Cowboys en la Patagonia: Delta Calibre, la banda que despliega el spaghetti western en clave de rock

Cuatro músicos de rock neuquinos fusionaron la estética cinematográfica de Sergio Leone y la sonoridad de Ennio Morricone para (re)crear el Lejano Oeste norteamericano en la estepa, montañas y valles patagónicos.

En 1901, Butch Cassidy y Sundance Kid, los bandidos más buscados del oeste norteamericano llegaron a la cordillera sureña escapando de ley. Pronto serían los bandidos más buscados del oeste patagónico. Célebres por asaltar bancos y trenes en el país del norte, se asentaron, junto a Etta Place, novia de Sundance, en el valle del río Blanco, en cercanías de Cholila, donde llevaron una vida tranquila, mezclados entre los lugareños. Amables, hospitalarios y divertidos, llegaron a contar con 900 vacas, 1500 ovejas y 40 caballos. La propiedad de 6.000 hectáreas incluía una gran caballeriza y cuatro establos. Pero el dinero con el que contaban -que provenía de sus últimos golpes en el desierto de Texas– se les acabó y no dudaron en volver a las fechorías, sobre todo a una de ellas: el robo de bancos. Más de cien años después, aquel salvaje oeste patagónico tuvo su banda de sonido: los Delta Calibre.


Fanáticos de la cinematografía western como del rock, un grupo de músicos neuquinos se aferró a esa única canción de su repertorio que sonaba como una de películas del oeste para dar forma a un proyecto por demás original. RIO NEGRO habló con parte de la banda para conocer sobre sus orígenes, sus gustos por la música western, el desierto y las ambiciones cinematográficas de un proyecto que a esta altura va más allá de lo musical.

“Hace mucho, teníamos una banda que se llamaba Sobrevuelo que tenía un tema onda del lejano oeste y que no está grabado, una sesión de estudio que no subimos aún y se llama ‘Cruzando fronteras’. Me gustaba mucho y cuando aquella banda se desarmó le propuse a los que seguimos que quería algo así, que sea todo del lejano oeste, todo western, incluso la estética visual”, recuerda Juan Pablo Caramellino, guitarrista y voz principal de los Delta Calibre. Que incluyera la estética visual implicaba, sí, salir a escena vestidos de cowboys.


Historias de aquel oeste en este norte neuquino



¿De dónde les vino eso de hacer música del Far West con el formato de una banda de rock? Porque algo así, a simple vista no se consigue. Caramellino dice que escuchó una banda de Copenhague que hacía más o menos lo que ellos querían hacer. Pero el rollo siempre vino por el lado de las películas. “Todas las melodías y armonías de la música de estas películas y las temáticas también”, apunta.” Son emociones básicas, odio, rencor, amor, tristeza, añoranza, todas muy básicas del ser humano y se hacía como más fácil encarar letras y contar historias. Fue también una inquietud nuestra de ver qué salía. Lo fuimos creando un poco. Esto de llevarlo a un formato de banda es raro, fue un camino de experimentación”.
A todos les gustaban las historias que narraban las películas del oeste, pero musicalmente se sintieron atrapados de un modo particular. “Por ahí, las escalas menores que usan, las armonías y tensiones medio de orquesta me gustaban mucho y nosotros empezamos a usar mucho de esa orquestación”, agrega Nicolás Urrieta, la otra guitarra de la banda.


«La frontera», videoclip grabado en locaciones de Neuquén, Plottier, Senillosa y Andacollo

El videoclip fue declarado de interés cultural por los municipios de Neuquén, Plottier, Senillosa y Andacollo y cuenta con la producción de Javier Cea y la dirección de fotografía está a cargo de Diego Aguirre. Luciano Ibáñez fue el productor musical. La dirección fue de Ezequiel López, reconocido ganador de festivales como el Rojo Sangre, de Buenos Aires, y el Festival Audiovisual de Bariloche, entre otros.



El western de los Delta Calibre es el western spaghetti de Sergio Leone, del forajido encarnado en Clint Eastwood y de la música de Ennio Morricone. Cuando los neuquinos hablan de la orquestación propia de la música western están hablando de Ennio Morricone. El antecedente rockero más inmediato al respecto es Metallica abriendo sus shows con “Ectasy of Gold”, la composición que musicaliza la escena clásica del cementerio en “El bueno, el malo y el feo”.

“Es un género que no pasa de moda. En John Wick 4 está metido y es súper moderna. Está incorporado en la cultura”, dice Caramellino sobre el western.


Delta Calibre es una combinación de cierto sonido desértico stoner con momentos guitarrísticos de Los Rodríguez, texturas aguardentosas propia de Los Espíritus y sí, también los Babasónicos. La guitarra de Caramellino suele visitar ciertos distritos sonoros propios de la banda de Dárgelos, en temas como “Desfachatados” y “Pendejo”. También hay cosas sureñas de Creedence, ZZ Top y Lynyrd Skynyrd.


«La flor del desierto» – Delta Calibre


Pero el quiebre se produce con los arreglos de orquestación a la Morricone que tienen sus canciones. Eso y la incorporación de efectos sonoros de ambiente como el graznido de aves en vuelo propio del desierto, latigazos, gritos, carcajadas, disparos secos, etcétera. “La mayor influencia para que la banda suene como suena es la de Ennio Morricone”, destaca Caramellino. “El tipo descontracturó la orquesta porque metió sonidos de látigos, gritos, guitarra eléctrica. Cuando empezamos el proyecto nuestra idea fue hacer lo mismo, pero desde una banda de rock y metimos todo ese tipo de elementos, en nuestras canciones se escuchan soplidos de viento, latigazos, hay efectos de ese tipo. Eso ayuda mucho porque son sonidos que además tienen mucho de la vieja tevé, porque las capturas de sonido de esa época eran muy pobres. Después, desde las guitarras hay muchos clichés que nosotros tomamos para sonar western como el uso del slade y la palanca de trémolos, también los ritmos del tocado de guitarra son escalas y melodías que te llevan de inmediato a las películas del oeste”.

El punto de partida cinematográfico de Delta Calibre y hacia donde siempre vuelven es la clásica Trilogía del Dólar, de Sergio Leone. (Foto: Juan Pablo Guiñazú)


Los efectos de cabecera para que la banda suene a western, devela Caramellino, son la reverberación que son caraterísticas de los equipos de guitarra de la época, las palancas de las guitarras para lograr los efectos de tremolo que hacen que se corte el acorde y se repita varias veces. “Un ‘ran tan/tan/tan/tan…’ sonando entrecortado, eso es muy clásico. Con todo eso vamos armando los climas desde una instrumentación propia del rock”.

El neuquino Kiran Sharbis, en el rol del forajido Sharbis, un actor de lujo para la fílmica de Delta Calibre. (Foto: Juan Pablo Guiñazú)

El punto de partida de Delta Calibre y hacia donde siempre vuelven es la Trilogía del Dólar: “Por un puñado de dólares”, “Por unos dólares más” y “El bueno, el malo y el feo”, la clásica serie de filmes de la tríada Sergio Leone-Clint Eastwood-Ennio Morricone. La posta neuquina la tomó Ezequiel López, el realizador audiovisual responsable de la mayoría de los videoclips de la banda, el último de ellos le pone imágenes al corte “La frontera”, filmado en locaciones de Plottier, Neuquén, Senillosa y Andacollo. “Agarramos los clichés, tomas en primeros planos para los gestos y tomas muy amplias para las escenas en campo abierto, fuimos armando a partir de lo que habíamos visto en las películas que nos gustaban para crear nuestro propio universo”.


«El bueno, el malo y el feo» – Delta Calibre


La frontera” es un single que la banda editó en 2019 y cuyo videoclip fue estrenado hace unas pocas semanas con destacado despliegue técnico y logístico, sobre todo en los días en que la producción permaneció alojada en la estancia Chochoy Mallín, en el norte neuquino, donde se filmaron las escenas que en muy poco tienen para envidiarle al spaghetti western. «La frontera» es la primera entrega de lo que será el cortometraje “No hay fronteras para la venganza”.
La idea de llevar la estética musical de lo western al universo audiovisual siempre estuvo, solo que era una cuestión de recursos. “Al principio no teníamos ni para los sombreros”, bromea Caramellino. Los sombreros finalmente aparecieron, pero siempre hay cosas a las que adaptarse. “Cuando fuimos a filmar al norte neuquino” cuenta Ezequiel, “teníamos pensado grabar una escena en una capilla, pero al no conseguirla, cambiemos la historia, cambiemos esa escena. Como estábamos en Andacollo, que es una zona pirquineros buscadores de oro en los ríos y las montañas, decidimos incorporar ese personaje, así el forajido le robaba el oro a un pirquinero.


El videoclip incluye actores profesionales como el neuquino Kiran Sharbis y amateurs, además de parte de la banda. Uno de ellos, el bajista Sebastián Ruete, hace de uno de los forajidos protagonistas de la historia. La banda lo incluyó porque era medio parecido a Clint Eastwood, tras una especie de casting a ojo. Pero como el bajista de ese momento se había ido de la banda, le preguntaron si, además de ser el Clint Eastwood de los Delta Calibre, acaso no quería ser también su bajista. Ruete, que se parece (un poco) a Eastwood, dijo que sí.


Equipo técnico

Producción Musical: Luciano Ibáñez y Delta Calibre

Mastering: Sr Warrior

Director: Ezequiel López

Productor: Javier Cea

Director de fotografía: Diego Aguirre

Cámara: Tomás Rodríguez / Juan Manuel Guiñazu

Gaffer: Álvaro Aranguren

Escenografia/Vestuario: Marina Priner

Makeup: Rosario Muñoz

FX: Freddy Mmxtreme / Juan Salas

Tipografía: Ciron Ibañez

Backstage: Camila Esteban Debener

Actores:

Forajido Sharbis: Kiran Sharbis

Forajida mesera: Cin Onix

Forajido apostador: Sebastián Ruete

Cantinero: Enrique Esteban

Poncho: Juancho Barriga

Flaco: Fernando Barrera

Granjero 1: Ricardo Quintrequin

Granjero 2: Nicolás Pérez

Granjero 3: Javier Cea

Doble de riesgo Forajida mesera: Luisa Concha

Doble de riesgo Forajido apostador: Ramon Cruces


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