La patria contratista

Mal que les pese a muchos, los cuadernos nos dieron a conocer una operatoria de corrupción que muchos intuíamos, pero que era muy difícil de demostrar.


Algunos de los corruptos podrán argumentar que un sector político los utilizó para desacreditarlos. Y quizás haya existido una intencionalidad de capitalizar políticamente esta triste situación. Pero lo que ha quedado en claro es que esta operatoria de años de vigencia ha generado, independientemente del sector político, una patria contratista.


Una patria contratista que ideológicamente no se identifica con ningún partido político en particular, sino solo con aquél que le posibilite obtener las licitaciones “a su conveniencia”.


La justificación de los dueños y abogados de esas empresas por el acto ilícito es que se ven “obligados” a aceptar la imposición de los políticos corruptos para evitar que sus cientos de empleados se queden sin trabajo.
Poniéndolo en claro: “El sistema y la responsabilidad con mis empleados me lo exigen”.


A su vez, dado que los propietarios de las firmas contratistas viven y se desarrollan en la sociedad como grandes y exitosos empresarios, su vida social es intensa y conforman un núcleo social privilegiado. Lo que no aprecian con estas justificaciones es el carácter transitivo que esa disculpa ocasiona.


Si ellos están “obligados” a delinquir en salvaguarda de sus empleados están abriendo la justificación –aún más legítima– a aquellos pobres hombres de clase baja que, deteriorados sus jornales y no teniendo alimentos que llevar a sus hogares, también delincan.
Es decir, inconscientemente están fomentando la desaparición del Código Penal.


Carlos A. Moldes
DNI 7.887.170


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios