La interna oficialista: el Frente de Todos muestra las costuras

A poco más de dos meses de la llegada al poder, Fernández ha recibido desafíos y desautorizaciones de ministros, dirigentes y de la vicepresidenta Kirchner. Opinan tres conocidos analistas.

Pese a los intentos de exhibir un frente unido, en las últimas semanas el oficialismo expuso plenamente sus fisuras. Se sucedieron: la discusión por la calificación de los llamados “presos políticos”, las diferencias entre Nación y Buenos Aires sobre cómo abordar el siempre sensible tema de la inseguridad y declaraciones audaces de Cristina Kirchner sobre la deuda externa, en medio de la incertidumbre económica y mientras el gobierno de Alberto Fernández apenas comienza la negociación con el FMI y los bonistas. A dos meses de gobierno: ¿interna anticipada o la lógica lucha de poder de cualquier gobierno?

En diez días, Fernández se vio obligado involucrarse de manera directa en tres hechos sensibles dentro del Frente de Todos. Primero, con el tema de los ex funcionarios y empresarios kirchneristas detenidos por causas de corrupción. Ante una consulta, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, reiteró la posición que había planteado Fernández en sus primeros días como presidente: en Argentina no hay presos políticos, a los sumo “detenidos arbitrarios” por la Justicia. La ministra de las Mujeres, Género y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, no sólo cruzó a su jefe de ministros, sino que le explicó al mandatario la definición de “presos políticos”. La situación enojó al presidente, que debió salir públicamente a reiterar que “no hay presos políticos”, mientras el kirchnerismo duro repite lo contrario ante cada consulta.

El segundo tema con el que debió involucrarse directamente el presidente es el enfrentamiento entre su ministra de Seguridad, Sabina Frederic, y su par en la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, que le pidió que saque a las fuerzas federales del distrito en una carta con duras críticas. El presidente debió organizar una reunión con el gobernador de la Provincia, Áxel Kicillof, y propiciar un encuentro entre ambos ministros para bajar el ruido de la interna. Por ahora, tregua.

El FdT buscó desplegar desde la victoria electoral una estrategia de unidad clara para ahuyentar cualquier fantasma de división interna o doble comando entre el albertismo y el cristinismo. Antes de los intensos cruces de estos últimos días, la interna había dado algunas pocas muestras visibles las primeras semanas de gobierno, cuando tres altos funcionarios de la Secretaría de Energía renunciaron de forma precipitada.

Otro nubarrón amenazó la convivencia entre el albertismo y el kirchnerismo. Desde Cuba, donde presentó su libro “Sinceramente”, la vicepresidente Cristina Kirchner habló, entre otras cosas, del tema de la deuda. La ex mandataria criticó al FMI por el préstamo que le otorgó al gobierno de Macri, y sostuvo que el organismo debe contemplar una “quita sustancial”, en momentos en que en el Ministerio de Economía y cerca del presidente informaban que no se preveía ninguna quita sino la negociación de una postergación de pagos. Aunque en el Mercado hay quienes ven en las posiciones cruzadas una estrategia de negociación, en este caso Fernández también se vio obligado a intervenir públicamente: pidió “prudencia mediática” mientras se dialoga. Pero finalmente admitió que la observación de su vice era ”pertinente”.

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CINCO PREGUNTAS PARA ANALISTAS


1) ¿Se puede hablar ya de una interna clara o es la lógica interna de cualquier gobierno?


2) ¿Hay estrategia orquestada por el cristinismo para pelearle poder interno a Fernández o es espontáneo?


3) ¿Cómo impactan las internas en el panorama de incertidumbre económica? ¿Son fruto de la falta de resultados?


4) ¿Qué hay atrás de la discusión por los presos políticos? ¿Una estrategia para ir contra la Justicia?


5) ¿La pelea en Seguridad no es riesgosa en términos de imagen con un tema tan sensible?


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LAS RESPUESTAS


Catterberg: “Un desafío a los equilibrios de poder”



1) Hasta ahora no es una interna. De cualquier manera, este gobierno cuenta con una característica particular, siendo que por primera vez el Presidente no es el líder del peronismo; quien concentra la mayor parte del apoyo electoral y tiene además una parte importante del poder formal es la vicepresidenta Cristina Kirchner. Este escenario inédito en la historia del peronismo presenta un desafío muy grande para la administración actual en términos de equilibrio de poder.

2) A pesar de no ser una interna clara, cuesta pensar que los sucesos de los últimos días sean solamente una coincidencia. Las declaraciones de Sergio Berni o las de la Ministra Gómez Alcorta contradiciendo al Jefe de Gabinete sobre los presos políticos, o incluso la propia Cristina Kirchner reclamando al FMI desde La Habana que asuma su responsabilidad por el préstamo que le otorgó a la Argentina -al que calificó como “ilegal”- y por permitir la fuga de esos dólares, parecen evidenciar las primeras manifestaciones de las tensiones internas del nuevo gobierno.

3) Los conflictos internos en el gobierno generan incertidumbre entre los principales tomadores de decisiones económicas e inversores, que no encuentran una respuesta clara ante la pregunta de quién tiene la última palabra entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Lo que ellos necesitan conocer es cómo es el proceso de toma de decisiones en un gobierno donde el poder formal está compartido entre estas figuras, y hasta el día de hoy eso todavía no está claro.

4) Considero que esta discusión se trata de una combinación de dos factores. Primero, de la impaciencia y tensión que genera en muchos ex funcionarios del kirchnerismo involucrados en casos de corrupción por no ver un avance o una iniciativa clara por parte del gobierno en sus causas. Y por otro lado, creo que se trata también de una declaración de principios o una prueba de lealtad por parte de funcionarios y figuras asociadas a Cristina Kirchner, de un lado, y a Alberto Fernández, del otro.

5) Sí, puede llegar a ser riesgosa. No creo que sea posible que en un partido de gobierno no existan diferencias de enfoque en este tipo de temas, pero esas discusiones deberían saldarse puertas adentro. Lo que este enfrentamiento público termina mostrando es no solamente un entredicho entre dos ministros sobre la inseguridad, sino un conflicto latente entre Nación y Provincia de Buenos Aires, o entre Alberto Fernández y Axel Kicillof.

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Giacobbe: “El kirchnerismo y el peronismo son distintos”



1) La interna existe amén de cuánto veamos de ella, es como un iceberg. Hay que terminar de comprender que el kirchnerismo y el peronismo son dos cosas absolutamente distintas. Tienen una lógica y una cultura absolutamente diferente. Pelean públicos diferentes. Ahora generan un matrimonio por conveniencia, Cristina alquila un vientre. Un matrimonio por conveniencia arriba entre Cristina y Alberto, dos personas netamente diferentes con ideologías diferentes; y abajo es un matrimonio por conveniencia de muchas más partes, sindicalismo, movimientos sociales, peronismo no kirchnerista, el peronismo sí kirchnerista, y todos tienen que convivir en esta situación que se va a ir descomponiendo. Mientras el gobierno de Alberto esté en las primeras fases, mientras todavía le puedan echar la culpa al anterior, todos lo pueden a apoyar. Pero cuando se empiece a revelar la idea de que, aunque arreglen la deuda, la situación económica va a ser triste y no va a ser de crecimiento, el kirchnerismo va a tener que elegir si va contra Alberto o va contra su propio público, y va a ir contra Alberto.

2) Hasta ahora lo que ha sucedido es que se ha dividido el gobierno por cuotas parte. De los 48 puntos que pusieron a Alberto en la presidencia, 38 son de Cristina. Si eso lo ves distribuido en los gobiernos, nacional y provincial, ves que el kirchnerismo intervino y se quedó con una parte muy grande de todo el poder pero que no tiene que ver con la Economía, es decir, pidieron lugares en todos lados menos Economía. ¿Por qué? ¿Porque el kircherismo quiere dejarle a Alberto todo el poder? No, porque quiere dejarle todo el quilombo, de modo tal que el día de mañana le pueda decir este quilombo lo armaste vos solo, el campo nacional y popular no participó de esto.

3) Una cosa tiene que ver con otra. Nosotros preguntamos en las encuestas: ¿Quién tiene mayor responsabilidad de la crisis económica: el gobierno anterior, el actual o ambos por igual? Cuando arrancó Macri el ‘gobierno anterior’ tenía la culpa en un 60% y el suyo en un 15%. Dos años después las líneas se cruzaron, y cuando la gente empezó a pensar que la culpa la tenía él ahí se empezó a romper el lazo con la opinión pública y eso es irreconciliable. Alberto arrancó igual, y las curvas van a empezar a pegarse, y se van a juntar: cuando se descomponga la opinión pública el kirchnerismo va a tener que decidir de qué lado está, de su público o de Alberto. Si nos divertimos con el nivel de diferencias internas entre Carrió y Macri, cuando empiece de verdad la disidencia interna entre Cristina y Alberto comprate un pochoclo y una gaseosa grande.

4) Yo creo que todos están de acuerdo en que nadie vaya preso, pero no están de acuerdo en la postura pública. La diferencia está en la postura, pero todos saben lo que hay que hacer en la trastienda de la política con la Justicia, en eso no hay interna alguna. Las diferencias públicas tienen que ver, no con la ideología, sino que Alberto se quiere reconciliar: Alberto no se quiere pelear con el público macrista, sabe que en algún momento lo puede llegar a necesitar.

5) La inseguridad es uno de los principales reclamos de la opinión pública, que quedó algo tapado por los temas económicos, pero es uno de los principales conflictos. Acá las cosas están como cruzada, porque Alberto tiene una ministra de Seguridad que se parece más al kirchnerismo y Kicillof tiene un ministro de Seguridad que podría ser macrista o del peronismo centro derecha. Hay que entender que Bullrich terminó como la ministra más valorada del gabinete de Macri, y había empezado muy mal. Eso te marca lo que pretende la opinión pública, incluso una parte del kirchnerismo.

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Berensztein: “Estas internas pueden entorpecer la gestión”



1) En todos los gobiernos hay internas, motivadas por distintos disparadores, a veces son cuestiones personales, a veces de intereses, cuestiones ideológicas, estilos de liderazgo, o la agenda, o a veces todas. Hay multiplicidad de factores que son inherentes a todos los gobiernos y que producen internas, que entorpecen la gestión, que generan costos comunicacionales, costos políticos y en el extremo terminan en renuncias, como en la Secretaría de Energía ahora. No podría afirmar que este es un gobierno con más internas que en otros. Uno podría decir que hay algo singular en este gobierno, que algunos llaman doble comando, que yo no lo llamaría así: hay un liderazgo que necesita fortalecerse con legitimidad de ejercicio. No veo a Cristina controlando el Ejecutivo, pero tampoco a Alberto como un líder fuerte, porque no tiene poder territorial y no ha tenido tiempo de acumular legitimidad en el ejercicio. Ahora, estas internas pueden entorpecer la gestión y puede por supuesto limitar su capacidad potencial de acumular legitimidad.

2) Yo creo que son diferencias más espontáneas. Por otra parte: supongamos que Cristina necesitaba volver a tener influencia en el poder para mejorar su situación procesal y la de su familia, y que para eso necesitaba un candidato más pragmático, que además le solucione el tema de la deuda, ¿qué sentido tendría, cuando nada de eso se ha logrado todavía, erosionar a Alberto? ¿cuál sería la lógica de debilitarlo ahora?

3) Obviamente todo esto debilita al gobierno, lo debilita a Alberto y a su capacidad de negociación, sin ninguna duda. Porque el consume tiempo, reputación y recursos y encima no se resuelven los conflictos, vuelven a surgir. Hay desafíos a la capacidad de disciplinamiento que está mostrando el presidente por ahora para mitigar conflictos. A Alberto lo veo con dificultades para establecer su liderazgo, tiene chances, dependerá del éxito con la deuda, de poner Argentina en movimiento, de lograr estabilización económica. La herencia era muy compleja, y para mitigar el efecto tóxico negativo de esa herencia necesitabas un gran plan, un excelente equipo y no equivocarte: no hay plan, no hay excelente equipo hay uno que se está formando, y ya han cometidos muchos errores, sobre todo en materia deuda, que el propio gobierno señala como su principal prioridad. Tiene espacio para darlo vuelta.

4) Creo que los sectores más radicalizados del kirchnerismo que están detrás de esto lo que buscan es influenciar la Justicia, no hay duda. Por eso lo hacen, para generar un momentum, para mandar señales, son balas que pican cerca. Por el lado de Alberto Fernández hay una definición autodefensiva, porque si hubiese presos políticos implicaría que hay presos a disposición del Poder Ejecutivo, y ellos hablan de detenciones arbitrarias porque en todo caso fue la Justicia. Sino, si quisiera, podría resolverlo él mismo.

5) Sí, tal cual, estoy convencido de que va a ser uno de los problemas que va a tener Alberto. No tanto por las peleas entre Frederic y Berni, sino básicamente porque estarían sacando a Gendarmería y Prefectura de la calle. Y cuando desaparece el Estado aparece la mafia. La percepción del riesgo del delincuente desaparece. Yo tengo la hipótesis de que eso puede empeorar. Cuando le preguntas a la gente y la situación económica está tan complicada, la preocupación por la inseguridad parece pasar al segundo plano, lo que no quiere decir que no haya preocupación y no me sorprendería que aumente la cantidad de gente preocupada por todo esto.


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