Los traumas de los bomberos, sin apoyo psicológico

Los bomberos voluntarios deben recurrir a los compañeros más experimentados para superar experiencias trágicas. Al no tener contención, sufren traumas muy difíciles de sobrellevar.

Cada vez que suena una sirena, los bomberos van preparados para enfrentarse con lo peor. Sea un incendio o un accidente de tránsito, saben que la posibilidad de encontrarse con víctimas fatales es alta. Y el trauma que genera una tragedia de este tipo, es mucho más grande cuando no se cuenta con apoyo psicológico.

Por primera vez en 25 años, en 2006 los bomberos de Roca tuvieron contención psicológica. Sin embargo, fue por iniciativa de estudiantes de esa carrera que realizaron la tesis. La experiencia fue buena, pero este año todo parece volver a lo que era antes. Es decir, sin contención de ningún tipo, y apelar a la experiencia de los más veteranos para tratar de superar una situación de este tipo.

Juan Mercado es uno de los referentes del cuartel central de Bomberos de Roca. «De mis 25 años de bombero, puedo decir que el 2006 ha sido uno de los más difíciles. Vivimos una serie de hechos gravísimos. Recuerdo el niño que falleció en el barrio Universitario. Después tuvimos la seguidilla de accidentes que llevaron a la muerte de gente que a nosotros nos afectó mucho. Una de las víctimas fue una persona indigente y ocurrió frente a la pista de Aeronor. A los pocos días ocurrió lo de un bebé en la toma de las 250 Viviendas. Para nosotros fue una situación durísima porque me sucedió lo que nunca me había pasado: se 'quebraron' dos bomberos y yo no estaba mucho mejor. Tenía que mostrar firmeza y fuerza para mantener la moral alta del grupo. Pero todos

los que trabajamos allí estábamos con el ánimo por el suelo. Volvimos al destacamento e hicimos una charla porque realmente nos había afectado muchísimo», reconoce Mercado.

Pero la seguidilla de hechos trágicos no culminaron ahí. «Posteriormente tuvimos el incendio en la casa de la calle Tucumán, donde falleció una señora en un departamento. Habrán pasado dos días cuando ocurrió el accidente en la curva de Cervantes donde fallecieron ocho personas, entre ellas dos o tres niños, cuatro personas mayores y un bebé de 15 días. Cuando lo saqué pensé que era un muñeco y luego me di cuenta que era un bebé».

¿Cómo se sigue después de una seguidilla como esta?

El año pasado contamos con docentes de la escuela de psicología que nos pidieron hacer la pasantía. Creo que ayudaron mucho. Hubo casos que me afectaron muchísimos. Pensé que nunca me iba a pasar después de tantos años de bombero. Quedé muy sensibilizado.

¿Es la primera vez que tuvieron asistencia psicológica?

Sí.

¿Qué pasa cuando un jefe llega a su casa después de mantener la moral alta del grupo?

Cuando pasó lo del bebé de la toma de las 250 Viviendas, llegué a mi casa y vi que mi familia estaba durmiendo. Tenía necesidad de contarle a alguien, pero preferí vivirlo solo, me senté y me largué a llorar.

Mientras no haya apoyo psicológico, se volverá a recurrir a la experiencia y temple de los bomberos más experimentados, aunque muchas veces, las tragedias también los superen anímicamente.

 

HUGO ALBIZUA

halbizua@rionegro.com.ar


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