Video | La historia de una esperanza: a Luciano, un adolescente de Huincul, la vacuna le permitió volver a la escuela

El chico de Plaza Huincul tiene 14 años y a los 3 fue diagnosticado con una neurofibromatosis. "Es una alegría porque él va a poder tener una vida un poco más normal", asegura su mamá.

“Nuestra felicidad mayor es la felicidad que tiene Luciano desde que se vacunó”, dice la madre del adolescente de 14 años que recibió la primera dosis de Moderna en Plaza Huincul. Esto le permitió volver a la escuela de manera presencial.

La vida de la familia que integran Mónica Herrera y Diego Martínez se modificó cuando su hijo -ahora adolescente- fue diagnosticado con una neurofibromatosis. Luciano tenía entonces tres años y ahí comenzó a peregrinar con estudios médicos, tratamientos, hasta llegar a la quimioterapia, indicada por los especialistas en oncología y en neurología del hospital Juan Garraham en Buenos Aires.

“Tenía unos quistes en el nervio óptico y empezó con dolor de cabeza, con el correr del tiempo le volvió a crecer”, describe Mónica. Estuvo un año y medio con quimioterapia, pero no resultó.

El tratamiento lo siguió luego en el hospital Castro Rendón de Neuquén y la médica de cuidados paliativos, Sandra Chacón, se hizo cargo de su seguimiento y atención. “Hay que esperar que no le vuelvan a crecer porque tiene tumorcitos en la cabeza. Los más importantes son los que tiene en el nervio óptico”, agrega su mamá.

Todo siguió así hasta que en 2020 se declaró la pandemia de coronavirus. Y ¿cómo estuvo esta familia que, además de Luciano tienen a Mateo, de 5 años? “Encerrados”, contesta categórica la mujer. No salían o lo hacían lo justo y necesario.

Diego, el padre, estuvo durante cuatro meses sin trabajar y ni bien empezó se contagió de coronavirus. Los cuatro fueron positivos de Covid-19 y sintieron mucho miedo por la condición de vulnerabilidad de Luciano. “Él quería salir y nosotros teníamos mucho miedo”, cuentan.

El mismo día que se enteraron de que se abría la inscripción para chicos de 12 a 17 años con factores de riesgo, lo anotaron. Esperaban el llamado telefónico para que les dieran la cita el sábado, pero no sucedió.

Luciano, junto a su mamá Mónica y su papá Diego con su carnet. Foto: Andrea Vázquez.

Consultaron de todos modos si habían quedado dosis en el vacunatorio del hospital de Complejidad Media de Cutral Co.

La enfermera que nos atendió muy bien nos dijo que si queríamos esperar, lo hiciéramos. Y estuvimos como una hora y media hasta que lo hicieron pasar porque sobraron dosis”, afirma Mónica.

Y suma: “Es una alegría porque él va a poder tener una vida un poco más normal. Los médicos nos dijeron que salga un poco, pero nosotros somos muy miedosos”.

Luciano dice que está “muy contento de volver a las clases presenciales y poder estar con mis compañeros”. Ahora, piensa que podrá salir a hacer compras un poco más tranquilo o a pasear. Asiste a 1º año en el CPEM Nº 58.

Diego cuenta que estaba esperanzado en que las vacunas llegaran pronto al país. Ahora están muy contentos porque el matrimonio completó el esquema y Luciano llegó a la primera dosis. “La gente tiene que concientizarse que estamos pasando un momento mundial difícil y que crean en lo que significa la vacunación y se cuiden”, apunta.

La familia que vive en su casa de Altos del Sur de Plaza Huincul, junto a varias mascotas rescatadas, demuestra la felicidad que tienen al estar vacunados. “Nunca dudamos que cuando llegara la vacuna nos la íbamos poner. Ya por lo menos puede salir a comprar o a pasear un poco más tranquilo, aunque seguirán los cuidados”, concluye Mónica.


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