Neuquén 2020: ¿¡ya!?

Rubén Etcheverry*


El agotamiento inminente de los recursos no renovables no existe como tal. Ha permutado por la transición hacia el final del uso del petróleo y gas como principal fuente energética.


Sí, ya. 2020. Parecía tan lejano cuando hace 23 años planificábamos la reconversión productiva de la provincia. “(…) Esto llevará mucho tiempo, una generación al menos, pero en algún momento hay que empezar. Este es el momento”, nos subrayó Felipe Sapag al encomendarnos la tarea de construir una visión a largo plazo de Neuquén.

Las puebladas de 1996 marcaron un hito. El monoproducto petrogasífero y la apresurada privatización de YPF generaron una crisis sin precedentes en la comarca. Una provincia quebrada, endeudada y que había dilapidado las joyas de la abuela. Planteé, en la coyuntura como medida de emergencia y reparación histórica, ofrecer el único yacimiento valioso que en aquel entonces disponía la provincia: El Mangrullo, a los municipios de Cutral Co y Plaza Huincul para paliar la situación de quienes más sufrían. Don Felipe lo ofreció a la mesa de negociación y comenzó a transitarse la salida.

Pero surgía la necesidad de generar esperanza, de construir porvenir. Fue así que el gobernador nos convocó a repensar el destino de la provincia. Conformamos un equipo interdisciplinario con Luis Felipe, Negretti, Sabio, Ferracioli, Romero Oneto, y muchos otros calificados técnicos de la provincia y del exterior bajo la coordinación de Martínez Guarino a cargo del Copade.

Vaca Muerta genera incertidumbres, y no alcanza a todos y para todos los neuquinos.

En 1997 completamos el Plan Neuquén 2020. Crisis y oportunidad. Un documento de trabajo para el desarrollo sostenible de la provincia que enunciaba un nuevo paradigma. Un buen puntapié inicial. Implicaba seriedad, mesura, responsabilidad fiscal. Una herramienta para cuestionarnos y de debate. Que comprendía la finitud de los hidrocarburos y planteaba otros escenarios, como la agroindustria en el porvenir neuqueniano.

Un proyecto pionero basado en escenarios más que en mirar por el espejo retrovisor, donde ya se planteaban conceptos que aún hoy están vigentes, aunque la planificación actual es mucho más dinámica y flexible, por la velocidad de los cambios políticos y las disrupciones tecnológicas.

Muy poco tiempo después, Sobisch se encargó de anular el Plan. Propenso a mostrar resultados inmediatos, a gastar ya y a cuenta bajo el pretexto de la política puso fin a la iniciativa. Nada ajeno a nuestros apetitos de soluciones mágicas que nos saquen de las terapias intensivas que nos generan las crisis recurrentes sin soluciones ni visiones de fondo.

Chandler nos define la planificación estratégica como un proceso sistemático de desarrollo e implementación de planes para alcanzar propósitos u objetivos. Estrategia es la determinación de los objetivos a largo plazo y la elección de las acciones y la asignación de los recursos necesarios para conseguirlos.

Hoy tenemos Vaca Muerta. Una de las premisas de aquel entonces: el agotamiento inminente de los recursos no renovables no existe como tal. Ha permutado por la transición hacia el final del uso del petróleo y gas como principal fuente energética. El cambio climático y la gran baja de los costos de las energías renovable así lo indican.

El pensamiento va hacia el futuro, pero la emoción se siente y se vive en el presente. En cómo anticiparse de la escritora y psicóloga Celia Antonini nos expresa: “De una forma u otra, ninguno de nosotros puede saber qué nos pasará mañana. Pero si estamos atentos al contenido que proyectamos para nuestro futuro, sin lugar a dudas, sabremos qué nos pasará hoy”.

El fondo contracíclico Bandoneón que plantea el gobernador Gutiérrez aún no se ha implementado. La dependencia de los hidrocarburos en Neuquén no se ha modificado. ¿Seremos capaces como ciudadanía, como dirigencia política, tan enfrascados en el ahora, en resolver las coyunturas, de crear nuestra agenda, nuestra brújula y a mantener ese rumbo e irlo ajustando?

Estamos a tiempo de volver a plantearnos ideas fuerza, señales firmes hacia un futuro sostenible y cimentar una agenda que se convierta en políticas de estado. Vaca Muerta genera incertidumbres, y no alcanza a todos y para todos los neuquinos. Neuquén 2020 fue el sueño de un joven de 80 años que sabía de antemano no iba a estar hoy. Una propuesta para deliberar en esta época de fiestas, balances y proyecciones.

*Ingeniero, secretario de Energía de la Provincia de Neuquén en el gobierno de Felipe Sapag 1995-99


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