La semana del profesor Fernández


Si ha buscado meterle presión al dólar, lleva a pensar que su candidatura estaba estancada y que necesitaba de algún acontecimiento para reactivarla.


Tal vez asistimos a la mejor semana de la campaña del profesor Alberto Fernández. Cuál es balance, sin embargo, es una incógnita.

Por primera vez desde que le fue delegada la candidatura a presidente, Fernández consiguió ganar la centralidad de la fórmula del Frente de Todos. Acaso pudo salvar también la principal paradoja que encierra su designación: haber contribuido a una estabilidad financiera por la que trabajaba con pocos resultados el gobierno de Mauricio Macri.

Fernández aventuró esta semana sobre el destino de las Lelics, el instrumento con el que el Banco Central ha evitado un masivo pasaje al dólar de los ahorros de los argentinos. Provocó cierta inquietud en los mercados cuando sugirió que la enorme masa de fondos que el Central destinará al pago de los intereses -u$s 14.000 millones anuales- podría ser empleada en aumentar las jubilaciones. La inquietud se disipó después de que Fernández aclaró que no propiciaba una cesación de pagos.

Las Lelics no dejan de ser una noción lejana para la mayoría. Pero Fernández habló además de un atraso en la cotización del dólar, la variable más importante de la economía, que despierta el interés de todos. El gobierno está en efecto enfocado en mantener el dólar estable con el objetivo de recuperar competitividad electoral, seriamente dañada por el naufragio de septiembre de 2018.

A menos que buscara consecuencias ulteriores, no habría ninguna novedad en la observación del candidato ni en la búsqueda del gobierno. Para este, como para el anterior, dólar calmo es garantía de estabilidad.

El exjefe de Gabinete avanzó e insistió el miércoles, en un encuentro en la facultad de Exactas de la UBA: dijo que elevaría a ministerio el área de Ciencia y también asoció su financiamiento a las Lelics. Fue después de que el presidente decidiera llevar a ministerio el área de Agroindustria. Curioso: la política parece apostar a un duelo entre la investigación y el campo, cuando en realidad ese matrimonio ha generado una verdadera revolución productiva en la Argentina.


Hay una singularidad en las críticas de la pareja Fernández-Kirchner, y es que no apuntan a costados débiles del macrismo sino a dos de sus fortalezas: el control del dólar y Vidal.


Finalmente, el viernes Fernández auguró una trepada del dólar del 25% para fin de año. Si ha buscado meterle presión al dólar, lleva a pensar efectivamente que su candidatura estaba estancada y que necesita de algún acontecimiento para reactivarla. Para Miguel Pichetto, propiciar una corrida cambiaria, como se lee en la entrevista que ofreció a “Río Negro”.

Si el blanco del candidato es la economía, el de su compañera de fórmula es María Eugenia Vidal. Como ya ha hecho en sus presentaciones literarias, la expresidenta cuestionó a la gobernadora en un encuentro con mujeres kirchneristas y le recriminó “falta de sensibilidad” ante la situación que viven los jóvenes que buscan incorporarse al mercado de trabajo. Vidal había tenido una frase infeliz al referirse a quienes hicieron 15 cuadras de cola para acceder a un empleo de guardiacárcel: “Era para poder estudiar”.

Hay una singularidad en las críticas de la fórmula opositora, y es que no apuntan a costados débiles del macrismo sino a dos de sus fortalezas: el dólar, que ha conseguido mantener bajo control y explica la desaceleración de la inflación en los últimos tres meses, y Vidal, la dirigente con mejor imagen en las encuestas. Principales activos de campaña.

El gobierno respondió con demora a estos desafíos y buscó restarles sonoridad. A la par de llamamiento público de los spot, continúa en una búsqueda subterránea del voto.

Hay un enorme despliegue de recursos destinados a ese objetivo, aunque lo que se busca transmitir es que se trata casi de una campaña artesanal, sostenida por miles de voluntarios mediante el uso de Whatsapp, la herramienta que puso en juego Marcos Peña para esta elección.

Allí se observa un clima de laboratorio, incluso extravagancias que contrastan con el barro en el que se está ingresando la campaña. ¿Se puede subestimar la capacidad del macrismo en esta materia? Es lo que mejor hace: viene ganando elecciones ininterrumpidamente desde hace 15 años. Pero son antecedentes, no un predictivo de lo que podría pasar esta vez.


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