«Lectores siempre hubo y siempre habrá»

Con su obra "Brújula al sur", que fue presentada el fin de semana pasado en la Feria Provincial del Libro por primera vez, Paula Margules visitó Neuquén y conversó con "Río Negro". La escritora, que ganó el premio Emecé 1999/2000 con esta novela en la que se propuso contar una historia de dos amigos en la Argentina, consideró que éste "es un momento absolutamente difícil para todos, pero yo nunca tuve que pagar para publicar mi obra".

NEUQUEN (AN).- «Siempre hubo lectores y siempre los habrá, por eso me causa gracia cuando surgen polémicas como ahora Internet o el libro, porque cuando apareció la imprenta también hubo mucha polémica y cada etapa histórica tiene sus propias polémicas y sus lectores», opinó Paula Margules.

La escritora argentina, que se hizo acreedora del Premio Emecé 1999/2000 por su libro «Brújula al sur» que fue presentado en la Feria Provincial del Libro, charló con «Río Negro» sobre la situación de los escritores, la literatura y los lectores.

«Las editoriales no son amigas de publicar cuentos, sí publican antologías con el criterio de que los lectores en una antología pueden tener una visión más amplia de varios autores y me parece que cuando vivimos muy apurados es mucho más fácil leer un cuento que te puede llevar el trayecto de un viaje que leer una novela», razonó la escritora.

Sobre la obra que presentó el fin de semana pasado en Neuquén, Margules describió «Brújula al sur» como «una novela que parte de una historia absolutamente íntima personal, que cuenta la amistad de dos amigos, un periodista y un profesor de historia. La novela comienza a planteando la muerte del periodista, que cae desde un piso trece y es un hecho que no queda demasiado claro. A partir de ahí su amigo de infancia comienza a investigar qué es lo que pasa, cómo murió Walter Villegas, que es el periodista, y la novela transita un camino que va desde lo individual a lo social y de lo social a lo individual», narró la escritora.

Inmersa en rol de novelista, confió a este diario que «lo que me planteé fue escribir una historia de dos amigos en la Argentina de hoy, donde uno no está libre para nada del momento histórico y de su situación geográfica».

Al mismo tiempo admitió que «cuando escribís, siempre tu realidad te tiñe y al hacer ficción uno crea un universo, un mundo ficcional diferente, pero el quiebre no es tan profundo como para que la realidad no se filtre».

Para la creadora de «Adultos en pareja estable», cada género tiene su público, «y hay un público para cada género, así que tal vez ahora estén más de moda los aspectos históricos, pero igualmente cada público tiene su género».

Simple y de respuestas meditadas, Margules confesó que «tenía muchas ganas de escribir una historia. Cuando comencé a escribirla ni yo misma creí que estaba escribiendo una novela, pensé que estaba trabajando en función de un ensayo histórico y en determinado momento me di cuenta que lo que tenía entre manos era una novela, así que dejé todo el trabajo de lado y comencé a trabajar de otra manera, porque es un género distinto que exige otros caminos».

De perfil bajo y sin histrionismos, se mostró convencida de que su novela no fue un intento deliberado de imponer «alguna verdad absoluta ni mucho menos», sino simplemente su manera de ver la realidad desde su universo íntimo y personal como escritora.

«Uno de los temas que me preocupa es que mucha gente se queja de la realidad que vive pero no son muchos los que hacen algo por modificar esa realidad, porque la realidad no tiene predeterminismos, no está predeterminada y cada uno puede operar de una forma o de otra pero hay posibilidades de operar sobre ella», opinó.

Las dificultades de publicar en el país

«Es tan difícil en estos momentos publicar en el país, pero yo sé que el premio Emecé tiene un enorme prestigio, una gran transparencia y me siento sumamente feliz y agradecida de haberlo recibido».

Paula Margules medita largamente cada una de sus respuestas, como si no tuviera intenciones de ofender a nadie cuando habla. El premio Emecé 1999/2000 a su novela sólo le arranca palabras de elogio y agradecimiento.

«Cuando la terminé el objetivo fue: «bueno y ahora adonde estoy parada con esto, qué hago con esto?» y antes de empezar un periplo por editoriales, lo que decidí es que una forma de medir dónde estaba mi texto era presentarlo a un concurso prestigioso, y la respuesta fue positiva», cuenta con una sonrisa en sus labios esta mujer de modales suaves y expresivos ojos negros.

Como en una de las únicas quejas que se escucharán de sus labios, concede que «éste es un momento muy complicado, porque en general no hay editores que hagan fila en la casa de ningún editor para publicar, esto no es lo habitual, sino todo lo contrario, pero no es el único área donde existen dificultades y tal vez suene hasta ingenuo, pero lo único es seguir para adelante si uno confía en las cosas que escribe y los concursos son un puente para eso».

Siempre agradecida con la suerte que tuvo su primer novela, repite constantemente que «si tengo que basarme en mi experiencia yo llegué un día a la editorial, con un bolso con no sé cuántas carpetas de ejemplares y el resultado es este libro publicado y premiado con un galardón que me honra por los nombres que me preceden». (AN).


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