“Linchamientos”

Es válida la vinculación de la bronca por la inseguridad con los gobiernos del nivel que sea o con el Poder Judicial, según la visión de cada uno. Aunque pienso que la realidad es multifacética, extremadamente compleja, y la incriminación simplificadora a un solo culpable me parece miope y estéril. Pero eso sí, debe quedar clarísimo que patear gente indefensa, ya sometida e inerme, constituye un gravísimo delito, es intento de homicidio o bien homicidio si es que llegan a consumar su intento. Todos los ciudadanos, y muy especialmente los políticos y los comunicadores, tenemos el deber de no ser complacientes con conductas ilícitas aunque cuenten con cierta anuencia social. Por eso señalo algunas declaraciones desafortunadas que me parecen, cuanto menos, ambiguas en relación con los delitos de linchamiento acontecidos en los últimos días en nuestro país. “…no cabe duda de que los partidarios de justicia por mano propia han conseguido algo mucho más importante al obligar a las autoridades a adoptar una postura mucho más dura…”. “A esta altura, culpar a las turbas justicieras por su salvajismo no sirve para mucho”, diario “Río Negro”, editorial del 9/4/14. “El que las hace las paga”, dijo Sergio Massa en un primer momento. “Hartazgo de la gente con la Justicia”, dijo Sergio Berni como si eso fuese un atenuante. Lanata, en su programa, llama ladrón al asesinado Moreira en la ciudad de Rosario, pero se refiere a los asesinos sólo como “los vecinos”, en un lenguaje que puede confundirse con empatía con los homicidas. Mariano Grondona dijo que “sería hipócrita no comprenderlos y excusarlos ya que en circunstancias iguales habríamos procedido igual”. Muchos se quejan también: “Los derechos humanos sólo para los criminales y no para la gente…” cuando los derechos humanos son para los humanos, si cometieron un crimen siguen siendo humanos. Los linchadores, por ejemplo, siguen siendo seres humanos con derechos, no por haber cometido un gravísimo crimen deben ser encarcelados sin juicio ni deben ser objeto de venganza por parte de los parientes de los linchados. El linchamiento no es justicia por mano propia, ni es legítima defensa. Se junta un montón de descontrolados que nada tienen que ver con el originalmente damnificado. En los hechos acaecidos ni siquiera es la ley del Talión, ya que no hay equivalencia alguna entre el delito de hurto que se pretendía castigar con la pena de muerte. Los medios (audiovisuales sobre todo) con su tratamiento sensacionalista fomentan muchas veces una gran mezcolanza y confusión. No se pueden igualar delitos gravísimos como los homicidios con otros poco relevantes para fomentar el morbo y la paranoia colectiva. Sólo proponer penas duras para todo delito difícilmente solucione algo, pero quizás se podría capitalizar este desmadre actual para tratar de mejorar y agilizar el contexto legal y procesal. También para poner la lupa sobre situaciones donde exista participación en organizaciones delictivas de altos jefes policiales y socios judiciales o políticos. Debemos también asumir nuestra cuota de responsabilidad. Ni Cristina, ni Scioli, ni Massa, ni nadie va a solucionar el tema de la droga con más controles y más represión. Como no lo soluciona Obama, siendo los yanquis por lejos los primeros consumidores mundiales, aun con los medios más sofisticados puestos al servicio de su control. El avance del consumo de drogas nos está diciendo mucho sobre nuestra sociedad: los deficientes niveles de inclusión, las fallas en educación, empezando fundamentalmente por nuestros hogares. José R. Murray DNI 10.390.710 Luis Beltrán

José R. Murray DNI 10.390.710 Luis Beltrán


Es válida la vinculación de la bronca por la inseguridad con los gobiernos del nivel que sea o con el Poder Judicial, según la visión de cada uno. Aunque pienso que la realidad es multifacética, extremadamente compleja, y la incriminación simplificadora a un solo culpable me parece miope y estéril. Pero eso sí, debe quedar clarísimo que patear gente indefensa, ya sometida e inerme, constituye un gravísimo delito, es intento de homicidio o bien homicidio si es que llegan a consumar su intento. Todos los ciudadanos, y muy especialmente los políticos y los comunicadores, tenemos el deber de no ser complacientes con conductas ilícitas aunque cuenten con cierta anuencia social. Por eso señalo algunas declaraciones desafortunadas que me parecen, cuanto menos, ambiguas en relación con los delitos de linchamiento acontecidos en los últimos días en nuestro país. “…no cabe duda de que los partidarios de justicia por mano propia han conseguido algo mucho más importante al obligar a las autoridades a adoptar una postura mucho más dura…”. “A esta altura, culpar a las turbas justicieras por su salvajismo no sirve para mucho”, diario “Río Negro”, editorial del 9/4/14. “El que las hace las paga”, dijo Sergio Massa en un primer momento. “Hartazgo de la gente con la Justicia”, dijo Sergio Berni como si eso fuese un atenuante. Lanata, en su programa, llama ladrón al asesinado Moreira en la ciudad de Rosario, pero se refiere a los asesinos sólo como “los vecinos”, en un lenguaje que puede confundirse con empatía con los homicidas. Mariano Grondona dijo que “sería hipócrita no comprenderlos y excusarlos ya que en circunstancias iguales habríamos procedido igual”. Muchos se quejan también: “Los derechos humanos sólo para los criminales y no para la gente…” cuando los derechos humanos son para los humanos, si cometieron un crimen siguen siendo humanos. Los linchadores, por ejemplo, siguen siendo seres humanos con derechos, no por haber cometido un gravísimo crimen deben ser encarcelados sin juicio ni deben ser objeto de venganza por parte de los parientes de los linchados. El linchamiento no es justicia por mano propia, ni es legítima defensa. Se junta un montón de descontrolados que nada tienen que ver con el originalmente damnificado. En los hechos acaecidos ni siquiera es la ley del Talión, ya que no hay equivalencia alguna entre el delito de hurto que se pretendía castigar con la pena de muerte. Los medios (audiovisuales sobre todo) con su tratamiento sensacionalista fomentan muchas veces una gran mezcolanza y confusión. No se pueden igualar delitos gravísimos como los homicidios con otros poco relevantes para fomentar el morbo y la paranoia colectiva. Sólo proponer penas duras para todo delito difícilmente solucione algo, pero quizás se podría capitalizar este desmadre actual para tratar de mejorar y agilizar el contexto legal y procesal. También para poner la lupa sobre situaciones donde exista participación en organizaciones delictivas de altos jefes policiales y socios judiciales o políticos. Debemos también asumir nuestra cuota de responsabilidad. Ni Cristina, ni Scioli, ni Massa, ni nadie va a solucionar el tema de la droga con más controles y más represión. Como no lo soluciona Obama, siendo los yanquis por lejos los primeros consumidores mundiales, aun con los medios más sofisticados puestos al servicio de su control. El avance del consumo de drogas nos está diciendo mucho sobre nuestra sociedad: los deficientes niveles de inclusión, las fallas en educación, empezando fundamentalmente por nuestros hogares. José R. Murray DNI 10.390.710 Luis Beltrán

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