Femicidio de Agostina: empieza el segundo juicio con la misma gran ausencia

Todo sucede en un contexto: en el país matan a una mujer cada 35 horas, el primer juicio por jurados que se anula en la historia es por femicidio y la amenaza la escribió un varón. Hoy empieza el segundo juicio. La víctima sigue tan sola como la noche del 14 de mayo del 2021.

Por primera vez en la historia de Neuquén, un juicio por jurados fue anulado por amenazas al jurado popular. Pasó en un caso de femicidio, y el intimidador -la investigación lo indica así- fue un varón. Todo hecho sucede en un contexto. En nuestro país asesinan a una mujer cada 35 horas. En el 2021, en la provincia hubo cuatro mujeres víctimas. Una de ellas fue Agostina Gisfman (22). Hoy empieza el segundo juicio por jurados contra los cinco acusados de participar en su femicidio.

Respecto del primero, habrá roles y rutinas que se repetirán. Y faltará una vez más, la voz de la víctima.

Agostina es una gran desconocida. No hay marchas que pidan justicia por ella y por la hija de 2 años que dejó; no hay organizaciones que acompañen el juicio; no hay familiares, salvo su esposo que ni siquiera declaró como testigo.

La sala de audiencias está siempre vacía. Como dijo el querellante Iván Chelía en su primer alegato de apertura, «no es una víctima pura», lo que también se conoce como «mala víctima». Consumía drogas, ocasionalmente ejercía la prostitución. «Conoció gente que nunca debió haber conocido», opinó el padre.

La imagen que vio Ana Perales y desató su furia contra Monsalve. (Matías Subat)

Fue justamente el padre uno de los que relató, en el primer juicio, algunos detalles de la infancia y adolescencia de Agostina. Luego avisó que no presenciaría las audiencias porque «cada vez que vengo a cumplir con una actuación judicial me recuerda inevitablemente por qué vengo, y mi desafío es estar fuerte para mi otra hija, para mi nieta, para mí. Las peleas que tengo que dar ahora, no están acá».

Quien también se encargó de describirla fue Juan Carlos Monsalve, el hombre que se adjudicó el femicidio. Insultó su memoria de todas las formas posibles.

Agostina está tan sola como la noche del 14 de mayo del 2021, cuando en un basural de Centenario la apuñalaron y quemaron su cuerpo. Entonces otros la completan. Su padre, a duras penas. Monsalve, con mentiras. Quien escribió una amenaza en el baño, para sabotear el juicio por su femicidio.

Las audiencias del juicio son públicas, en la Ciudad Judicial, Leloir 686, sala 12, desde las 8:30 en adelante. Sólo hay que presentar el DNI para poder presenciarlas.

Los mismos roles

Siguen como acusados Juan Carlos Monsalve (48), su sobrino Enzo Monsalve (33), su empleado y cuñado del anterior, Maximiliano Zapata (23), su esposa Ana Perales (30) y su amigo Gustavo Chianese (56). La imputación es por homicidio triplemente calificado: por alevosía (la víctima fue atacada sin posibilidad de defenderse); por el concurso premeditado de dos o más personas (hubo planificación) y por mediar violencia de género (femicidio).

La acusación estará a cargo del mismo fiscal jefe, Agustín García, y de los querellantes Iván Chelía y Diego Vázquez en representación de Martín Díaz, esposo de Agostina y padre de la niña de ambos, de 2 años.

Al equipo de defensores se suma el defensor jefe Leandro Seisdedos, quien junto con Natalia Pelosso asistirán a Juan Carlos Monsalve; la defensora jefa Laura Giuliani representa a Zapata; el defensor público Pablo Marazzo a Chianese; y también estarán los defensores particulares Sebastián Perazzoli (por Enzo), Martín Espejo y Maximiliano Orpianessi (por Perales).

Luis Giorgetti, el nuevo juez técnico del proceso. (Matías Subat)

El juez técnico del proceso será esta vez Luis Giorgetti, y las y los 12 jurados titulares y 4 suplentes son distintos a los del primer juicio: los seleccionaron la semana pasada exclusivamente para este debate, que se prolongará hasta el miércoles 19.

Las y los testigos citados a declarar son los mismos. En su mayoría policías que tuvieron a su cargo pericias en teléfonos y cámaras de vigilancia; criminalistas que examinaron la escena donde apareció el cuerpo de la víctima; forenses que hicieron la autopsia; personas que conocieron a la víctima.

A pesar de que el primer juicio fue declarado nulo, es decir, es como si nunca hubiera existido, los defensores lograron arrancarle un compromiso al juez: podrán cotejar si se producen contradicciones en los testigos entre una y otra declaración.

¿La anterior confesión tiene valor?

¿Y qué sucede con las declaraciones de los imputados?

En la primera audiencia del primer juicio, Juan Carlos Monsalve confesó haber sido el autor del femicidio. Sin estar obligado a decir la verdad porque ejercía un acto de defensa, aportó una versión maliciosa: dijo que Agostina le había robado 1,3 millón de pesos y drogas; que se reunieron la noche del 14 de mayo del 2021 porque supuestamente se los iba a devolver; que ella estaba «descontrolada» porque se había drogado, y que «cometí el error de defenderme».

Monsalve dijo que había actuado solo, sin ayuda. Todos los demás imputados se declararon inocentes. El sobrino Enzo admitió que estuvo en la meseta donde quemaron el cuerpo, pero según su versión fue «engañado». Ana Perales afirmó que «no tenía nada contra esa chica».

Chianese, a quien se vio conversando y bromeando con el femicida en varios tramos del juicio, sorprendió en la última audiencia: «a mí ese hombre me mató en vida», gritó señalándolo.

¿Repetirá Monsalve ese discurso ensayado hasta el hartazgo en los meses que lleva detenido, y que preparó especialmente como un intento de impresionar al jurado? Puede reproducirlo, modificarlo, o puede no decir nada. Puede hablar el primer día del juicio, el último, o nunca. Es su derecho como imputado.

El fiscal García se quejó: o usamos todas las declaraciones del primer juicio o no usamos ninguna. No quedó claro qué criterio adoptará finalmente el juez Giorgetti, de 43 años, quien asumió en el cargo hace menos de seis meses sin experiencia previa en litigación, obtuvo muy buenas calificaciones en el Consejo de la Magistratura y goza de impecables referencias.

Con confesión o sin ella, la fiscalía confía en que tiene sólidas pruebas para que el jurado popular pronuncie un veredicto de culpabilidad.


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