Lecturas recomendadas: “Salvar el fuego”, de Guillermo Arriaga
Cecilia Boggio nos acerca una novela escrita desde cuatro puntos de vistas distintos, y que toca de cerca la realidad de México en la actualidad -y la de muchos otros países-. Fue ganadora del Premio Alfaguara 2020.
La semana pasada terminé de leer esta nueva novela de Guillermo Arriaga que se hizo famosa al ganar el Premio Alfaguara 2020: “Salvar el fuego”. El título es una clave de interpretación clara y precisa. En las 659 páginas crecerá un fuego que los protagonistas van a sentir y luchar para salvarlo cualquiera sea el precio a pagar.
José Cuauhtémoc Huistic es el segundo hijo de Ceferino Huistic, un destacado y reconocido luchador por los derechos de los pueblos originarios de México. José ha cumplido una condena por haber prendido fuego a su padre, postrado en una silla de ruedas luego de un accidente cardiovascular. Una vez libre va al Estado de Sinaola a conseguir trabajo, donde vive un ex compañero de celda. Solo y aislado trabaja para mantenerse en paz, hasta que la guerra entre los cárteles de la droga se desata y por una deuda moral decide tomar venganza por una matanza de la que estuvo ajeno.
Así termina recluido, con una condena de cincuenta años por homicidio múltiple, en una cárcel de Distrito Federal, el reclusorio donde dos millonarios, Héctor y Pedro están llevado a cabo una experiencia piloto de animación cultural. Han donado la construcción de una biblioteca con veinte mil ejemplares y un auditorio para doscientas cincuenta butacas.
La bailarina y coreógrafa Marina Longines, de la alta clase social mexicana, que ha realizado estudios con los profesores más célebres de ballet en el mundo, casada, madre de tres hijos, dueña de la academia de danza Danzamantes, amiga de Héctor y Pedro, es invitada a presentar su espectáculo de danza contemporánea.
“Y fue Pedro, sin saberlo, quien me condujo directo hacia el huracanado amor que arrancó los cimientos de mi vida y la trastocó hasta dejarla irreconocible” nos alerta la protagonista en las primeras páginas.
Si bien este es el meollo del argumento, el brillante estilo de Arriaga va dosificando su avance con distintos hechos que nos tendrán en vilo y que nos obligarán a estar atentos y a hacer nuestras propias conexiones. Sucederán escenas sórdidas, muy duras, represiones de todo tipo, pero también amistad, compromiso y momentos casi humorísticos.
La obra presenta cuatro frentes que se van narrando uno detrás del otro: uno, la narración en tercera persona de José Cuauhémoc. El otro, la de Marina en primera persona. Un tercero es el texto de Francisco Huistic Ramirez, hermano mayor de José, escrito en otro tipo de letra que se dirige a su padre y le recuerda la durísima educación que les dio a sus hijos varones. En el cuarto frente aparecerán los textos de los reclusos que asisten al Taller de escritura, y los partes policiales. También Arriaga intercala poemas y reflexiones.
En esta atrapante novela, la diferencia entre los dos mundos de la realidad mexicana actual aparece sin filtros y nos hace pensar en que también sucede en muchos países del mundo. Solo se unen esas diferencias a través de la corrupción que socaba en especial los cimientos políticos y también de gran parte de la población.
La lucecita de esperanza lo permite la creación en el caso de José Cuauhtémoc a través de la escritura y en el de Marina en la danza. Ambos logran salvar el fuego.
Quizá sobren un poco de páginas o posiblemente a mí se me hicieron largas la narración de los hechos que suceden en la cárcel. No obstante la novela es todo un desafío para el lector que les invito a aceptar.
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