Los domadores de olas tienen sus playas favoritas

Para hacer surf o sacar pescadillas, corvinas o cazones los turistas eligen Playa Bonita y El Espigón. Bajar es una aventura pero el premio son arenas y olas incomparables.

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Cuando el cuerpo le pide a los amantes del surf un rato sobre las olas, uno de los destinos favoritos es sin duda Playa Bonita en el camino de la costa de Viedma. Lo mismo pasa con los pescadores, quienes pese a hacer malabares no tienen inconvenientes para treparse al espigón y cobrar pescadillas, corvinas o algún cazón.


Las dos playas, muy cercanas una de la otra, con altísimos acantilados que las protegen del viento tienen un marco de paisaje espectacular. Con este margen marítimo se puede soñar ya que reúne tres recodos.

El primero es el que disfrutan los surfistas porque con la bajante, sin riscos cercanos al acantilado, una amplia cancha está a su disposición. Y si los practicantes son menos, se disfruta mejor.

Surf y pesca en la bajada del espigon (foto Marcelo Ochoa)


Dada la calidad excepcional del lugar, la mejor ubicación solo está condicionada por el horario de llegada de los vehículos. La altura de la ubicación, por ahora de acceso gratuito, condiciona a los visitantes.
Si los veraneantes se encuentran cerca de las barandas de contención tendrán que transitar por las escaleras y hacer malabares para arribar con tablas, sombrillas, mochilas, equipos de mate, botellas con agua, sillas o las cañas de pescar.

Surf en Playa Bonita. (Pablo Leguizamón)


Hay que tomar en cuenta que se trata de un sitio de verano, de carácter pasajero, pues el mar se retira pocos metros del acantilado y sus arenas siempre quedan húmedas con lo cual todos aquellos concurrentes pueden disfrutar de él, por unas pocas horas. Además, hay que ser precavidos por allí no hay baños químicos, tampoco recipientes como para depositar basura, botiquín de primeros auxilios o dispenser de agua.


“Vinimos hasta acá tratando de conocer el lugar”, cuenta José Bonavota de Caseros, Buenos Aires, que en lugar de un crucifijo porta una medalla de Vélez Sarsfield con la que salió a recorrer la Patagonia junto a su familia y destaca que la playa les pareció muy linda.

Dato

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kilómetros separan a Playa Bonita de Viedma y 15 del balneario El Cóndor, el centro de servicios más cercano.


También con cámaras en la mano y desplazándose en un motor-home, aparecieron Sandra Klinder y Christof Kurt, llegaban del otro lado del mundo, de Suiza, y relataron que quedaron maravillados por el lugar.
A veces, los afectos juegan una fichas a su favor, entonces aparecen jóvenes como Ana de la Cuesta, una arquitecta de San Sebastián que como su novio es viedmense, lo acompaña a practicar surf.


Matías Rimoldi es de Mar del Plata. Reúne miles de antecedentes practicando surf en su ciudad natal, Brasil, y ahora incursiona en Playa Bonita, que conoció cuando cumplió un raid ciclístico hacia el Sur. “Es una playa de buenas condiciones para la práctica”, destacó.


La playa además cuenta con un anexo. La alternativa es la otra bajada que se ubica a unos 1.000 metros y que recientemente fue reconstituida. Se tratar del sector menos conocido de este vaivén que trazan los acantilados patagónicos.


Reúne las mismas características de suelo mojado, pero allí el mar se retira un poco más, se puede jugar al tejo, al padel sin molestar demasiado, y se ha convertido en un reducto más exclusivo para los lugareños.


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