Los juegos perversos del maestro acusado de abuso en Neuquén

Qué dijo el hombre durante la audiencia del miércoles. Le atribuyen 16 casos de abuso, y se investigan otras 37 denuncias. Su modo de operar, según la fiscalía. La pena que podría caberle si lo declaran culpable. Los próximos pasos de la investigación.

«Sí, comprendo perfectamente».

Son las únicas palabras que pronunció el docente de música del jardín de infantes 31 de Neuquén durante la audiencia del miércoles a la noche, cuando le preguntaron si había entendido que lo estaban acusando de abusar de 16 niños y niñas que eran sus alumnos.

Según pudo reconstruir Río Negro en base a diversas fuentes, ya que la audiencia se realizó a puertas cerradas, el hombre de 44 años mantuvo casi todo el tiempo su rostro tapado con las manos. En una sala contigua, algunos padres y madres de las víctimas pudieron seguir las alternativas por zoom.

La acusación estuvo a cargo del fiscal de Delitos Sexuales, Manuel Islas, y adhirieron la querellante institucional, Andrea Rapazzo (defensora de los derechos niñas, niños y adolescentes), y los querellantes particulares Gustavo Lucero y Manuela Castro.

La defensora oficial Laura Giuliani sólo opuso algunas cuestiones formales, pero aceptó la formulación de cargos.


Las denuncias, base de la acusación


El fiscal Islas informó que las pruebas reunidas hasta ahora son, básicamente, las denuncias de los padres. Recibieron 53, de las cuales procesaron los 16 casos más sólidos para iniciar la investigación, y en los próximos días avanzarán con los 37 restantes.

Las víctimas son 9 varones y 7 niñas, de entre 3 y 5 años, de los turnos mañana y tarde. Los hechos ocurrieron en fechas y horarios que no están determinados todavía, sólo se sabe que fueron entre principios de marzo y principios de julio, cuando quedaron expuestos por la denuncia de una madre.

Las fuentes consultadas por este medio indicaron que algunos de los abusos se habrían producido, de acuerdo con el relato del fiscal, cuando el maestro acompañaba a las víctimas al baño. Pero otros sucedieron en el aula, siempre durante la hora de clase.


Los juegos perversos del acusado de abuso


El profesor se valía de una serie de juegos perversos, según la acusación. Por ejemplo apagaba las luces de la sala, obligaba a los niños a acostarse en el piso, y a eso lo llamaba «la siestita».

Había otros, a los que llamaba «el sillón», o «el tobogán». Así lo relataron las víctimas a sus padres, que a su vez se lo contaron a la fiscalía.

Islas formuló cargos por abuso sexual simple (manoseos, tocamientos) en 16 hechos, y abuso sexual con acceso carnal, en un caso, agravados por haber sido cometidos por quien estaba a cargo de la educación de las víctimas.

Explicó que por la cantidad de casos y por las penas previstas en el Código Penal, al imputado pueden caberle hasta 50 años de prisión si lo encuentran culpable.


Los próximos pasos


El caso fue declarado complejo, de modo que el plazo de investigación es de un año en vez de cuatro meses. Las víctimas serán evaluadas por el gabinete de psicología forense, que determinará cuáles están en condiciones de declarar en cámara Gesell.

De esos testimonios pueden surgir nuevas pruebas, y la situación del docente se puede agravar. Por tratarse de abusos simples, no serán necesarios en principio exámenes médicos invasivos.

La jueza Carina Álvarez tuvo por formulados los cargos y aceptó el pedido de imposición de seis meses de prisión preventiva. Dijo que se presenta el peligro procesal de fuga, pero en especial remarcó que debía proteger a las niñas y niños para que puedan hablar sin ningún condicionamiento ni temor, y para eso el imputado debe estar privado de su libertad.


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