Alarma por la mortandad de loros barranqueros en la costa rionegrina

Con la participación de los mejores especialistas internacionales se estudian distintas hipótesis para determinar las causas. Recomiendan a la población que no intervenga para alimentar a estos animales silvestres.

La colonia de loros barranqueros ubicada en los acantilados de la costa atlántica rionegrina, a partir del balenario El Cóndor, registra una importante mortandad de ejemplares y es tema de estudio entre especialistas privados y del sector público rionegrino.

La aparición de muchas aves muertas encendió la alarma en los primeros días de diciembre pasado y se esperan resultados de laboratorio para la próxima semana que podrían establecer, con certeza, las causas de la muerte de los coloridos pájaros que son una marca registrada en los balnearios cercanos a Viedma.

Federico Hollmann, subsecretario de Biodiversidad y Cambio Climático de Río Negro, contó a RÍO NEGRO que se registraron dos eventos principales que dispararon la preocupación inicial y la investigación posterior.

“El primero fue detectado el 7 de diciembre pasado cuando aparecieron 87 ejemplares muertos en un radio muy pequeño, en cercanias de La Lobería” y “la primera sospecha fue un proceso de intoxicación” por eso se tomaron muestras de los ejemplares y se realizó una denuncia penal ante la Unidad Fiscal N° 5 de Viedma.

El otro es la denominada “muerte por goteo”, con la aparición diaria de ejemplares fallecidos que hasta estos días supera el medio millar de loros.

Desde el área de Ambiente de la provincia y con la participación de profesionales privados, se realizan rastrillajes diarios en busca de aves muertas.

Hollmann contó que “lo primero que hicimos fue contactar a Juan Masello, que es un investigador que hace más de 20 años que trabaja en la colonia, quien permitió que sea una de las colonias más investigada del mundo y él nos manifestó que hubo un evento similar en 1988/89 también con la presencia del fenómemo climático de La Niña” que se da sobre el océano Pacífico y afecta esta zona con vientos constantes y etapa de sequía.

A partir de allí comenzó el trabajo coordinado por Masello con su equipo, que está en la zona, y personal de la Secretaría de Ambiente de la provincia, con tres hipótesis bien definidas.

En primer lugar el posible efecto de La Niña, “con baja disponibilidad de alimento, sumado a una situación de desmonte”, el segundo podría tratarse de algún tóxico y, por último, cuestiones sanitarias de la propia colonia.

“Estamos trabajando sobre esto y en cada una se están llevando adelante acciones” dijo Hollmann.

Para descatar, o no, cuestiones toxicológicos “se enviaron muestras al laboratorio de referencia que utiliza el proyecto Cóndor Andino y tiene mucha experiencia en el tema de intoxicación de aves” y se esperan los resultados para la próxima semana.

Los investigadores recolectaron muestras de los contenidos de los buches y estómagos de las aves y también se enviaron los higados; al tiempo que “avanzamos en las cuestiones sanitarias, tanto virales como bacterianas de la colonia”.

El funcionario recalcó que “estamos avanzando en todas las hipótesis”, aunque aclaró que una de las que tiene más “prevalencia” es la que hace relación a la baja disponibilidad de alimentos. “Por todos los datos que vamos obteniendo” explicó, pero la idea es hacer todo en base a resultados científicos, “por eso esperamos la confirmación del laboratorio”.

La mayoría de los ejemplares muertos son adultos “los de mayor requerimiento energético porque en esta parte del año están comiendo para ellos y para sus pichones” y son “los primeros que se ven colapsados ante la hipótesis de la disminución de la cantidad de alimento disponible”, confirmó.

Para los loros el alimento natural surge del monte nativo, con sus frutos y brotes; aunque también lo obtienen de los rastrojos del trigo y el maíz, por eso en esta epoca del año viajan largas distancias para sobrevolar los campos de secano del Partido de Patagones.


Desaconsejan la intervención humana


La situación planteada en la colonia de loros barranqueros, tan distintiva del balneario El Cóndor, provocó la intervención de personas que en un intento por ayudar a la conservación de la especie pueden provocar mayores problemas, no solo a los animales sino también a su propia salud.

“La gente tiene que entender que no tiene que intervenir” remarcó Hollmann y sostuvo que se puede “tratar de comprender, pero no intervenir en los procesos de la naturaleza» porque “el proceso de humanización de los animales no es un buen proceso” ya que “representamos una amenza para el loro”.

Además, pidió “no darles alimentos” porque es un tema complejo para los animales silvestres ya que “no sabemos de donde vienen o como estuvieron estibados esos alimentos” que podrían provocarle más problemas que alguna solución a la especie.

Por otra parte, está la cuestion sanitaria, ya que los loros pueden ser afectados por alguna enfermedad transmitida por el hombre o viceversa.

Un caso puntual es la posible transmisión al ser humano de la sitacosis “que es especial en estos momentos porque tiene síntomas muy parecidos al covid” contó el funcionario desde su experiencia personal porque tiempo atrás sobrellevó la enfermedad.


La participación de los mejores especialistas mundiales


Juan Masello descubrió que El Cóndor posee la colonia de loros barranqueros de su tipo más grande del mundo. Gracias a sus estudios, se sabe que en la zona existe un área natural cuyas particularidades la colocan en el mismo sitio de los grandes atractivos turísticos que tiene la Patagonia en península Valdés, Punta Tombo y Cabo Vírgenes.

Su tarea como científico le permitió recorrer distintos lugares del mundo.

Masello es de Avellaneda, estudió en la Universidad de Buenos Aires donde obtuvo el título de Licenciado en Ciencias Biológicas y posteriormente, en la Freie Univeristät Berlín de Alemania, donde se doctoró en Ciencias Naturales.

Sus primeros pasos como investigador los marcó en el campo de la planctología, para luego dedicarse a la ecología del comportamiento de aves.

En su búsqueda de producir nuevos conocimientos, ha desarrollado su tarea científica en diversos lugares del mundo: Patagonia, Antártida, Islas Malvinas, Gales, Escocia, Inglaterra, Portugal y Alemania.

Desarrolla sus investigaciones en el Max Planck Institut de Alemania y desde 1998 coordina el “Proyecto de Investigación y Conservación Loro Barranquero” del balneario El Cóndor.

En abril de 2007 se pidió la protección de toda el área con el apoyo de la Fundación Patagonia Natural, de la Fundación Aves Argentinas y de WCS (una organización para la protección de aves de Nueva York) para que sea reconocida como un AICA (Áreas Importantes para la Conservación de las Aves).

En la actualidad trabaja sobre el tema junto a un grupo de investigadoras e investigadores del Departamento de Ecología y Sistemática Animal, de la Universidad de Giessen (Alemania).

Loros en números

34.000
el números de nidos que se estiman hay en la zona de acantilados de El Cóndor. Representan el 80% del total de nidos que hay en el país.
75.000
es la cantidad de loros adultos que se presume en la zona costera rionegrina. Representan el 76% de estos animales en el país.

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