El tesoro más codicionado de la ciudad: todos se disputan la barda

En el área protegida Parque Bardas Norte se intentan preservar la flora y fauna. Alrededor proliferan los nuevos loteos y el temor a debilitar los taludes.

El área natural Parque Bardas Norte de Neuquén abarca 500 hectáreas, lo que representa poco más del 10% de la superficie total de la ciudad de Neuquén. Para dimensionar su extensión se podría decir que su superficie equivale a 11 ciudades del Vaticano. Pero los especialistas dicen que por su tamaño, no tiene fines de conservación de la biodiversidad y que su importancia radica en la accesibilidad que otorga a la comunidad, para estar en contacto con un medio natural.

La existencia de senderos que recorren la barda permite la práctica del senderismo. Se conjuga así vida al aire libre, el deporte y el disfrute de un entorno natural de gran belleza.

Por estas razones cualquier intervención que se realice sobre la barda genera preocupación en distintos sectores de la sociedad. Ambientalistas y deportistas temen perder el ecosistema natural, los barrios que se encuentran debajo del área natural protegida conviven con el miedo a las inundaciones al ver que se modifican los taludes cuando no existen escurrideros suficientes para contener el agua de lluvia.

Se llaman “servicios del ecosistema” a los recursos que el ambiente natural ofrece a los seres humanos. “Dentro de ellos están el aire puro, el bienestar; en definitiva la conexión de animales que somos con la naturaleza, entonces este lugar provee de bienestar, tanto es así que la gente se revela ante una situación como la que está ocurriendo en estos días a causa del desmonte del área, porque lo usa y se siente bien al usarlo”, explicó la bióloga y autora de libros de naturaleza nativa, Victoria Bisheimer.

En el arcilloso suelo de la barda se pueden encontrar más de 100 especies de plantas autóctonas. Entre ellos dominan la jarilla, el alpataco, el matacebo, el chañar y el chañar brea y el sampa, pero también se pueden apreciar algunas herbáceas como la grindelias, muy similares a las margaritas pero de color amarillo “que no tienen buen olor, pero que son vistosas”.

La fauna nativa de la barda está integrada por zorros grises y colorados, los primeros son los más sociales; roedores, lagartijas y culebras. Centenares de aves como las calandrias, el zorzal, el tordo patagónico, las lechuzas, jotes y caranchos. También viven allí las liebres europeas, que fueron introducidas por el hombre.

Con la urbanización la vida tranquila de estas especies se ven amenazadas; unos modifican el lugar donde anidan y otros se adaptan más fácilmente a la presencia del hombre.

El caso típico es de los zorros que acostumbrados a la presencia humana se acercan en busca de comida. Pero esto también es un problema porque la gente les da alimentos que no son aptos para esa especie.

La Multisectorial para la Defensa del Parque Regional Bardas Norte suma otra razón más para protestar por el avance de obras en el área natural protegida Parque Bardas Norte.

Los vecinos de Rincón de Emilio aún recuerdan el temporal del año pasado que dejó anegadas todas las calles del barrio. Con los movimientos de suelo que se registraron en septiembre pasado, que no estaban autorizados y que avanzaron sobre el área protegida sin estudio de impacto ambiental ni supervisión municipal, puso en alerta a los habitantes del barrio ribereño.

El año pasado presentaron un amparo en la justicia por el daño que sufrieron debido a obras ejecutadas con supervisión de la secretaría de Ambiente en la pista de Motocross. Según los vecinos estas modificaciones del suelo provocaron que un alud de barro ingresara por una de las cales principales de ingreso a Rincón de Emilio. Ahora arremeten contra un desmonte que habría modificados los talud de barda.

A defender el valor

de la naturaleza

La bióloga Victoria Bisheimer explicó por qué los vecinos de la ciudad defienden la barda y su belleza natural. Existe un componente psicológico en el ser humano que lleva a proteger aquellos lugares donde uno se siente a gusto.

La especialista explicó que “más allá de la vida que existe en la barda, las dimensiones de Parque Norte no tendrían fines de conservación de la biodiversidad de un medio ambiente”.

Sin embargo, aseguró, “la defensa del espacio se debe a que tiene una importancia social fundamental porque ese tipo de espacio que está inmerso en la sociedad de Neuquén, permite que en cinco minutos uno pueda sentirse en medio de la naturaleza. Si te metes en medio de la barda no escuchas autos, escuchas a los pájaros. Eso te da bienestar espiritual”, finalizó. Esto se confirma con la gran cantidad de gente que a diario recorre los senderos de Parque Norte, como deporte o en busca de recreación.

Cuando se modifica el desagüe natural de un cañadón, el agua busca otro lugar por donde escurrir. Esto puede traer consecuencias no previstas.

Convivir con el miedo a las inundaciones

La Multisectorial para la defensa del Parque Regional Bardas Norte, se conformó como respuesta al desmonte de la barda que se produjo en las últimas semanas.

“El 24 de octubre pasado se cumplió un año de la inundación y el alud de barro que se nos vino encima, por el desastre que hizo el municipio. En el recurso de amparo por la pista de motocross que está en el juzgado N°1, hay una pericia que determinó que una obra mal hecha y mal planificada por el municipio con la supervisión de la subsecretaria de Ambiente, nos causó un daño tremendo. Hubo un alud de barro entrando por la calle América Central”, señaló Hugo Aguzín, referente de los vecinos del barrio Rincón de Emilio.

“Como vecinos del barrio estamos preocupados, porque cuando empezamos a ver movimientos de suelo en la barda, nos empezamos a preguntar qué planificación y estudios hay. El relato de los propios funcionarios fue que no había de que preocuparse, seguimos preguntando, no nos respondían nada. Ahora el municipio sale a decir que la obra no estaba autorizada, que estaba todo mal. Entonces cómo es esto”, se preguntó el vecino. Hay un amparo ambiental por el desmonte en la justicia.

El área natural protegida abarca unas 500 hectáreas, que representan poco más del 10% de la superficie total de la ciudad capital.

“Lo que ocurrió con el último movimiento de suelo en la barda fue que no hubo un procedimiento de evaluación de impactoambiental”.

Andrés Rabassa, director del área Ambiente de la Defensoría del Pueblo.

El daño

Datos

Cuando se modifica el desagüe natural de un cañadón, el agua busca otro lugar por donde escurrir. Esto puede traer consecuencias no previstas.
El área natural protegida abarca unas 500 hectáreas, que representan poco más del 10% de la superficie total de la ciudad capital.
“Lo que ocurrió con el último movimiento de suelo en la barda fue que no hubo un procedimiento de evaluación de impactoambiental”.
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Metros cuadrados del área protegida Parque Bardas Norte. Datos de la Defensoría del Pueblo.
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metros cuadrados se desmontaron en un terreno privado, ubicado al oeste del barrio Rincón de Emilio.

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