Las costureras que hicieron historia en la comarca Viedma-Patagones

Mujeres conocidas y anónimas, inclinadas muchas horas sobre la tela, porque los acontecimientos no dan tregua a la máquina, la aguja y el dedal. Un repaso por la historia del mundo y la de más acá.

¿Quien no ha intentado más de una vez y sin éxito, enhebrar fácilmente una aguja?
Para el mundo cristiano “pasar por el ojo de la aguja” es una frase plena de significado, representada materialmente para otros en una pequeña puerta de Jerusalén, y para otros a un puente con formato similar al ojo de una aguja de costurera, frente al cual los camellos podían atravesarlo despojados de su pesada carga y de rodillas.


Esta metáfora sabia, desafiante y sorprendente, enciende esta nota de “costureras”, como antaño se llamaba a aquéllas mujeres, inclinadas varias horas, previo a “enhebrar la aguja”, dándose a la tarea de costuras, arreglos y confecciones, tal como apreciamos en la actualidad.


Origen de la costura



En el Paleolítico se originan prendas con pieles de animales que tenían como función proteger del frío. Solo personas muy ricas en el Egipto antiguo, usaban finas túnicas de lino, con una sola o dos costuras ceñidas al cuerpo por algún lazo. En Persia se confeccionaba ropa a medida. Para las túnicas griegas empleaban telas de lana, seda y lino.


La Edad Media, diferenció a nobles de plebeyos pues solo los primeros podían usar ropa de color. Surgen prendas con mangas, bordados, algo que además de vestir adorna los cuerpos.


La revolución industrial trae la confección a gran escala, merced al invento de la máquina de coser y fabricación de telas con máquinas industriales. Pero la burguesía comenzó a demandar, contratan sastres y costureras propios; símbolo de riqueza y poder, igual que en la actualidad…


Las diferencias



Debemos diferenciar con claridad a sastre, modista, costurera y diseñadores. El sastre confecciona ropa de hombres a medida; la modista es la mujer que generalmente corta, cose y diseña en muchos casos. Puede también en el caso de los hombres, usarse el término “modisto”. Costureras, son mujeres dedicadas a la costura propiamente dicha, y realizando casi siempre arreglos. Hoy, diseñadores profesionales dibujan modelos, indican telas adecuadas y crean tendencia según las temporadas algunos mundialmente reconocidos por su estilo.


Costuras por aquí



Siempre pareció una tarea destinada a la mujer, muchas veces sometidas a extensas y mal pagas jornadas laborales (incluso en talleres denominados “clandestinos”). En los últimos tiempos ha ido in crescendo la incorporación de los hombres dedicados ya a la Alta Costura.


En la Comarca Viedma –Patagones, la memoria nos lleva a barajar nombres y lugares de costura. En antaño la “Escuela de Francisca” (Sánchez de Rial) en Carmen de Patagones dictaba costura.
Están los conocidos sastres, pantaloneros y mujeres dedicadas exclusivamente al arreglo y confección de pantalones.


Hubo sastrerías propiamente dichas con venta de trajes, ambos, sobretodos, que hacían también allí mismo confección y adecuación de prendas; entre ellas la sastrería Bergandi de Patagones por mencionar alguna y en Viedma –según Adelina Crespo- frente a Plaza Alsina en la década del ’30 la recordada sastrería “Lavalle”.


Siempre presente la mentada sastrería de la Policía de Río Negro y los recordados sastres, Panetta y Perrotta.
Nilda Nervi a recuerda a la señora Facenti, a Lucia Gómez de Cévoli, quien daba clases en la Escuela Nª2, a Modas Belia, a Delia Caratazolo, y otras de calle Gallardo casi Álvaro Barros y a varias costureras de su propia familia.


Hoy, la invención de Colegios privados destaca a las señoras Alonso y Pelegrina en la confección de uniformes, las clásicas polleras y jumpers. Hay verdaderos talleres para confección de equipos de Clubes Deportivos.
Memoriosa, Inés Lazzarini de Ramos (Beba) recuerda épocas juveniles en que enteradas de algún casamiento, concurrían a la ceremonia religiosa a observar detalles del vestido de novia. Desgranan mis “informantes” un rosario selecto de reconocidas modistas, ayudantes y Profesoras de Corte y Confección, exigentes en la línea del pespunte, los ojales y el hilo flojo del sufilado.


Toto Gentile, Maruca Francioni, Ana Tonini dedicada a vestidos de novia, únicos en su tipo y su Taller de Enseñanza. Los vestidos de Novia y venta de telas de Belia Pazos, Clarita Gentile entre otras marcaron su impronta.

telier de Diseño y Confección “Larafuse”, realiza Alta Costura a medida y la colección de su propia marca, poniendo a la vanguardia estilo y creación que muestran el profesionalismo de estas jóvenes viedmenses. Anexo a ello imparten clases de Corte y Confección a más de 50 alumnas.
Mujeres conocidas y anónimas, inclinadas muchas horas sobre la tela, porque los acontecimientos no dan tregua a la máquina, la aguja y el dedal. Algunas Mercerías y sederías tienen servicio de costura, lugares donde hay mucha “tela para cortar”.


Las recordamos con orgullo y respeto por esos afanes que hoy, se vuelven a poner en boga, reconociendo que en éste oficio hay mucho de talento pues es un arte como tantos.

*Diplomada en Preservación del Patrimonio NyC (UBP)


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