Miedo
El siempre insatisfecho Isidoro Reyes está contento: “Mi mujer me quiere, vamos a viajar, trabajo de lo que me gusta… ¿qué más puedo pedir?”, se pregunta mientras toma un café en su departamento y escucha “Under pressure” cantada por Queen y David Bowie. Reyes cree que la vida es maravillosa aunque él a veces no logra disfrutarla del todo porque se distrae pensando en lo que podría llegar a salir mal o en lo que le falta. Hablando con su amiga Mariana, en un momento de incontinencia le soltó un sermón que ella escuchó sin interrumpir. –A veces uno se enfrasca en los pequeños problemas cotidianos y pierde de vista la situación general. Cuando pasa el tiempo dice: ‘Qué bien que estaba en tal o cual momento’. Pero mientras uno estaba en esos momentos se lamentaba y se fastidiaba por lo cotidiano: ‘Mucho trabajo’, ‘Mucho estrés’, ‘Siempre lo mismo’, ‘No tengo plata’, ‘Estoy cansado’… Al final, tal vez, creo, esa queja encierra un poco el miedo diario, además de una suerte de insatisfacción de pequeño burgués, ¿no? –¿Sabés leer la mente, acaso? –le respondió Mariana–. Es exactamente lo que me ha pasado por la cabeza. Es miedo, coincido. Acompañada por sus dos hijos, Mariana dejó Guadalajara y se instaló en Santiago de Chile para cursar una beca. Sintió mucho miedo no sólo en las primeras semanas sino también en los días previos al viaje. “Me agarró un ataque de pánico tremendo. Estuve a punto de decidir que no volaba”. Le pesaba empezar de cero en una ciudad desconocida y se preguntaba si sería capaz de hacerlo. Un par de meses después ella ve la situación de otra manera. “Qué más da que no tenga un departamento amplio. Cuando esté otra vez en Guadalajara seguro que diré: ‘Qué bueno que estuve en Santiago’. Ahora veo la panorámica de la ciudad y pienso que por suerte no me quedé en México. Me encanta admirar los Andes desde mi ventana”. Reyes cree que Mariana tiene razón, que dentro de unos años recordará con alegría y orgullo su beca en Chile. “Es que la vida es un poco como el sexo o el deporte: a veces da un poco de fiaca empezar pero después uno se siente mejor por haberlo hecho. Como dice mi amigo Abel, lo peor sería llegar a un punto de balance y tener que arrepentirse por no haberlo intentado”. –Es cierto –le dice Mariana. Es super mala onda cómo uno se enreda con cosas que no sabe ni siquiera si van a suceder o no. –Al final, poco sucede tal como planeamos. Hay que hacer las cosas.
Juan I. Pereyra @pereyranacho
Comentarios