Lagarteando 31-01-04

Así dice mi amiga la poeta Mirta. ¿Qué hacés, Mirta? Lagarteando, esto es, tomando sol, que es exactamente lo que estoy haciendo. ¿La poeta o la poetisa? No estoy segura, pero no me voy a ir ahora a buscar un diccionario… Y en realidad, aprovechemos; ésta es una palabra que ya termina con a, qué grande! L-a-g-a-r-t-e-a-n-d-o. Me gusta. Es una palabra para saborear, como esas de García Márquez, Macondo, Aureliano, palabras de clima cálido…

Tendría que bajar la radio, pero se está tan cómoda… no entiendo a esa gente que dice «no puedo estar sin hacer nada». ¿Ni al sol? Ni al sol. Ya sabe, esa gente que cuando empieza a enumerar todo lo que hace para «llenar el tiempo» (llenar el tiempo, qué audacia!) ya me cansa. Oh, claro que hay gente que hace muchas cosas por necesidad, yo pienso más bien en la que su necesidad viene de una especie de vacío, como si no pudiera encontrarse con ella misma, tarea, reconozco, a veces insalubre.

No es que la radio esté tan alta, es que si ese funcionario vuelve a decir otra vez «de alguna manera» voy a gritar. Si mirara el reloj -cosa que tampoco voy a hacer- y verificara cuántas veces dijo la muletilla en un minuto… Muletillas. Estamos llenos de muletillas. Bueno, de alguna manera, digo, a ver, esteee, y la última: nada. El departamento de traumatología completo.

¿Y ahora qué tenemos? Ah, cero muletillas, es que esa mina está leyendo, con ese tono pontifical, bajando verdades reveladas. Atención, está hablando de lo tuyo, Bebita. Está diciendo que el nombramiento de la jueza a la Corte Suprema es, para muchos, prueba de que la mujer va ocupando más espacios en un territorio cuasi vedado, gracias -sigue pontificando la mina- a cierta cualidad femenina que es hacer cosas más concretas, producto, continúa, de la práctica del hogar, lugar concreto si los hay. Porque, y esto lo digo yo, imaginemos si en un horario cuello de botella de una familia cualquiera, esos donde hay que distribuir tareas y dejar todo listo antes de ir a trabajar, la susodicha dama se le ocurriera dar un amplio debate o un abordaje múltiple, ¿qué ocurriría? Caos total. Sigue la papisa: pero esto ha sido puesto en tela de juicio por cierta feminista (cuyo nombre me perdí), la cual también pontifica, parece, que esto es hacerle el juego al machismo, sacralizando el lugar de dominación masculina y reforzando el rol de ama de casa. Mirá vos, que le pusiste a tu columna «en clave de Y» destacando esa cualidad integradora, contenedora, solucionadora, y algún otro «ora» que no me acuerdo, en oposición al excluyente «O».

¿Es que esa variante feminista nunca escuchó hablar de la palabra crisis, que, dice siempre Mariano Grondona, viene del griego y quiere decir ¿»oportunidad»? Toda realidad contiene su propia contracara, de cualquier situación negativa se puede encontrar el espejo que dinamiza. Es dialéctico. ¿No le gusta dialéctico? ¿Demasiado izquierdista? Pruebe con Oriente, el yin y el yan, y gracias al cielo se le terminó el espacio y ahora vamos con el estado del tiempo.

Hace calor, mucho calor. El tema da para iniciar cualquier conversación: no se aguanta, pero dicen que el viernes cambia, antes las noches eran frescas, ahora no. Obvio. Antes estábamos rodeados de chacras y las calles eran de tierra, y en aras del progreso, los planes de vivienda, las próximas elecciones, etcétera, hemos convertido nuestras ciudades en gigantescos hornos. Cosecharás tu siembra.

Supongamos que en vez de gastar en asfalto y pequeñísimas casitas, hubiéramos invertido en terrenos llenos de verde, y en el mantenimiento prolijo de calles de tierra… Oh, ya lo veo venir. ¿Y el barro cuando llueve? ¿Y el polvo? A eso me refiero, yo, que no sé nada de arquitectura paisajista, que apenas mantengo un jardín; yo, decía, puedo pensar en cordones cunetas masivos, buenos desagotes, aplanadoras y regadoras… Cualquiera sabe que la tierra absorbe el calor y el cemento lo reflecta ¿o refleja?, no sé, estoy lagarteando, no voy a ir ahora a buscar un diccionario…

 

Beba Salto

bebasalto@hotmail.com


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