Neuquén espera duplicar su población en 10 años

<span style="text-transform:uppercase">Son datos oficiales estimados por la provincia a través del Copade. Es el insumo “real” con el que el gobierno planificará el desarrollo de Vaca Muerta y su impacto en la región.</span>

EL EMBUDO

Transitar sobre la Ruta 7 cualquier día de semana entre las 7 y las 9 de la mañana se convirtió en una aventura. Aquel camino de doble vía pensado para el futuro ya es puro pasado: sus cuatro carriles no dan abasto para afrontar el tráfico diario, potenciado de forma exponencial por el desarrollo de Vaca Muerta.

La postal, cotidiana para cualquier neuquino o rionegrino que recorra estas latitudes, alcanza para mostrar el embudo en el que quedó sumergida la región con el boom no convencional. Y la presión sobre la infraestructura amenaza con ponerse peor.

Según un estudio realizado por el Copade, la población provincial de Neuquén se duplicará en una década. Para afrontar ese aluvión hará falta construir unas 14.000 casas por año. El tránsito de esos nuevos habitantes, sumado a las mayores cargas, exigirá 1.600 kilómetros nuevos de redes viales y más 80 kilómetros de vías de trenes para apuntalar la zona.

Ésta es tan solo una más de las tantas proyecciones realizadas para la región. Hace dos semanas, el consultor Alex Fleming de Ernest & Young (E&Y) pintó un panorama aún más preocupante, proyectando a la región el modelo de desarrollo que tuvo Eagle Ford, la primera formación estrella de Estados Unidos. En cinco años, la producción de gas y petróleo de Vaca Muerta se duplicará. Con ella, se incrementarán en 70.000 los viajes de camiones de larga distancia y se requerirá un 20% más de conductores full time.

Los números de demanda laboral, vengan de donde vengan, hablan de un incremento de decenas de miles de puestos por año. Ni con un “baby shale boom” la región podrá abastecer esos niveles, por lo que se esperan importantes migraciones. Cómo será la interacción de esos nuevos valletanos con las estructuras políticas e institucionales de la región, es un misterio.

Las consultoras Accenture y E&Y, la Cámara Argentina de la Construcción, el Instituto Argentino del Petróleo y el Gas (IAPG) y el propio Copade tienen sus proyecciones. Aunque basadas en distintos modelos y con una serie importante de presunciones, todas coinciden en algo: el futuro ya llegó. La realidad de Neuquén y Río Negro fluye por el agujero de ese embudo y nada hace prever que en el corto plazo el panorama cambie.

La carrera contra el efecto Vaca Muerto exigirá otra visión, otro panorama. El ritmo de viviendas para atender la demanda será imposible si no se cambia el ladrillo por la construcción en seco. ¿Lo aceptará la Uocra? ¿Qué dirán las constructoras, las cementeras y los corralones?

Del mismo modo, el tránsito será inviable si no se apuesta a las multitrochas, al uso de un tercer carril para vehículos pesados o al ferrocarril para las cargas.

Afrontar la demanda de personal se convertirá en una quimera si no hay capacitación conjunta entre empresas, Estado y gremios.

La experiencia en Estados Unidos indica que no hay modo de seguirle el ritmo al desarrollo privado sin un trabajo conjunto. Y aun así puede que haya que acostumbrarse a mirarle la espalda.

Para afrontar ese aluvión hará falta construir unas 14.000 casas por año #RíoNegroEnergía

¿Quién piensa en todo esto desde la esfera pública? El Copade fue el organismo que históricamente se encargó de esa tarea. Para su titular, Sebastián González, “la planificación la hacemos todos los días”. “Estamos en una etapa de desequilibrio típica de cualquier crecimiento acelerado. Es como el cuerpo humano cuando crece. Pero sabemos que vamos hacia el mejor en el futuro, hacia algo distinto”, indicó.

González indicó que todos los organismos del Estado cuentan con el diagnóstico del Copade y sobre la base de eso planifican. Pero indicó que no es sólo responsabilidad de Ejecutivo, sino que el sector privado y la sociedad civil deben sumarse al desarrollo. “Lo que tenemos que empezar a trabajar es cómo repartimos las cargas”, definió el funcionario.

Tensiones políticas

Las tensiones serán inevitables y se mostrarán en distintos frentes. “Nos molesta mucho cuando vienen consultores de afuera o académicos de adentro que tienen poca conexión con la realidad a decir que a Vaca Muerta le quedan dos años para desarrollarse o esto será caos”, se quejó González. “Es una burda mentira que agitan para conseguir contratos de consultoría”, disparó.

Veladamente, el funcionario se refería a Alex Fleming, que la semana pasada ofreció un semiapocalíptico panorama sobre el impacto que tendrá el desarrollo shale durante un foro petrolero que se realizó en el Espacio Duam. Siempre con la cabeza puesta más en la reducción de costos de las empresas que en el bienestar social (o en todo caso pensado este último como un paso necesario para el primero), el consultor señaló que la infraestructura local no aguantará el golpe. Y puso plazos: los próximos dos años serán claves para evitar un cuello de botella mayor.

Aun con estos matices, Fleming posó la mirada en un aspecto poco señalado. Indicó que existe un embudo en los 1.200 kilómetros que separan a Buenos Aires de Neuquén. La alta dependencia de insumos importados y el unitarismo portuario de Buenos Aires amenazan con convertir los caminos a la Capital (vía Santa Rosa o Bahía Blanca) en un infierno vial.

Según el experto, sólo 15 minutos de demora pueden hacer variar el costo de una operación. Las soluciones pasan por mejorar la infraestructura vial, pero también por desarrollar proveedores o estructuras de stock cercanas a los pozos. La proximidad en el mundo shale es un negocio.

Por otro lado, sugirió que se evalúe potenciar el puerto de Bahía Blanca, más cercano a la zona núcleo de Vaca Muerta.

“Pueden hacerlo mejor que nosotros”, sentenció el estadounidense, ante un auditorio de empresarios y funcionarios públicos.

El tránsito exigirá 1.600 kilómetros nuevos de redes viales y más 80 kilómetros de vías #RíoNegroEnergía

Algunos minutos más tarde expuso en el mismo foro el ministro de Energía, Alejandro Nicola. El funcionario puso el foco en el crecimiento que generará Vaca Muerta sobre la base de los datos del Copade. “Se necesitarán servicios en cantidad y en calidad para soportar el crecimiento que vamos a tener”, alertó.

También ofreció un detalle de las obras que realiza la Provincia. No existe por estas horas un plan unificado, algo así como el viejo plan “Neuquén 2020”. Tampoco un número consolidado sobre cuánto dinero se invertirá para acompañar la vorágine del shale.

Sólo para la zona de Añelo, Nicola detalló obras eléctricas (sobre todo un transformador en Loma Campana), un acueducto y la vinculación entre las rutas 7 y 17 que aún no arrancó. Este paquete totaliza los 335 millones de dólares.

Curiosamente, algunos días más tarde, YPF convocó a una recorrida por obras que hizo en Añelo en el marco del plan de desarrollo para la localidad. En este caso fue un acueducto y una planta potabilizadora.

Hace algunas semanas, el gobierno informó sobre la repavimentación de la Ruta 51, que bordea los lagos Mari Menuco y Barreales. El tránsito petrolero convirtió ese camino en un campo minado. En tanto, habrá que esperar al menos dos años para las cuatro manos en esa zona caliente. La obra pública se toma su tiempo.

roberto aguirre

robertoaguirre@rionegro.com.ar

la zona urbana de Neuquén, Cipolletti y ciudades aledañas crecerá de forma marcada en la próxima década.

Datos

Para afrontar ese aluvión hará falta construir unas 14.000 casas por año #RíoNegroEnergía
El tránsito exigirá 1.600 kilómetros nuevos de redes viales y más 80 kilómetros de vías #RíoNegroEnergía

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