Martin D’Andrea lleva a Plottier “Historias manija”

Martín D’Andrea, entre muchas otras cosas es profesor de Filosofía, recibido en la Universidad Nacional de Córdoba en 2015. Fue consejero estudiantil por dos años en la Facultad de Filosofía y Humanidades, y consiliario estudiantil por un año en el Consejo Superior de la UNC. Además del trabajo docente, hace “changas” cuando puede, porque es Técnico Electromecánico, recibido en la EPET N° 9. Juega al fútbol desde siempre. Televisión ya no ve: prefiere cantar, bailar, leer y escribir, esas son sus grandes pasiones.

Hoy, a las 20, en la Casa Museo del Dr. Plottier, presentará su libro “Historias manija” con entrada libre y gratuita. En diálogo con RÍO NEGRO, el joven autor se refirió a su obra.

P- ¿Cuándo y dónde naciste?

R- En 1987 nací en Cutral Co, pero a los cinco meses nos mudamos a Plottier.

P- ¿Siempre te dedicaste a escribir?

R- A los dieciocho empecé a escribir y en 2015 vieron la luz la mayoría de los textos que compondrían mi primer libro: “Historias manija”, planeados, en función de esa clave.

P- ¿Cómo surgió la idea de este libro?

R- La idea surgió cuando elegí ese nombre para un ensayo, donde me instaba a no volver a fumar cigarrillos, después de cinco días de abstinencia, y desde entonces surgieron textos espontáneos y otros más.

P- ¿Por qué decís “manija”?

R- Ser manija tiene que ver con el deseo exacerbado y la falta de autocontrol, propio de la adolescencia y particularmente de las nuevas generaciones, mucho más libres que las generaciones anteriores con respecto a los placeres, pero más esclavizadas también a su propio ego, a satisfacer sus propios deseos. El autocontrol de la voluntad, esa fuerza para hacer lo que no genera placer inmediato, es la nota ausente de este libro.

P- ¿Por qué elegiste el formato “cuento”?

¿El que sean relatos breves tiene que ver con la actualidad?

R- Como soy docente de secundario y terciario, sé que la cultura de leer perdió mucho terreno frente a la pantalla, por eso quise crear una literatura llana en vocabulario, con humor, breve y dinámica, algo que interese al adolescente de hoy: un material didáctico para el aula, que nos permita problematizar nuestra cultura, mientras ejercitamos pensamientos, imaginación y memoria, habilidades que brinda la lectura y que ninguna pantalla puede reemplazar.