La historia del ferrocarril regional contenida en un museo cipoleño

Este espacio recreativo no sólo alberga objetos que trasmiten la memoria del tren y de sus entrañables personajes. Involucra también planes de educación y un paseo ferroviario que pretende fusionar la actividad cultural y gastronómica de la ciudad.

Cada espacio refleja un fragmento de la historia del ferrocarril. Cada objeto está intacto como si los años no hubiesen pasado para ellos ni para los amantes de ese transporte. La fundación Cabus Trenes se encargó de construir con esmero el Museo Ferroviario que atesora cada elemento que perteneció a la estación del tren de Cipolletti. Enzo Martinetto, integrante de la organización, relató la historia de cada objeto que conforma el espacio y adelantó que lo que se viene es una escuela de maquetismo y un paseo ferroviario que pretende fusionar la actividad cultural y gastronómica.

Recibe a los visitantes una figura que simula ser Juan Carlos Escobar, el guarda que fue testigo del último viaje que hizo el tren de pasajeros en la región, en 1992. El uniforme está intacto, al igual que el silbato, la libreta y sus pañuelos, verde y rojo, con los daba las señales al jefe de estación. Estos objetos fueron guardados por su familia, que decidió entregarlos para que fueran exhibidos en el museo, explicó Enzo.

Las fotos son tal vez un claro reflejo de la esencia de este espacio, que trabaja sobre tres aspectos: reflejar la historia del ferrocarril, el sistema de riego impulsado por el ingeniero hídrico César Cipolletti y la fuerza de los primeros pobladores. Todo en su conjunto, explicó Enzo, recorre el museo en cada uno de sus rincones.

El tren ocupaba un espacio importante en la economía de la región ya que trasladaba la fruta hacia Bahía Blanca o San Antonio para que pudiera ser exportada.

En el museo se pueden observar elementos que en su momento tuvieron un gran valor y que hoy sirven para rememorar el trabajo que se realizaba. Por ejemplo, los enormes teléfonos eran utilizados por los guarda hilos, aquellos hombres dedicados exclusivamente a las comunicaciones entre las estaciones.

Las herramientas que se usaron para forjar las vías también se pueden encontrar allí. Lo mismo sucede con la maqueta de ferromodelismo que construyeron los amigos del tren, trabajo que demandó prácticamente una década, explicó Enzo. La obra tiene 10 metros de extensión y muestra la historia del tren y su utilidad a lo largo de los años. Inicia en 1880, con el trabajo de la minería, y finaliza en 1960, en una zona que simula ser de actividad petrolera. Los personajes, el material rodante y las vías fueron adquiridos en Estados Unidos, mientras que la vegetación y la diagramación fue trabajo exclusivo de la mencionada fundación.

Presente y futuro para turistas y estudiantes

El museo ferroviario está ubicado sobre la calle Fernández Oro 451, en la estación del tren de pasajeros de Cipolletti.

Se puede visitar de viernes a domingos de 19 a 22.

El año pasado, la Fundación Cabus Trenes ubicó allí numerosos objetos con un gran valor histórico.

El próximo año proyectan poner en marcha una escuela de maquetismo y a futuro desarrollar un paseo de vagones que involucre cultura y gastronomía.

La otra cara de la estación

“¿Por qué está así la estación del tren?”, se pregunta una mujer mientras espera la formación en Cipolletti. La emoción que se vivió hace más de un año, cuando se puso en marcha el tren de pasajeros, pareció quedar a un lado. En la actualidad, la estación está rodeada de arbustos y escombros. Un cartel pegado en uno de los baños es fiel muestra del abandono: “Baño en refacción, por favor ingresar al de caballeros. Disculpe las molestias”, reza la frase escrita sobre un papel.

Florencia salto


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