Modalidad híbrida, el futuro de la Universidad en el país

Desde marzo de 2020 los estudiantes universitarios cursan de manera virtual. Esta semana, para pensar la segunda mitad del año, el Gobierno lanzó un programa de aulas híbridas con la idea de retomar las clases presenciales, aunque sea en parte.

Cuando se habla de presencialidad en las aulas, hasta ahora no se hablado de la Universidad. Es un sector de la educación argentina que, hasta ahora al menos, quedó al margen de las discusiones. Desde marzo de 2020 los estudiantes universitarios cursan de manera virtual. Esta semana, para pensar la segunda mitad del año, el Gobierno lanzó un programa de aulas híbridas con la idea de retomar las clases presenciales, aunque sea en parte.


Las aulas híbridas, un sistema en el cual se podrá combinar la presencialidad con la virtualidad en una misma cursada, será el formato hacia donde marcha la educación superior en la Argentina tras la experiencia de educación a distancia adquirida durante la pandemia de coronavirus, según informó el Ministerio de Educación.

La puesta en marcha de este formato está previsto que se inicie, junto con la vuelta paulatina a la presencialidad, en forma progresiva en el último cuatrimestre de este año, para lo cual se prevé una inversión de 1.500 millones de pesos en el marco del segundo Plan de Virtualización de la Educación Superior (VES 2).

La propuesta implica el fortalecimiento del software y hardware necesario para dar respuesta a las adecuaciones requeridas en la virtualización de la enseñanza.

Las aulas híbridas permiten el dictado de clases presenciales y virtuales al mismo tiempo, y facilitan el material grabado para su consulta permanente; esto se suma a una serie de recursos educativos digitales que están a disposición del alumnado y facilitan la interacción con profesores y ayudantes de cátedra.

“El impacto de la pandemia Covid-19 en las rutinas educativas: respuestas de las Universidades” así se llama la encuesta.


Rodolfo Tecchi, presidente del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), destacó que la pandemia “nos obligó a acelerar un proceso que se venía dando lentamente”. “Durante este tiempo, la mayoría de los profesores, incluso desde aplicaciones de su celular, estaban en contacto con sus alumnos. Sumado a eso, los campus y aulas virtuales aceleraron un proceso que de otra manera hubiera demandado entre cinco o diez años instalarse”, sostuvo el presidente del CIN.

El Ministerio de Educación nacional hizo una encuesta entre rectores, docentes, no docentes y estudiantes para medir la respuesta de las instituciones durante la pandemia. Si bien hay altos niveles de satisfacción, hay materias, contenidos y prácticas que requieren del regreso a la presencialidad.

“En el segundo cuatrimestre estamos plenamente confiados de que va a haber espacios de presencialidad. La campaña de vacunación ya está llegando a los docentes universitarios e incluso a algunos estudiantes y el clima va a mejorar”, planteó Jaime Perczyk, secretario de políticas universitarias durante la conferencia de prensa

Tecchi, por su parte, destacó que de acuerdo a la propia encuesta, que coinciden con apreciaciones del CIN, “están los alumnos que por situaciones insalvables no pudieron conectarse, pero también los estudiantes que sacaron una foto con algún celular, que les prestaron, al trabajo práctico que le encomendó su profesor” .

Estos son los resultados de la encuesta hecha entre estudiantes.


Luego indicó que en 2021 “tenemos registros mayores que teníamos antes de la pandemia en las carreras”. Para Perczyk, “lo que viene es una universidad distinta en Argentina y en el mundo”, y agregó que “contra lo que muchos piensan a nosotros nos parece que con la tecnología se va reforzar la presencialidad”.

“Vamos a ir la universidad a hacer cosas menos rutinarias, hay teóricos que serán sincrónicos o diacrónicos, y uno podrá ir a discutir, a producir o a presentar ponencias. La cuestión rutinaria va estar resuelta de otra manera”, destacó Perczyk.

Tecchi subrayó que las dificultades de asistencia a los alumnos “se concentraron en los primeros años, en los que a los alumnos les cuesta adaptarse”.

Y explicó que, “por contrapartida, en los últimos años de las carreras, se nota que la pandemia les permitió a los estudiantes dedicarse más al estudio y, los que tenían acceso a los recursos tecnológicos, era mucho mejor poder seguir desde la casa una clase que tomar un transporte público, ir a la facultad y estar un tiempo. Ahora podían seguir una clase desde sus casas”.


Algunas definiciones de las propuestas



La propuesta apunta a permitir que el docente dicte una clase en el aula con un grupo reducido de alumnos. Esa clase sería filmada y transmitida también en vivo para el resto de los estudiantes que concurran a través de Zoom. A su vez, la clase quedaría grabada y subida a un repositorio junto a otro material, con vías de comunicación para facilitar la interacción entre los alumnos y profesores.

Los casi 1.500 millones de pesos de inversión se destinarán a la adquisición de recursos y dispositivos tecnológicos, a la capacitación a los docentes y virtualización, a las adecuaciones edilicias necesarias al soporte técnico para que las aulas híbridas funcionen.

Lo que surge de las encuestas es que la gran mayoría de autoridades, personal y estudiantes está satisfecho con la respuesta a la pandemia que dio la universidad. Casi 7 de cada 10 docentes encuestados (67%) respondió que estaban “satisfechos” y “muy satisfechos”. En la misma sintonía, los estudiantes y trabajadores no docentes manifestaron similar o aún mayor conformidad (72% los primeros y 76% los segundos)


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