La producción de cerezas se abre camino en los valles

Aumenta la cantidad de hectáreas implantadas y mejoran los rendimientos. Un sector al que si se le presta la debida atención tiene enorme potencial por desarrollar.

cultivos alternativos

Transcurrió poco más de una década, cuando a fines de los años noventa iniciativas privadas –como la llevada a cabo por la firma Moño Azul– dieron paso a la implantación de cerezos en Neuquén, incorporando novedosos sistemas de conducción en alta densidad, alcanzando unas 2.600 plantas por hectárea y obteniendo unas 15 toneladas de fruta para esa unidad de superficie. Todo esto fue acompañado por una importante inversión y adopción en tecnología de cultivos y empaque, para desarrollar un nuevo modelo de producción frutícola, de manejo netamente intensivo y con un claro objetivo exportador.

Desde entonces, este joven sector frutícola regional continúa creciendo y afianzándose. Diversos y nuevos proyectos se han ido desarrollando a lo largo de los valles del río Negro y de los ríos Neuquén y Limay, localizados particularmente en torno a Valle Medio y al Valle del Neuquén, registrando hoy en día aproximadamente unas 700 hectáreas cultivadas, las que año a año continúan incrementándose.

Simultáneamente a este proceso regional se han desarrollado otras importantes zonas cereceras con similares características a lo largo de la Patagonia Sur, como fue el desarrollo del Valle Inferior del río Chubut, el Valle de Colonia Sarmiento, Trevelin, y se revitalizó la tradicional y emblemática zona de Los Antiguos, entre otras localidades.

Poco tiempo ha transcurrido a partir de entonces para que la región patagónica se convirtiera en una de las destacadas regiones productoras y la principal región exportadora de cerezas de la República Argentina.

En los últimos 20 años, las exportaciones argentinas de cerezas frescas se incrementaron 12,4 veces, pasando de 142 toneladas a 1.759 tn (período 1994/2013), teniendo picos de hasta 2.732 tn (2010), alcanzando el décimo puesto por ingresos de divisas generados al país como fruta fresca de exportación, con 8,61 millones de dólares (2013). En todo esto, mucho ha tenido que ver el ingreso de los cultivos patagónicos, incorporando un nuevo paquete tecnológico, el cual estableció un antes y un después en la historia de la industria cerecera argentina.

El crecimiento del sector no se reflejó sólo por el incremento de sus volúmenes exportados, para igual período más que duplicó su valor FOB Buenos Aires, pasando de 2,30 a 4,90 u$s por kilo promedio de cereza exportada.

El comportamiento de la cosecha regional se extiende a partir de octubre y noviembre, de fuerte concentración en diciembre, continúa con las cerezas de la Patagonia sur durante enero y sigue hasta inicios de febrero en algunas temporadas, como es el caso de Los Antiguos y Trevelin.

Esta situación permite al sector abordar mercados internacionales con fruta primicia, en los que se obtiene excelentes precios, abasteciendo las fiestas de fin de año y de la Primavera en China (año nuevo chino), período que suele establecerse entre enero y febrero, siendo ésta la mejor época del año para las ventas de cerezas en ese mercado.

La Patagonia ha pasado a ser la principal región exportadora de cerezas frescas de la República Argentina, anualmente más del 70% tienen su origen en esta región y, de ese volumen, más del 45% provienen de las provincias Río Negro y Neuquén.

Durante la temporada 2012/2013, un año atípico como consecuencia de los efectos meteorológicos adversos que afectaron la productividad en todas las regiones, un 99% de las exportaciones tuvo su origen en la Patagonia, con un 57% proveniente de la Norpatagonia.

A diferencia de otras regiones, la Norpatagonia mantiene una tendencia en crecimiento, incrementando anualmente su área implantada e ingresando año a año nuevos cuadros a su plenitud productiva, estimando alcanzar para el 2018 entre unas 5.000 a 7.000 toneladas exportables.

De la región patagónica se exporta aproximadamente el 70% de su fruta por vía aérea, despachadas desde el Aeropuerto Internacional de Ezeiza. La Norpatagónica remite el mayor volumen nacional por esta vía con el 47% del total exportado. De aquí la importancia de concretar vuelos directos al exterior desde el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de Neuquén, permitiendo adelantar el ingreso de estos frutos a los mercados, anticipándose en unos días a la importante oferta chilena de cerezas y obteniendo los mejores precios como fruta primicia.

Por envíos marítimos, la región concentra el 84%, fruta principalmente proveniente de las provincias del Chubut y Santa Cruz, utilizando la logística marítima en búsqueda de los mejores nichos internacionales para la fruta tardía, en donde los precios mejoran sensiblemente (6 u$s/kg y 7,3 u$s/kg FOB Buenos Aires para las cerezas frescas promedio de febrero del 2011 y 2012 respectivamente).

Por vía terrestre la región concentra el 49% de los envíos realizados al exterior, fruta proveniente exclusivamente de las provincias de Río Negro y Neuquén, con destino al Mercosur.

DESARROLLO ALTERNATIVO Y SUSTENTABLE

De los 8,61 millones de dólares generados por la exportación de cerezas, el joven sector exportador de la Norpatagonia incrementa anualmente su participación, registrando unos 4,83 millones de dólares durante la última campaña 2012/2013.

Con sólo 672 hectáreas cultivadas (fuente Senasa Patagonia Norte), entre las que se encuentran parcelas en plenitud productiva y otras incorporándose a su producción plena, el sector ocupa más de 300 puestos fijos de trabajo y moviliza unos 10 empleos transitorios promedio por hectárea para las actividades de alta temporada (cosecha y empaque), las que se van incrementando año a año por el aumento de la productividad y la incorporación de nuevas superficies plantadas.

La industria de la cereza ha pasado a ser una alternativa de diversificación productiva realmente complementaria a la producción frutícola tradicional de la región. Complementa el empleo de mano de obra por estar desestacionalizada, respecto de la demanda de las otras frutas (pepita y carozo), lo que permite ampliar la ventana ocupacional del personal transitorio, incorporando personal femenino.

Asimismo, cuenta con un gran potencial para el desarrollo industrial de la fruta que no alcanza una calidad de exportación, pudiendo desarrollarse diversas líneas de procesamiento y transformación, con la incorporación de valor agregado en origen.

Desafíos

La importante dinámica de los mercados viene reorientado los destinos de las cerezas argentinas, debiendo buscar preferentemente los mercados del oriente asiático. Qatar, Emiratos Árabes, Arabia Saudita, Bahrein, Kuwait, India, Singapur y Hong Kong son, en los últimos años, los nuevos destinos para las cerezas patagónicas.

El atractivo mercado asiático, fundamentalmente el de la República Popular China, está dado por su alta capacidad de demanda y por cotizar los mejores precios de plaza.

Chile, el mayor productor y exportador de cerezas del hemisferio sur, registró en la última temporada un volumen exportable de 68.313 toneladas (2013/2014), de las cuales el 74,4% de las mismas tuvo como destino el mercado chino.

En este contexto, las cerezas patagónicas compiten en clara desventaja, al no contar aún con el protocolo fitosanitario que les permitiría su ingreso directo al mercado chino.

Actualmente, nuestras cerezas ingresan a China a través de Hong Kong, incrementando sus costos por distribución y logística, y el pago de un elevado arancel, compitiendo en desventaja con el país trasandino, el cual ingresa directamente al mercado de Guangzhou, y a partir del 2015 lo hará con un arancel del 0%, como producto del Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado por ambos países.

Aníbal Caminiti. Programa Frutas Finas Centro Pyme- Adeneu

www.cpymeadeneu.com.ar


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