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Sara Itkin, la médica yuyera de Bariloche: «La primavera es ideal para desintoxicarnos»

"Hay una planta para cada momento de nuestras vidas", afirma esta médica que combina su saber académico y posgrado con la sabiduría ancestral y popular.

Sara Itkin se recibió de médica en la Escuela de Medicina, de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario, provincia de Santa Fe. Vino a la Patagonia y en convivencia con las comunidades mapuches quedó maravillada de la inmensidad de sus plantas y su gente. Hoy vive en Bariloche, tiene una columna de radio y está trabajando en varios proyectos editoriales.

«Aumentar la ingesta de vegetales, sobre todo crudos y verdes, nos genera bienestar y energía. Aportan un 90 % de agua que, junto a sales minerales, pigmentos y vitaminas, nos hidratan, limpian, fortifican y revitalizan», enfatiza Sara Itkin a «Río Negro».

Médica yuyera, así es como se conoce a Sara Itkin. Será porque honra cada encuentro con la academia, los saberes populares y la experiencia con las plantas, como instancias de formación. “Me defino así, como médica yuyera porque considero importante mi formación académica, de pre y posgrado. Y también, valoro la experiencia que logré trabajando en los hospitales y centros de salud. Lo de yuyera, lo considero porque es la forma de homenajear y valorizar a las plantas para la salud y a la gente, que desde siempre se sanó con ellas”, comparte y fundamenta la médica.


La importancia vital de los saberes ancestrales


La palabra yuyo viene del quechua yuyu que hace referencia a la hierba. En cualquier parte de América del sur se define así a cualquier tipo de hierba silvestre. Para Sara, además, es el alimento y es la medicina. Conocerlas es parte de su constante inquietud. “Las yuyeras eran mujeres con un saber intuitivo extraordinario. De generación en generación y siempre, o casi siempre, desprestigiados por la medicina académica, los yuyos, eran señalados casi como malas hierbas. Siento profundamente que no puedo ser quién soy si no valoro la historia honrando a todas las mujeres que en mi habitan, quienes fueron desacreditadas y perseguidas por el compromiso que tenían para ayudar a sanar, por amar a las plantas y por amar la Tierra”, asienta Sara Itkin.

Las plantas representan una medicina económica, segura y comunitaria.

Sara Itkin, médica egresada de la Escuela de Medicina, de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario

La importancia de las plantas dentro de los ecosistemas es vital. Se originaron hace ya más de 500 millones de años, a partir de un tipo de alga, y poblaron la tierra para ceder de gran cantidad de vida al planeta. Posteriormente, en convivencia con la especie humana las plantas, fueron fundamentales y se utilizaron para sanar el cuerpo físico y espiritual de las comunidades. La observación, el estudio, el seguimiento generaron conocimiento científico y popular que ya es propio del acervo cultural de todos los pueblos del mundo.

“Es la medicina más antigua que existe y cada día más vigente tanto en el uso popular como en el ámbito científico. Las plantas están estudiadas, se sabe su composición química, cómo actúan en nuestro organismo, sus interacciones con medicamentos sintéticos y sus efectos colaterales. Los planes de estudios de las carreras relacionadas a la salud quedan obsoletos al no contemplar en su currícula a las plantas para la salud. Las plantas representan una medicina económica, segura y comunitaria”, refuerza la médica yuyera sobre el poder de la flora universal.

Tenemos que responsabilizarnos diariamente por nuestra vida eligiendo una alimentación equilibrada basada en vegetales, sencilla, soberana y agroecológica, manteniendo una actividad física disfrutable, sintiéndonos emocionalmente bien.

Sara Itkin, médica de Bariloche

En el 2004 Sara Itkin publicó el libro Plantas de la Patagonia para la Salud, que continúa reimprimiéndose hasta la actualidad.

Cuál es la clave para ganar salud

Para Sara las fuentes de vida se encuentran en contacto con la naturaleza. Gran parte de las enfermedades se originan en las modernas maneras de alimentarnos. Dejar de incorporar comestibles para alimentarnos conscientemente es un paso interesante para ganar salud, según la médica. “Llegamos a un presente donde enfermamos por lo que comemos. Ingerimos agrotóxicos, animales, lácteos y huevos impregnados de antibióticos, hormonas y sustancias no saludables, granos refinados, comestibles llenos de colorantes, saborizantes, conservantes y miles de aditivos que desconocemos. Pocas vitaminas y nutrientes y mucho hidrato de carbono simple, azúcares, sal, carnes y grasas que acidifican nuestro organismo. Hoy los mayores problemas de salud en nuestro país corresponden a enfermedades metabólicas, cardiovasculares y a cáncer, todas relacionadas con una mala alimentación”, especifica la médica Itkin.

“La salud es un estado dinámico, un momento de la vida donde nos sentimos íntegramente bien, por lo que prefiero hablar de ganar salud que alcanzar la salud. Vivir saludablemente se logra a través de un profundo y sincero autoconocimiento. Tenemos que responsabilizarnos diariamente por nuestra vida eligiendo una alimentación equilibrada basada en vegetales, sencilla, soberana y agroecológica, manteniendo una actividad física disfrutable, sintiéndonos emocionalmente bien, comprometiéndonos al cuidado de nuestra gran casa que es la madre tierra”, reflexiona Sara sobre la salud integral, el bienestar y la alimentación.

Vivir en Patagonia: Zapala, Las Lajas, La Angostura y Bariloche

Luego de terminar sus estudios de grado y posgrado en Santa Fe, la médica Sara Itkin realizó una pasantía en la zona centro y sur de la provincia de Neuquén en convivencia con las comunidades mapuches y campesinas. Recibe una propuesta de trabajo para sumarse como médica a los equipos de salud y se muda a Las Lajas, a 50 km al noroeste de Zapala.

“De Las Lajas volví a Rosario a un centro de Salud que ya tenía un jardín de medicinales, donde vivía gente que habían llegado desde Santiago del Estero, Corrientes, Chaco y otras provincias buscando un mejor porvenir y terminaban viviendo no más cómodos que en su tierra originaria. Pero allí, en sus casitas de cartón y chapa, siempre había una planta de sus pagos que al contarme para que la usaban se les fortalecía la voz, se iluminaban sus miradas. En ese momento me di cuenta de que las plantas las llevaban a reencontrar su identidad, valorar su historia y así, fortaleciendo la autoestima, también sanaban”, comparte y recuerda su recorrido de enseñanzas y aprendizajes.

Sara Itkin, en su casa, en Bariloche.

De regreso a Patagonia, primero se instala en Villa la Angostura y luego en Bariloche, es madre de Camilo, Lino e Irupé. En aquel momento decide dejar el sistema de salud pública. Trabaja en diferentes Centros de Adultos mayores en los barrios altos de Bariloche, en espacios de intercambio de saberes. Una instancia de gran aprendizaje personal y construcción colectiva. “Allí, las plantas ayudaban a que muchas abuelas se reencontraran con su identidad, con su lengua y con su gente”, rememora la médica.

Con la manzanilla aliviamos jaquecas y migrañas, mejoramos la función del hígado, estimula a eliminar los gases intestinales que nos traen malestar. Es una planta tan noble que no debe faltar en la alacena ni en nuestro jardín botiquín.

Sara Itkin, médica

“La Patagonia nos ofrece un abanico de paisajes y culturas que resulta en una gastronomía riquísima en sabores, aromas, colores y texturas totalmente saludable. Las plantas nativas alimentaron desde siempre a los pueblos originarios de todo este vasto territorio. Hoy se sabe, por estudios científicos, que el fruto del maqui (Aristotelia chilensis) es el más rico en antioxidantes que los berries conocidos (tiene 15 veces más antioxidantes que el arándano). Pero ello no justifica la explotación de los macales que son las áreas silvestres donde crece estos arbustos. Cuando se extrae para comercializar a gran escala, debe ser cultivado. También podemos cultivarlo en nuestras casas, además de alimento, son medicina y plantando nativas ayudamos a fortalecer la biodiversidad. Participo hoy en el rescate de un berrie nativo patagónico llamado uñi o murta, cuyo nombre botánico es Ugni molinae”, comparte la médica sobre la abundancia de plantas, por lo tanto, de alimentos en la Patagonia.

Una planta para cada momento

Sabiendo que cada temporada tiene su riqueza y su necesidad, para esta primavera la médica Itkin sugiere reverdecer en esta transición estacional. “La primavera es un momento maravilloso para desintoxicarnos y apostar a ganar salud. Tiempo en que predominan los verdes y lo verde es clorofila. Aumentar la ingesta de vegetales, sobre todo crudos y verdes, nos genera bienestar y energía. Aportan un 90 % de agua que, junto a sales minerales, pigmentos y vitaminas, nos hidratan, limpian, fortifican y revitalizan. La clorofila nos provee de inmensos beneficios, destacándose sus propiedades anticancerígenas, antioxidantes, depuradoras, equilibrantes de las defensas y energizantes. Es la clorofila la sustancia que le permite a las plantas absorber la luz solar y transformarla en energía utilizable, proceso que conocemos como fotosíntesis y gracias a ella se mantiene la vida en nuestro planeta. Todas las plantas verdes tienen clorofila. Abundan silvestres en Patagonia, la achicoria silvestre, el diente de león, las ortigas, el quilloy quilloy, la lechuga del minero, y podemos cultivar kale, rúcula, espinaca, lechugas”, sugiere y alienta a producir la médica yuyera.

Cada uno de los períodos de la vida, para Sara está acompañado por determinadas plantas, pero hay una de ellas que escolta a lo largo de la vida, es la manzanilla. “La manzanilla es una de las primeras plantas que podemos beber desde bebés. La manzanilla nos acompaña en estados de ansiedad, nos acompaña a un buen dormir, nos mejora la digestión. La manzanilla es agradable. En forma externa nos alivia erupciones de la piel, nos alivia conjuntivitis, es una planta que puede crecer en macetas, no necesitamos gran espacio y se adapta a numerosos climas. Con la manzanilla aliviamos jaquecas y migrañas, mejoramos la función del hígado, estimula a eliminar los gases intestinales que nos traen malestar. Es una planta tan noble que no debe faltar en la cena ni en nuestro jardín botiquín”, enumera la médica sobre los múltiples beneficios del consumo y uso de la manzanilla.

Trabajando y colaborando en nuevos proyectos

Incansable investigadora Sara Itkin continúa observando, estudiando, dando charlas y cursos, además de trabajar en su consultorio de medicina naturista. En el 2004 publica el libro Plantas de la Patagonia para la Salud, que continúa reimprimiéndose hasta la actualidad. “La propuesta de este libro es que se conozcan las plantas, que se las valore, que se las cuide, pero también que se las use. Allí enseño a hacer un pequeño botiquín, a hacer varios preparado sencillos y económicos y que siguen sumamente vigentes. También hay una sección de recetas de plantas silvestres comestibles. Refleja parte de mi historia, de lo que vivía en ese tiempo, de muchas anécdotas importantes de contar para ayudar a sanar. Es un libro hermoso que también en este último tiempo me encuentro reformulándolo y que para el 2024 saldrá totalmente rejuvenecido y ampliado”, adelanta la médica sobre los proyectos editoriales.

Identificada con la planta de Diente de León, que pierde sus hojas en invierno, y queda guardada bajo la tierra, para potenciar su energía con los primeros soles, así está hoy Sara. Persistentemente buscando las maneras de compartir sus saberes, Sara Itkin está terminando un libro sobre plantas nativas para la salud que posiblemente se encuentre en las librerías a fin de este año. También está involucrada en otro proyecto literario “Jardín de nativas” junto con un grupo de investigadores.

Rescatar plantas nativas y tenerlas en el jardín tiene por objetivo darlas a conocer. Conociéndolas se las valora, valorándolas se las cuida. Estoy convencida que la transmisión oral del uso cultural, alimenticio y medicinal debe también quedar escrito. Tantas abuelas fallecieron y con sus muertes se van perdiendo los saberes y las plantas. En mis escritos sumo a esos saberes ricos y sencillos, mi conocimiento y experiencia”, comparte la médica, sobre la técnica de eternizar la cultura popular.

Y así, generosamente como las esporas del diente de león, va Sara Itkin con un ramo de manzanillas, dispersándose con la libertad del viento, siendo compañía para quienes quieran y entienda la importancia de sanar y estar en salud.

Fotos Gentileza: Lino Itkin


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