“La casa de papel”, una serie que manipula a los espectadores

El creador de la serie Álex Pina y la guionista Esther Martínez Lobato adelantan cómo preparan la tercera temporada.

“La casa de papel”, una serie que manipula a los espectadores

El creador de la serie Álex Pina y la guionista Esther Martínez Lobato adelantan cómo preparan la tercera temporada.

La preparación de la tercera temporada tiene en ascuas a medio planeta. “La casa de papel”, la serie de habla no inglesa más vista en Netflix, es un auténtico fenómeno social cuya fuerza reside en “descolocar” moralmente al espectador, dijo su creador Álex Pina. Él y la guionista y coproductora Esther Martínez Lobato charlaron con la AFP sobre la serie y su tercera temporada que se estrenará en 2019 para la que, aseguran, tienen carta blanca de la cadena de streaming.

P- Su serie se inspiró en el movimiento de protesta de los Indignados en España. ¿Hasta qué punto están llamando al público a la resistencia?

ESTHER MARTÍNEZ LOBATO (EML)- El mensaje político es la última cosa de la que queremos hablar en la escala de cosas que queremos hablar. Tenemos una banda de desencantados, de gente perdedora, una “Tokio” que no tiene adonde ir, una “Nairobi” que tiene una historia tremenda, todos los personajes tienen un trasfondo de una realidad muy dura, donde tú te sumas a ellos porque quieres que ganen.

P- Netflix no difunde datos sobre audiencias. ¿Conocen ustedes a su público?

EML- No está muy claro el perfil, porque le gusta a mucha gente. Netflix no da datos, pero a día de hoy de alguna manera no se necesitan porque las redes sociales te sitúan en lugares: la comunicación es directa.

ÁLEX PINA (AP)- Brasil, Argentina, Francia, Turquía son los países en los que parece que tenemos más éxito.

P- Así que es en las redes sociales donde dan con su audiencia.

AP- Las redes sociales te dan mucha información, pero por ejemplo había un gran sector de la gente que quería matar a Arturo y que realmente lo odiaba. Y sin embargo Netflix ha hecho un muestreo entre los fans de la serie y una de las cosas más fascinantes es que a la gente le gusta odiar a Arturo. Hay mensajes muchas veces que son contradictorios.

P- Sin embargo, Arturo, un rehén, es de los buenos.

AP- Estamos descolocando al espectador moralmente. No sabe si “Berlín” es un tipo al que hay que odiar, es realmente misógino, despreciable, cruel, y luego lo adoras. Estamos cambiando el foco moral y manipulando al espectador y creo que al espectador le gusta que hagamos eso.

P- ¿Es arriesgada esta tercera temporada producida por Netflix visto como acaba la segunda?

AP- Estuvimos dos meses pensando si podíamos abrir la serie. Encontramos una idea que creemos que es maravillosa, fuimos a Netflix y todo se puso en marcha. Vamos a intentar trabajar la fragmentación, el desorden temporal. Cada vez el espectador es más experto, ve muchísimas horas de ficción al día. Puede que lleguemos a manejar cinco tiempos en un mismo capítulo.

P- ¿Plantean las series una seria competencia al cine?

AP- Sí. Noto como espectador que lo que me está ocurriendo con las series es que cuando voy al cine parece que se está quedando como el hermano menor. Las series son la nueva literatura por fascículos, lo veo en mi casa con mi hija, que no lee, ve series.

P- ¿El cine se quedó atrás?

EML- Vamos pasando por fases en la narrativa. Hay épocas en que era más interesante la comedia, lo lúdico, los géneros y finalmente hemos llegado a un lugar donde la gente está muy interesada en la vida de los personajes. Y las posibilidades que tiene una serie que al menos tiene 10 capítulos son infinitamente mayores que las que pueda tener una película en 90 minutos.

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