Libro pone en valor los poemas y canciones de María Elena Walsh
La reedición de un libro que recopila sus “Poemas y canciones” y cuya tapa reproduce una foto inédita tomada por Sara Facio.
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La inmensa popularidad que obtuvo María Elena Walsh con la literatura infantil y sus inolvidables canciones para los más pequeños -siempre vigentes- opacaron en parte su labor como poeta, ahora rescatada con la reedición de un libro que recopila sus “Poemas y canciones” y cuya tapa reproduce una foto inédita tomada por Sara Facio.
“Se trata de una reedición de un volumen publicado en 2004 en Punto de Lectura, hicimos una serie que agrupaba `Novios de antaño` y una selección de artículos periodísticos, además de este libro tomado de una edición previa. No es una recopilación exhaustiva”, aclaró a Télam Julia Saltzman, de Alfaguara.
“Creo que hay una asignatura pendiente: una tarea de investigación y curaduría a realizar con muchísimo cuidado y que a lo mejor exigiría una edición con una cierta anotación. Sería algo que quedara más allá de la circulación entre el público para darle la jerarquía que tiene su obra poética”, opinó la editora sobre un material cuya circulación estuvo signada por el “boca en boca”.
Nacida en la localidad bonaerense de Ramos Mejía, a los diecisiete años María Elena publica su primer libro de poemas, “Otoño imperdonable” (1947), celebrado por Pablo Neruda y Juan Ramón Jiménez.
Integrante del grupo de poetas de “la generación del 40”, escribe algunos poemas sueltos y en 1952 “Baladas con Ángel”. Ese año viaja a París, donde difunde el cancionero folklórico argentino como integrante del dúo Leda y María, y comienza a componer la vasta obra para niños que refundaría la literatura infantil y la haría inmensamente popular.
De vuelta en la Argentina, escribe guiones para televisión, obras de teatro, artículos periodísticos y, sobre todo, poemas y canciones.
En 1965 aparece su tercer poemario, “Hecho a mano”, “su gran libro”, consideró Saltzmann y recordó que el poema dedicado a Eva Perón lo mandó a un diario: “Quería manifestarse, lo que le importaba era que la obra circulara, no le interesaba la carrera literaria”.
Como cancionista graba discos y ofrece recitales que suscitan una adhesión fervorosa del público. Tras ser incluida en la larga lista de artistas prohibidos por la última dictadura militar, debe limitarse a escribir poemas y artículos periodísticos. Durante los años 80 escribe guiones, participa en proyectos editoriales y políticos, y se incorpora al directorio de SADAIC.
“La gran mayoría de las canciones fueron hechas por ella. Mi idea es que no hay una división tajante entre sus poemas y canciones. Ella fue una poeta muy grande y no significativamente reconocida en el ámbito literario, sí por la gente, por eso no quería que pasara el tiempo, sin que hubiera una reedición de este libro”, subrayó Saltzmann.
Para la editora, “es mucho más que un cancionero, porque ella no podría haber escrito esas canciones sin ese oído finísimo que tenía para la poesía, para la métrica. Ella era una persona con muchas lecturas y muy enraizada en tradiciones poéticas como la española, en especial el siglo de oro”.
“Y se nota su conceptismo, sus poemas tienen muchos conceptos, en pocas palabras dice mucho -analizó la editora- no hubo tanta separación en estas dos ramas que se fueron fundiendo al empezar a escribir canciones infantiles”.
“María Elena fue una sagaz observadora de la realidad social, de personajes y también de la expresión de los sentimientos, aunque era pudorosa escribió muchos poenas de amor hermosísimos”, deslizó.
Su repercusión popular fue tan grande que muchas veces no se llega a los poemas o se toma solo el de Eva: “La cola interminable para verla/y los que maldecían por si acaso/no vayan esos cabecitas negras/ abienaventurar a una cualquiera/. (…) Y el amor y el dolor que eran de veras/ gimiendo en el cordón de la vereda./ Lágrimas enjugadas con harapos,/Madrecita de los Desamparados.)”
A su juicio, “Walsh era poeta antes de escribir las canciones infantiles, siendo muy jovencita ya impresionaba por la madurez de su obra, ella tomó muchas tradiciones pero para hablar de nosotros, no era nada elitista”.
Por su parte, su compañera Sara Facio contó a Télam que la foto elegida para la tapa, “corresponde a una época muy feliz. Quise que fuera original, en un momento lindo de su vida en verano. Despues de su enfermedad, los medicos le aconsejaban que hiciera natacion, alquilabamos una quinta, en San Isidro, y claro estaba todo el día haciendo ejercicio en plena naturaleza”.
“Era una persona que le gustaba hacer pero que no construía su propia estatua, era muy generosa con todo el mundo. Y me parece importante que se ponga en valor todo la obra que ha dejado”, concluyó. (Télam)
Télam
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