La pleamar fue la máxima prevista para este año

Turistas y residentes disfrutaron de un fenómeno único contemplando el henchido mar desde la costanera como si estuviesen en cubierta de un crucero.

LAS GRUTAS (ASA) – Kilómetros y kilómetros de playas quedaron al descubierto ayer despejando superficies rocosas y sectores de restinga que difícilmente pueden apreciarse cuando a raíz del particular sistema de mareas que caracteriza a la localidad, al menos una vez al mes un registro considerado ´extraordinario´ provoca que el mar ascienda inusualmente y descienda del mismo modo, despejando vastos tramos del lecho marino.

La inusitada característica de esta «marea extraordinaria» que fue según el servicio de hidrografía naval la máxima que estaba prevista para este año, en el que se calculaba un registro de 9 metros con 48 cm como altura mayor para este flamante 2009 y según los conocedores de los particulares fenómenos del lugar la más significativa que recuerden en mucho tiempo, provocó que durante el mediodía la gente se fascinara ante la contundencia de la creciente, que se elevó copando la arena de las bajadas céntricas y generando el asombro de los que encaramados a los murallones de la costanera, podían sentir la cercanía inusitada de la gran masa de agua.

El primer registro de la pleamar fue durante la madrugada, a la 1.38, cuándo el mar ascendió a los 9 metros con 48 centímetros mencionados, aunque debido a la dirección de los vientos, de leves a regulares del sector oeste, el descenso fue rápido, y este primer fenómeno pudo ser captado por algunos aficionados a la pesca que prefieren realizar sus lances durante la noche o algunos que regresando de alguna actividad nocturna fijaron su atención en la playa.

A las 8 de la mañana en tanto, la primera bajamar, con un registro de 0.31, despejó vastas superficies de costa y dejó a la vista un paisaje que usualmente permanece vedado ante los ojos de los propios lugareños, habituados a los cambios que se producen en la fisonomía de las playas.

A esa hora, y teniendo en cuenta las previsiones y consultas que antes de iniciar sus tareas suelen realizar los recolectores costeros de especies tradicionales como los clásicos pulpitos, la actividad para estos trabajadores fue intensa, y los turistas que optaron por visitar las playas que se extienden al sur de la villa pudieron apreciar la gran cantidad de pulperos abocados a su faena, que coincidieron en no desaprovechar esta marea extraordinaria.

En las bajadas céntricas, en tanto, los turistas recorrieron las costas tratando de colectar aquellos ´preciados´ recuerdos que sólo deja el mar al retirarse, ya que caracoles de formas caprichosas y tamaños inmensos aparecieron ante la vista de los que supieron buscar, caminando por un terreno con el que usualmente se toma contacto a nado.

La sorpresa siguió a primera hora de la tarde, cuando la segunda pleamar, que tuvo lugar a las 14, elevó el mar a 9 metros con 47 centímetros. En ese momento, y gracias a la calma del viento reinante, el mar desplegó su encanto elevándose hacia los acantilados que prácticamente quedaron cubiertos por la contundencia del agua que quedó muy cerca de la curiosidad de los visitantes, que miraban desde distintos sectores de la costanera como si fueran pasajeros de un crucero que salen a disfrutar desde la superficie del barco de la inmensidad del paisaje.

Por su parte, la última bajamar, que se registró a las 20.24, fue de 0.73 cm, y para entonces, vecinos de la villa y turistas, a sabiendas del particular fenómeno colmaron la restinga para disfrutar del encanto de la naturaleza que permanece oculta y que tal vez por única vez durante este año podría ser contemplada sin interrupciones.


Exit mobile version