Los intendentes, en la primera línea

La gobernadora se ajustó el barbijo y salió de Viedma. Estuvo en la cordillera y en el Alto Valle. Se vio con Gennuso y Di Tella, que son aliados, pero también con Soria.


El gobierno provincial decidió esta semana salir del aislamiento. La gobernadora Arabela Carreras se ajustó el barbijo y se fotografió con los intendentes de Bariloche y el Alto Valle. La determinación es mostrarse al frente de las decisiones y transmitir firmeza, como suele ser, en las políticas que puso en marcha frente al avance del virus.

De manera paralela, comenzó a medir el humor social mediante encuestas telefónicas. Son datos que para Alberto Weretilneck siempre fueron vitales en el sostenimiento de la gobernabilidad: conocer el parecer de los rionegrinos.


Se hacen encuestas para saber cuál es el nivel de aprobación del desempeño de Carreras en la crisis. El 86% de imagen positiva del presidente es una vara muy alta.


Carreras permaneció en Viedma hasta esta semana. Se relacionó con sus funcionarios, con los intendentes y con funcionarios nacionales a través de las pantallas. En cambio, el presidente Alberto Fernández no dejó de moverse y reunirse. Carlos Pagni escribió esta semana en La Nación que tiene una imagen positiva del 86%. Es un espejo en el que cualquier gobernador o gobernadora quisiera verse reflejado.

“Tenemos que trabajar unidos, más allá de lo partidario -analizó uno de los referentes provinciales del PJ-, pero mandar a hacer encuestas en este momento con lo caras que son me parece un despropósito”.

La gobernadora es joven, no está dentro de ningún grupo de riesgo y no tiene hijos. Viaja en avión privado con un puñado de funcionarios.

Los intendentes son los que están en la primera línea de fuego. Si la decisión de Carreras es ser inflexibles en el uso de barbijos, los complicaría: si no pueden frenar la salida de la gente en la calle, ¿cómo harán para que se tapen compulsivamente las bocas?, ¿los van a multar?

Los municipios comenzarán a recibir la coparticipación de la primera de las tres cuotas de 500 millones de pesos que enviará Nación. “Algo es mejor que nada”, dijo un intendente.

La ayuda social se reparte por ahora por pasillos separados y es probable que haya superposiciones entre Nación, la Provincia y los Municipios.

En Roca, María Emilia Soria espera un primer desembolso de 6 millones de pesos por la coparticipación de estos fondos nacionales. Y lo valora. El plus que entregó a los municipales que mantienen los servicios en funcionamiento le insumió un millón de pesos, aunque los sueldos de todo un mes representan cerca de 80 millones.

Soria va a trabajar todos los días a la intendencia, a pesar de que tiene dos hijitos de 2 y 4 años.

Cipolletti recibirá poco más de 18 millones en total. Su intendente, Claudio Di Tella (Juntos), tiene un gasto mensual solo en sueldos de 60 millones. En principio, trascendió que tendrá esos recursos de reserva, pero es muy probable que el mes que viene tenga que liquidarlos.

Di Tella es médico, enfrenta la pandemia con ojos profesionales. Analiza por estos días con qué medidas se pueden prevenir dolores mayores cuando la curva de contagios (y muertes) crezca.

A Bariloche llegarán casi 26 millones de pesos en total, aunque por ahora serán solo 9. Cada mes, el intendente Gustavo Gennuso destina poco más de 110 millones de pesos a salarios, sin contar las cargas sociales. Es la ciudad con mayor cantidad de casos positivos.

Los tres enfrentarán en los próximos meses realidades complejas pero diferentes.

Cipolletti no puede aislarse. Tiene los límites de la ciudad confundidos con los de Fernández Oro y el intercambio con Neuquén es parte de su idiosincrasia. De hecho, el 20% de su población trabaja o tiene comercio en la capital neuquina.

La capacidad de aislamiento de Roca parece más accesible.

Bariloche tiene buena parte de su capacidad ociosa: faltan los turistas que un domingo como hoy habrían abarrotado la calle Mitre para disfrutar de la barra gigante de chocolate. Hay alta concentración en el Alto, entre las familias más pobres, hasta donde no llegan los visitantes, pero, salvo Dina Huapi, no tiene ciudades con ejidos colindantes.

Se vienen semanas difíciles en muchos sentidos.


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