LA SEMANA EN VIEDMA: Y van…

¿Subsistir a cualquier precio? La población está alborotada desde que un grupo de vecinos del barrio Ceferino de Viedma piensa en armarse para defenderse de la gran cantidad de hechos delictivos que allí se producen.

Hicieron catarsis en el Concejo Deliberante denunciando, incluso, la existencia de departamentos en ese gran complejo habitacional, donde se estarían guardando elementos sustraídos en distintos robos.

La vuelta de rosca no es sólo para quienes deben velar por la seguridad, porque entre otros aspectos, los asistentes a la reunión del Deliberante consideraron necesario exigir al Instituto de Planificación y Promoción de la Vivienda provincial (IPPV) que lleve a cabo inspecciones con el propósito de constatar la existencia de ocupaciones ilegales en esas unidades habitacionales.

Y junto con la sospechada inacción oficial, subyace una propia responsabilidad colectiva. El dedo en la llaga la puso el propio presidente de la Junta Vecinal de ese populoso barrio, Julio Gironde.

El vecinalista, conocedor como pocos, observa a diario una andanada más de verdadera degradación social.

Puede ser moneda corriente que no todos sus convecinos se animen a realizar denuncias por miedo a la represalia, pero la verdadera olla a presión sin una pequeña vía de escape; lo demuestra a su criterio la ligereza de los convivientes y quienes debieran controlar.

Numerosos niños y adolescentes se crían sin intervención de sus padres, y para peor hay comerciantes que se aprovechan abriendo los locales de venta a partir las 21 con lo cual a esa hora resulta difícil verificar si los inspectores pueden ejercer tareas de control.

Cuando todo parecía calmarse, la inseguridad volvió a tocar las puertas de la ciudad. La conclusión inicial fue que no parece ser «el problema» de un solo barrio. No hay compartimientos estancos. Llega a todos los estamentos de la sociedad. La señora Marcelina Volpe, quien murió violentamente el fin de semana en la zona de la costanera, vivía en la otra punta de la ciudad donde supuestamente; el Ceferino es un virtual teatro de operaciones.

Desde entonces mucha gente vive sugestionada. Rejas, alarmas. Vale todo, como que los vecinos estén pensando en armarse.

La puja callejera pareciera ser la única herramienta que la población posee para echar mano al esclarecimiento. Por caso los familiares del joven Atahualpa -asesinado hace un mes- descubrieron que la investigación judicial tuvo mayor impulso con marchas de antorchas y cualquier figura de exteriorizaciones públicas.

Todos los días se abre un tiempo de posibilidades. Hasta ahora la realidad sigue siendo generosa para quienes tienen poder de decisión.

 

ENRIQUE CAMINO

rnredaccionviedma@yahoo.com.ar


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