con los nervios de punta, la procrastinación alimentó la hoguera de versiones. Hay cruces de llamados en todas las direcciones, que van desde simples consultas para tratar de averiguar qué se está cocinando hasta ruegos de padrinazgo para mejorar las chances de ganar.

El precedente del abogado Luis Quiles, quien ganó el concurso para juez civil y fue bochado en la Legislatura con un estrepitoso silencio, dejó al descubierto que para aspirar a un cargo judicial hay que gozar de, como mínimo, la neutralidad de la fiscalía de Estado. Hacia allí se dirigen muchas de las miradas.

¿Transparencia?


El sistema de selección del Consejo de la Magistratura se autopercibe más transparente de lo que es, algo que fue criticado desde su aprobación hace 18 años.

El concurso reparte 100 puntos distribuidos en tres etapas. La primera es de antecedentes, que otorga exagerados 40 puntos. Son raras las ocasiones en las que un participante supera los 10.

Esta distribución otorga peso decisivo a la última etapa, la entrevista personal, que distribuye 20 puntos a discreción de las y los consejeros.

En el medio está la etapa técnica: 20 puntos por el examen escrito -anónimo-y 20 por el oral.

Reacomodamientos


¿Qué sucede habitualmente? Las y los concursantes forman un orden de mérito por antecedentes, la tabla se reacomoda luego de la etapa técnica, y a la entrevista personal llegan dos, a veces tres, excepcionalmente más, con posibilidades de ganar. Por eso se producen muchas deserciones en esta instancia.

El Consejo agradece efusivamente a quienes concurren a la entrevista aunque tengan escasas posibilidades. Eso legitima el sistema.

Luego de la entrevista personal, las y los siete consejeros asignan individualmente un puntaje en secreto a cada concursante (es una mala analogía, pero se parece al voto secreto del concurso del Bailando).

La revelación


En teoría nadie más lo sabe, hasta el día en que sesionan en público y develan en simultáneo qué puntaje le otorgaron a cada concursante, entre 0 y 20.

Recién en ese momento se conforma el orden de mérito definitivo. ¿Cómo probar si existió acuerdo entre dos o más consejeros, a espaldas de la publicidad de los actos de gobierno, para favorecer o perjudicar a un candidato? La buena fe se presume.

Por eso la excesiva dilación entre la entrevista personal y el resultado abre espacio para presiones y especulaciones. Quizá más sano sería que las y los consejeros otorguen el puntaje de inmediato, apenas terminadas las entrevistas, como hacen los jurados de la etapa técnica.

Mucho más ayudaría que el Estado fije, como política pública, con amplio acuerdo y conocimiento de la comunidad, cuál es el perfil de magistrado y funcionario que pretende para el Poder Judicial.

El Consejo actual está integrado por Gustavo Mazieres (TSJ, presidente); Encarnación Lozano y Alejandro Vidal (en representación del bloque del MPN); Belén de los Santos (Unión por la Patria), Conrado Leszczynski (Juntos por el Cambio), Andrea Paz y Eduardo Sepúlveda (Colegios de Abogados).


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