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¿Kirchnerisarse o moderarse?

Alejandro Itkin *


Está por verse si Alberto Fernández recoge el guante y aprovecha la oportunidad para deshacerse de la sombra de Cristina y comienza a volar solo. Difícil que pase.


La elección del domingo pasado dejó al GPS del gobierno recalculando. El problema es que este GPS indica dónde estamos, pero no hacia adónde vamos. “Cambios adelante…” dice la tan conocida voz en off que nos guía.

El gobierno lee que el pueblo le dio la espalda, pero no sabe aún por qué. Al respecto hay muchísimas voces que corren al gobierno por izquierda y por derecha.

Una de las primeras respuestas que habrá que responder es ¿quién es el gobierno? Una vez respondido eso, sabremos quién perdió y por qué. Pero la realidad es que perdió la fórmula CFK-AF completa.

También se sabe que a partir de ahora deberán hacer cambios. La gran incógnita es cuáles. ¿Acelerar o moderarse? ¿Perdieron por ser haberse corrido al medio o por ser demasiado kirchneristas?

Se pueden escuchar opiniones alegando que faltó kirchnerismo, que fueron demasiado débiles, que tendrían que haber aniquilado a la oposición, que los medios hegemónicos destruyeron a este gobierno, que Alberto se debe correr y dejar a Cristina tomar el mando. En el mismo tono, otros exigen que Cristina tenga más protagonismo en la campaña y determine qué cambios deben hacerse en el gabinete.

Muchos de los analistas del otro lado consideran que el pueblo les dio la espalda por ser demasiado kirchneristas. A saber: por aliarse a Venezuela, Irán, Hamas, Nicaragua y salirse del Grupo de Lima. Por intentar digitar la Justicia, por las 114.000 muertes por Covid y una cuarentena eterna, por los niños sin escuela. Por la quita de co-participación a Larreta, por el cepo al dólar, el vacunatorio VIP y la fiesta de Olivos. Por promesas incumplidas a los jubilados, por negarse a la Pfizer por ser una vacuna “imperialista”, por defender a una maestra adoctrinadora y la lista sigue…

El gabinete que le responde a CFK presentó su renuncia por completo. Un claro mensaje de un cambio de época. Entre los analistas políticos esto es leído como un apriete a Alberto Fernández: o despedís a Cafiero, Guzmán y Kulfas, o te vaciamos el gabinete y te declaramos la guerra.

Está por verse si Alberto Fernández recoge el guante y aprovecha la oportunidad para deshacerse de la sombra de Cristina y comienza a volar solo. Difícil que pase. Nadie cree en las brujas, pero que las hay, las hay.

Entre las posibles soluciones económicas que buscan, si el gobierno decide imprimir miles de millones de pesos para que la gente tenga dinero en el bolsillo causará más populismo aún y se autogenerará un inmenso problema durante los últimos dos años de gobierno.

La impresión monetaria es como el dentífrico. Una vez salido del pomo es imposible volver a meterlo. Con la maquinita pasa lo mismo. Si emiten otro trillón de pesos, generarán un excedente en la calle que inexorablemente se irá a la compra dólares impulsando una explosión de su valor, generando inflación, retraso del poder adquisitivo, reclamos paritarios y otra vez la misma rueda. Recordemos el viejo axioma: las soluciones de corto plazo traen problemas en el largo.

La moderación, por otro lado, sería mucho más seria, pero tardaría más en recuperar la economía. Y, por otro lado, nadie la creería. Se consideraría una moderación falsa por haber perdido las elecciones, en vez de un acercamiento real. La oportunidad del “volvimos mejores” se dio hace dos años y demostraron que no pueden ni saben ser mejores.

¿Arreglarán con el FMI o irán por el famoso “menos FMI y más pueblo”?, ¿qué cambios habrá en el gabinete y quién los dispondrá?, ¿seguirá Alberto Fernández siendo súbdito de Cristina Kirchner o se liberará endilgándole la derrota?, ¿tomarán la conducción explícita ella y los muchachos de La Cámpora, dejando aún más en ridículo a Alberto Fernández?

Es sabido que Cristina Kirchner siempre termina redoblando la apuesta. Esta vez no será diferente. La primera movida con la renuncia de sus ministros es una muestra de poder. No es de esperar que baje la cabeza y admita la derrota en forma pacífica. Su ego la embarcará en una guerra de poder, que podría dañar a todos nosotros. Hay que ver cómo reacciona Alberto. De este velocísimo partido de ajedrez, depende el futuro de todo el país.

* Analista político


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