Los señalaron como culpables y hoy son donantes de plasma

Virginia Barros es estudiante de enfermería y cuida a adultos mayores, Horacio Colicheo es policía. Ambos se contagiaron, se sintieron discriminados y decidieron ser donantes para ayudar a otros.

El pueblo juzga a los que se contagian, a los que no se cuidan. “Vengo del centro, la gente está re loca, nadie se queda en su casa”, dice Juan sin percibir que él también está en afuera. “Se viven juntando, así no salimos más de esta”, dice Mariana, quien el fin de semana pasó a ver a su mamá “un ratito”, y se encontró con su hermana. Critican, pero la velocidad con la que aumentan los casos positivos, muestra que pocos se cuidan como se debe.

Virginia Barros y Horacio Colicheo sufrieron en carne propia la enfermedad de la Covid-19 y también, ser señalados como culpables por contagiarse. Ambos, fueron los primeros positivos de dos comunidades chicas y enfrentaron la enfermedad en soledad, con la sociedad en contra. Padecieron dolores en el cuerpo y el alma, por eso, cuando se recuperaron decidieron sanar ayudando a otros mediante la donación de plasma.

“Fui el segundo caso de Covid positivo de Huergo. El abuelo que yo cuidaba se contagió en una clínica de Roca y como era contacto estrecho me contagié”, dice Virginia, quién es estudiante de enfermería y se dedica a cuidado de adultos mayores.

Virginia Barros, fue una de las primeras donantes en el Juan XXIII

La mujer jura que lo que le pasó, fue por mala suerte. “Estaba trabajando. Pasé por lo de mi papá a buscar plata. Con todos esto, como no tenemos débito, nos depositaban el sueldo en la cuanta de él. El sábado salí a hacer las compras, pasé frente a lo de mi cuñada y fuimos juntas. No me comí un asado, ni festejé un cumpleaños, como se dijo”, cuenta.

Hasta ahí, no tenía síntomas, pero a la noche comenzó con un dolor en el cuerpo y se acostó en la cama de los chicos. Mientas dormía, sintió que le subía la fiebre. Había trabajado del lunes al miércoles con el adulto mayor, el jueves lo internaron y el domingo, cuando se levantó, después de una noche mala recibió el llamado:“el abuelo era positivo”.

“Después de todo lo feo que vivimos, donar me hizo bien. Ojalá que mi plasma le haya servido a alguien para recuperarse”.

Virginia Barros, cuidadora de adultos mayores, recuperada y donante.

“Si me hubieran avisado que era sospechoso, las cosas serían diferentes. Llamé al hospital y conté todo. Llegó la ambulancia con el equipo de protección, di positivo y empezó la pesadilla”, recuerda.

Estaba internada en el hotel de la Unter y le llegaban audios en los que decían “hay que reventarle la cabeza”, o capturas de pantalla con los nombres de toda su familia. Su marido y sus dos hijos no se contagiaron, pero sí su cuñada.

Tuvo fiebre, dolor muscular y de cabeza. “Es muy feo lo que pasamos. Perdí a mi abuela, ella falleció por Covid y mi primo de 44 años está en terapia, hoy fuera de peligro, pero estuvo 24 días con respirador. Mi abuela estaba enferma, los hijos fueron a cuidarla y se contagiaron”.

Ahora, sostiene que muchos se dieron cuenta que a cualquiera le puede pasar. “Después sí sentir queme apoyaban. El pueblo está re complicado. Con lo que pasamos con mi familia, y teniendo a mi primo grave pensé que era bueno donar plasma”, dice.

Cuando llamó para donar, todavía no se buscaban donantes. Estaba recuperada y averiguó. Le dijeron que le iban a hacer los estudios. Primero, fue a una entrevista con un médico. Es cero negativo y siempre dona sangre. Le sacaron una muestra y después le avisaron que podía donar.

“Fui unas de las primeras que doné plasma en el Juan XXIII. Un proceso fácil que no me dolió. Lo hice y me sentí feliz. Después de vivir lo que viví, ayudar me hizo bien, ojalá alguien se haya mejorado gracias a eso”, concluye.

El remedio en las venas

Horacio Colicheo es policía. Vive solo en Roca, pero trabajaba en Balsa las Perlas, dice que no sabe donde se contagió, que además de ir a trabajar lo único que hizo fue ir al cajero. De todos modos, sintió que la comunidad a la que pertenece no le creyó y más que la enfermedad padeció el castigo social.

Horacio Colicheo, ya lleva realizadas dos donaciones de plasma

“Mi culpa fue ser el primer positivo. Estaba a cargo de la unidad y debía preservar la salud de la gente. Ese día sentí una incomodidad en la garganta, estuvimos afuera, cuando iba para casa tenía como chuchos de frío, así que me autoaislé y fui a hacerme el hisopado”, cuenta.

Lo llevaron a la casita de salud del hospital de Roca y después al hotel de la Unter. No tuvo fiebre, su único síntoma fue un dolor de garganta, pero le quedó una secuela respiratoria, que cuando habla mucho nota que se agita.

“El personal de salud pública me atendió excelente. Esa gente se está jugando el pellejo todos los días y te acompañan, te atienden. Siempre hay un enfermero atento a todo”, dice Horacio desde su casa.

“Me enteré que el plasma fue para una enfermera y me puso contento. Vi como esa gente se está jugando el pellejo para cuidarnos”.

Horacio Colicheo, policía recuperad de Covid-19 y donante.

El policía es oriundo de Río Colorado, allá viven sus padres. Relata que su mamá tiene un marcapaso y su papá es insulinodependiente y tiene cáncer. Su hija vive en Lamarque y está embarazada. “Investigaron si viajé, dijeron que estuve en Choele, como están las cosas acá, no iría ni loco a verlos”, sostiene.
Horacio asegura que era más fácil pensar que se contagió trabajando, pero buscaron como hacerlo culpable. También jura que no se juntó con nadie y que desde que se enfermó la pasó muy mal.

“Cuando le dije a mi hija que era positivo, mi hija lloraba pensando que iba a morir, mis viejos tuvieron que pedir asistencia psicológica a salud pública, sobre todo porque estoy solo acá”, relata.

Cuando se recuperó, esperaba ansioso que lo convoquen para donar. Se enteró que un médico de Cervantes estaba muy complicado y buscó cómo hacer para ayudar. Le hicieron una cita con Hematología, le explicaron todo el proceso y le dijeron que pueden hacerle hasta tres extracciones de plasma.

Le sacaron una muestra y le dieron positivos los anticuerpos. Cuenta que es lento, porque sacan la sangre, la separan y después lo vuelven a introducir, pero es un proceso que puede ayuda a la gente a recuperarse.

“Me enteré que mi plasma fue para una enfermera y me puse feliz. Por las redes me llegó la gratitud de un montón gente. Trato de alimentarme bien, comer con vitaminas para hacer las tres donaciones”, concluye Horacio.

Si te recuperaste de Covid, podés ser donante

Las personas confirmadas de la Covid-19 están en condiciones de donar su plasma.

Contar con plasma de donantes es urgente e importante para ayudar en la recuperación de otros enfermos. Las personas confirmadas de covid-19 estarán en condiciones de donar su plasma por medio de la donación clásica o aféresis, pasados 14 días sin síntomas de la enfermedad.

Para empezar, por motivos epidemiológicos, quienes hayan recibido transfusiones de sangre en el pasado y las mujeres que hayan estado embarazadas o tenido aborto, no pueden ser donantes. Lo mismo vale para quienes se hicieron un tatuaje, piercing o cirugía en el último año.

Deben cumplir con los requisitos de cualquier donante de sangre, es decir:

-Tener entre 18 y 65 años.

-Gozar de buena salud.

-No haberte realizado cirugía, tatuaje o piercing en el último año.

-Concurrir con documento.

-Pesar más de 50 kg.

¿Todos los recuperados pueden ser donantes?

No, de todo el universo de pacientes recuperados se sabe que cerca de un 25%, pese ha haber transitado por la enfermedad, no generó anticuerpos contra el virus.

¿Cómo deben hacer los posibles donantes?

Una vez pasado 14 días sin síntomas, deben ponerse en contacto con el Servicio de Hematología y Hemoterapia Sanatorio Juan XXIII, Buenos Aires 1429, General Roca.

– Enviar un mensaje de Whatsapp al +54 9 2984 501782, desde donde responderán las dudas y citarán a una entrevista para hablar y hacer los primeros estudios.

– El día de la entrevista, desayunar sin grasas ni lácteos.

– Vale aclarar que la donación no puede ser en ningún caso dirigida, es decir destinada a un paciente en particular.

Por último una vez pasados todos esos filtros y extraído el material, este será analizado según las pautas vigentes para detectar posible contaminación de otros patógenos.


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