La Escuela de Hotelería de Bariloche tiene una enorme salida laboral

El CET 25 y su instituto terciario no dan abasto para responder a la demanda de los jóvenes que quieren estudiar. Aunque no hay cifras oficiales, se sabe que sus egresados obtienen rápidamente empleo gracias a que, en laboratorio, tienen una formación ideal.

La calificación para trabajar en una cocina profesional, en la recepción de un hotel o atender la mesa de un restorán de alta gama no se obtiene de un día para el otro. Pero los graduados de la CET 25 Escuela de Hotelería y Gastronomía demuestran día a día que están a la altura.

Los docentes lo saben, porque escuchan sus historias y porque conocen el mercado laboral, donde los alumnos del secundario y también los del instituto terciario (Isetp) logran fácil inserción y se destacan con rapidez.

Denis Williams, director del Isetp, dijo que no hacen un seguimiento estricto ni llevan estadísticas pero la incorporación de los egresados al mundo laboral tiene una fluidez cada vez mayor.

Dijo que hace pocos días se encontró con un exalumno que trabaja en Parques Nacionales y que le aseguró que “el 95% de los compañeros de su camada trabaja en turismo y en hotelería”.

Los estudiantes de la Escuela de Hotelería tiene prácticas en la curricula. Foto: Alfredo Leiva

La salida laboral es una prioridad excluyente en la escuela y a juzgar por los resultados no le va nada mal. En el último año el CET reformuló las llamadas “prácticas profesionalizantes” que realizan los alumnos hacia el final de la carrera para garantizar una formación acorde con la demanda, que se diversifica cada vez más, especialmente en un polo turístico como Bariloche.

Y en los hoteles, restoranes y agencias de turismo están convencidos de que si la escuela no existiera habría que crearla.

Williams explicó que la formación que brindan “tiene un eje importante en las pasantías”, que se cumplen mediante convenios específicos en empresas de la ciudad.

“La gente de la actividad turística sabe lo que pueden dar los alumnos del instituto y es habitual que se comuniquen cuando tienen que cubrir algún puesto –dijo el director–. Nosotros no recomendamos, pero informamos a los estudiantes y los que interesados presentan sus currículum para la selección”, dijo que ese tipo de vínculo no es algo formal, pero “se puede decir que funciona como una bolsa de trabajo asistemática”.

Elaborados platos preparan los alumnos de la Escuela de Hotelería de Bariloche.

Formación

6 años
dura el secundario, como todas las escuelas técnicas. El terciario tiene una cursada de tres años.

Señaló que el turismo “es muy demandante de mano de obra” y la calidad profesional del trabajador es un factor diferencial para el prestador de servicios, como tal vez no ocurre tan claramente en otras actividades económicas.

Dijo que además de las prácticas, la inserción laboral de los alumnos se facilita a partir de su participación en la Fiesta del Chocolate, en Bariloche a la Carta y otras actividades masivas “que influyen y dan visibilidad”.

Pocas vacantes

El secundario CET 28 tiene una currícula de seis años en doble jornada como cualquier escuela técnica y con prácticas obligatorias desde primer año. Durante mucho tiempo fue la única escuela del país pública y gratuita en su modalidad, pero desde 2017 existe otra similar en Las Grutas.

En la Escuela de Hotelería hay instancias de formación práctica y teóricas, con espacios para el estudio. Foto: Alfredo Leiva

El terciario tiene actualmente 300 alumnos y ofrece las carreras de Técnico Superior en Turismo, Técnico Superior en Gastronomía y Guía de Turismo Regional. La cursada es de tres años, también con prácticas intensivas. Además se dictan cursos de oficios de un año de duración.

En los dos establecimientos la demanda es altísima y las inscripciones superan las vacantes, de modo que los alumnos ingresan por sorteo.

La pasantía no es mano de obra barata. Es bastante común que les ofrezcan incorporarlos luego con un empleo

Gonzalo Costa, jefe general de enseñanza práctica del CET 25.

La exigencia es alta y está orientada a la formación práctica. Los planes de estudio tienen muchas horas de materias como operación hotelera, cocina, panadería, pastelería, métodos de cocción, enología, cocina regional, barman, servicio de salón y atención al cliente. Pero no desdeña las materias de teoría y de contexto, al punto de que los alumnos deben aprobar también contabilidad, estadística aplicada, derecho, tecnologías de la información y la comunicación, marketing y comercialización, bromatología y ética profesional.

Cada año, por la alta demanda, hay sorteo para ingresar a la Escuela de Hotelería. Foto: Alfredo Leiva

El jefe general de enseñanza práctica del CET 25, Gonzalo Costa, dijo que la carga horaria de prácticas y pasantías es muy alta y se acentuó con los últimos cambios al plan de estudio. Los chicos egresan con un mínimo de 210 horas de “prácticas profesionalizantes”, que cumplen en hoteles, hostels y restoranes, acompañados de un tutor que designa la empresa y con seguimiento continuo del docente.

“La pasantía no es mano de obra barata y nos cuidamos especialmente de evitar eso. Está bien reglamentado –aseguró–. Pero es bastante común que a los alumnos les ofrezcan incorporarlos después con un empleo, les proponen cubrir francos o los citan para hacer las temporadas”.

Algunas de las empresas que tienen convenios con la escuela son los hoteles El Casco, Edelweiss, Llao Llao, Tres Reyes, Monte Claro, el hostel Achalay, el restorán Breogán, el Casino, el salón BEC, la cervecería Kuntsmann y la chocolatería Rapa Nui.

Los alumnos de la Escuela de Hotelería de Bariloche atienden un restaurante abierto al público. Foto: Alfredo Leiva

También la escuela suele recibir llamados de otros establecimientos interesados, pero no pueden aceptar a todos.

Costa dijo que ”sin duda los chicos de la escuela van con ventaja” a la hora de postular a un puesto laboral, porque “desde primer año acumulan alrededor de 1.000 horas de prácticas” y ya en el currículum pueden poner las pasantías realizadas y nombrar a sus docentes como referencia, que en muchos casos son profesionales de larga trayectoria en los mejores hoteles de la ciudad.

Dijo que a los alumnos “se los prepara para trabajar en cualquier hotel de cadena”, pero a veces las condiciones que se encuentran no reproducen ni por lejos la calidad de los espacios y el equipamiento con los que cuentan en la escuela.

Se puede decir que los chicos salen demasiado bien formados para un mercado que no llega a los estándares ideales, especialmente en las instalaciones”, aseguró.

Anahí Legua, coordinadora de Prácticas profesionales del CET 25. Foto: Alfredo Leiva

Anahí Legua es coordinadora de Prácticas Profesionalizantes en el CET 28 y también consideró que hay en la escuela una expectativa obvia de salida laboral. Dijo que en el ámbito hotelero y gastronómico “valoran mucho” la mano de obra calificada que genera el CET 25.

Aseguró que los chicos suelen conseguir trabajo con facilidad, aun los que no tienen pensado dedicarse a la cocina o al turismo y marchan a estudiar otras carreras. Lo aprendido les sirve “para tener un empleo, tal vez de medio tiempo, mientras completan sus estudios, en Buenos Aires, en Córdoba, en cualquier lugar del país. Pueden porque tienen el conocimiento y el oficio”.

Costa añadió que es común que los hoteles de Bariloche busquen a los egresados de la escuela porque llegan sin deformaciones profesionales, “con buena práctica y una capacitación que no todo su personal tiene”. Calculó que “un 80% consigue trabajo sin problemas”.

Según Legua, la interacción con los empresarios del sector les sirve también para revisar algunos contenidos de la formación. Una de las demandas que no es fácil de atender desde la escuela y el instituto es un mayor dominio de idiomas.

García Bertone: “Nivel de preparación superior”

Desde el empresariado turístico evalúan la tarea desarrollada por el Isept y por la CET 25 como un valor agregado que se hace notar.

Belén García Bertone es propietaria del hotel Monte Claro, que mantiene convenio de pasantías con la escuela y recibe alumnos en forma regular. Señaló que esa experiencia les resultó “sumamente enriquecedora”.

Dijo que la formación de los alumnos “es muy buena”, lo mismo que la dedicación de los docentes, y consideró que la escuela les garantiza “un nivel de empleabilidad alto”.

Dijo que los jóvenes que cursan allí “claramente tienen una preparación superior que el resto” de los aspirantes cuyos currículums llegan al hotel, pero que no tienen estudios específicos.

Los alumnos de la Escuela de Hotelería en la cocina. Foto: Alfredo Leiva

García Bertone advirtió sin embargo que la exigencia en hotelería y gastronomía evoluciona muy rápido y sería bueno que la escuela se mantenga al día “en lo que son nuevas tecnologías y nuevas formas de comercialización”.

También dijo que “el inglés y el portugués son clave” y toda la educación local debería poner énfasis en los idiomas.

Una vara muy alta que siempre se hace valer

“En la escuela nos brindan mucha información, nos inculcan el tema de la ropa, la prolijidad, el vocabulario técnico y después cuando vas a trabajar a veces no todo es tan así. Pero bueno, ya lo sabés y te va a servir”.

El comentario es de Agustín Sara, que está a punto de terminar sexto año en el CET 25 y realizó sus pasantías en un restorán local, donde se sintió “muy bien recibido”.

Dijo que a una compañera de su curso le tocó realizar las prácticas en una chocolatería y cafetería de la calle Mitre en la cual ya le ofrecieron empleo.

Al mismo Agustín también le propusieron trabajar en la próxima temporada de invierno. Destacó que la capacitación de la escuela “sirve mucho para trabajar turnos cortos o reemplazos, mientras uno cursa otra carrera”. Así será posiblemente en su caso, ya que tiene el plan de estudiar enfermería en la Universidad del Comahue.

Agustín dijo que está muy conforme con la formación recibida, pero dijo que les exige un ritmo de doble turno, más las prácticas, y no es fácil de seguir.

Para él significó una elección difícil porque practicaba un deporte que le demandaba entrenamientos diarios y tuvo que dejar.

Otros alumnos consultados también valoraron lo recibido en la escuela y especialmente “el profesionalismo de los profesores”.

La Escuela ubicada en el barrio Ñireco, sobre la costa del lago Nahuel Huapi tiene un hotel y un restorán que están abiertos al público y también sirven para que los chicos se inicien en las prácticas, con supervisión continua de los docentes.


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