Los pioneros del séptimo arte en la región

El primer antecedente del cine en la ciudad data de 1904, con un proyector a kerosene que se encontraba en un bar. De allí se mutó a las cadenas multinacionales.

El primer antecedente del cine en la región data de 1904. Los historiadores marcan que el mismo año que Neuquén nacía como capital del territorio, ya había experiencias cercanas al cine. Hoy, 117 años después, Neuquén es la gran capital de cines de la región con dos cadenas internacionales y salas de la tecnología más avanzada que hay en el país.

Lejos están las salas con tecnología 4D de aquella primera experiencia de cine realizada desde un proyector a kerosene que estaba montado en un bar anexo a la farmacia de A. Imperiale y Cía. Lo cierto es que sin es él, el cine, tal vez, no se apoderaba de la ciudad.

Luego llegaron varias experiencias de cine eléctrico, surgieron microcines, hasta que a mediados de los ’30 empezó a consolidarse lo que aún hoy, con intervalos y altos y bajos, es el Cine Teatro Español.
Domingo, Alfonso y Fortunato Esteban fueron claves en la instalación del cine. Fueron los hermanos que alquilaron el Cine Teatro Español y también fueron quienes en 1945 construyeron otro ícono de la cinematografía de Neuquén: el cine Belgrano.

Aquel recinto de calle San Luis supo albergar los filmes más populares para todas las edades, y también aquellas películas condicionadas, marcó a generaciones de neuquinos. Allí fue cuando el cine del espacio de la Asociación Española de Socorros Mutuos, pasó a ser el lugar para las películas de renombre.

Lo que no se sabía en ese entonces es que ese gran cine ubicado en la principal calle de la ciudad sería uno de los testigos claves del paso del tiempo en Neuquén.
Claro que no estuvo excepto de vaivenes. El primero fue en los ’90, cuando los hermanos Savrón se habían hecho cargo de la sala y decidieron cerrarla para remodelarla por completo. En 1991 abrieron una sala de cine moderna para la época.

Para ese entonces, el Español era la única sala de cine en la ciudad. Pero ante el éxito que cosechaba, los hermanos Savrón nacidos en cuna cinéfila decidieron emprender una nueva aventura y en 1994 abrieron los Quimey: lo que sería el primer complejo de cines de la ciudad, aunque no de capitales extranjeros como los que vendrían años más tarde.

Esas dos salas de 350 butacas marcaron a algunas generaciones de neuquinos como en su época lo había hecho el cine Belgrano hoy–lamentablemente- devenido en un estacionamiento, y también como transversalmente lo hizo el Cine Teatro Español.

El microcentro de esa incipiente ciudad que cada vez más se transformaba en la punta de lanza de la región, disfrutó sus tres salas de cine de raíces neuquinas durante unos años. Luego, todo empezaría a cambiar.
En 1999 desembarcó en la capital neuquina el complejo Village, ese gigante y brillante complejo, lleno de los lujos vistos en las películas, cautivó cada vez más y los números mandaron.

Dato

350
butacas tenía cada sala de los cines Quimey, que pertenecieron a los hermanos Savrón.

Los Savrón cerraron los Quimey. Lo primero que desembarcó allí fue una iglesia evangélica brasilera, luego se transformarían en locales comerciales hasta este año, cuando el lugar recuperó algo de su magia para albergar un multiespacio de espectáculos.

El Español resistió unos 10 años más, pero en 2011, la Asociación Española decidió no renovarle el contrato de concesión a los hermanos Savrón y el mítico lugar del cine neuquino cerró sus puertas una vez más.

A principios de 2013, tras una nueva gran remodelación y ya con la Fundación BPN a cargo de él, el Cine Español volvió a abrir sus puertas, claro que no para competir cara a cara con los Village, sino para diferenciarse.

Otras expresiones artísticas dominaron las funciones, pero el mítico cine se transformó en Espacio Incaa albergando películas nacionales con entradas realmente muy accesibles. Y, con el tiempo, los grandes tanques también llegaron a la pantalla del Español, sólo que un poco más tarde, para que las disfruten quienes controlan la ansiedad.

En 2018, una nueva cadena internacional llegó a Neuquén: Cinemark Hoyts se instaló en el shopping Alto Comahue, con sus salas nuevas le trajo competencia al desgastado Village que tuvo que reaccionar rápidamente con nuevas tecnologías y que aprovechó para concretar, un tiempo después, el cambio de nombre, por el cambio de capitales de la multinacional. Cinemark y Cinepolis son hoy las cadenas que se disputan el público valletano.

El Cine Español no sufrió como en los 2000. Es que esta vez ya esta instalado en un lugar firme del mercado. Hoy el Español presta sus instalaciones al servicio de la Salud, para terminar de combatir la pandemia, pero poco a poco el proyector comenzará a hacer lo que tanto le gusta.


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