Nivel medio-universidad: Grandes distancias, Por María Isabel Colombatto 17-11-03

La universidad presenta la complejidad propia de una institución cuyo objetivo final es la formación de profesionales especializados. Por este motivo para llegar a ese nivel, mantenerse en él y graduarse, es necesario haber cursado el nivel anterior con la profundidad y la dedicación que la continuidad de estudios requiere. De manera tal que los estudiantes de nivel medio durante el transcurso de la escuela secundaria necesitan adquirir conocimientos, metodologías de estudio y conductas apropiadas que puedan garantizar el éxito en los aprendizajes futuros.

El artículo publicado por este diario titulado «El 75% de los universitarios fracasa en el primer año» muestra la gran diferencia que existe entre el nivel medio y las exigencias del nivel universitario. Hay distancias abismales, lamentables y llamativas si se tiene en cuenta que uno es continuidad del otro.

La escuela secundaria debería ser la base del nivel siguiente, si fuera así sus egresados se incorporarían sin mayores obstáculos. La realidad nos muestra a jóvenes condicionados por la escasez de conocimientos, de vocabulario y de habilidades intelectuales y con incapacidad para abordar la diversidad, complejidad y cantidad de material bibliográfico requerido en las distintas carreras universitarias.

Generalmente, el ingresante a primer año vive con sorpresa las exigencias del nivel superior; se hacen evidentes las limitaciones que tiene para organizar los tiempos que demandará el estudio del material que pertenece por ejemplo al primer parcial.

Hay conductas propias de la escuela secundaria como es estudiar de fotocopias sin conocer los autores, aprender contenidos de memoria, vivir como una tortura la incorporación de un nuevo aprendizaje, mostrar desinterés y poco esfuerzo…

No está de más reflexionar acerca de ciertas expresiones muy conocidas en el ámbito universitario, como es por ejemplo la que hace referencia a la falta de lugar a principio de año y que se soluciona después del primer parcial porque la mayoría desaprueba. En cada banco vacío queda la marca de una persona que no logró su meta…

Sin hábitos de estudio, sin base de conocimientos adecuados, sin un vínculo positivo con los aprendizajes; ése es el perfil que más se repite en los jóvenes que llegan a las aulas de nuestras universidades.

En la era del conocimiento, dejar de lado la ciencia y sus adelantos es sinónimo de un futuro de país estancado, con población descalificada y con una mochila de frustraciones…

Los adolescentes y jóvenes con capacidades normales pero en estado de vida latente, ociosas y dormidas durante los años de la escuela secundaria, explicitan las falencias de este letargo al llegar al curso de ingreso o al primer año de la universidad. Estos mismos estudiantes incentivados mediante estrategias adecuadas que presenten los conocimientos de manera interesante para su vida, vencen los obstáculos y ponen en marcha toda esa energía desaprovechada y tan abundante a esa edad.

Por todo lo expresado es necesario tomar con seriedad el nivel medio, desarrollar una política educativa integral con una currícula que termine con estos contrastes y distancias. La problemática es tan evidente y conocida, que no necesita diagnóstico pero sí lineamientos claros, comprometidos y ejecución eficiente. Sólo así podremos evitar seguir siendo el último vagón en materia educativa.

 

 

(*) Profesora


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